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Domingo, 10 de julio de 2011
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Setentismo

Por Claudio Scaletta
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Hablar de una falsa agenda post eleccionaria en la que machaca una porci贸n del establishment econ贸mico y los medios hegem贸nicos presupone la existencia de otra: la verdadera. Las agendas, por supuesto, siempre son sospechosas de reflejar s贸lo los gustos de quienes las formulan, pero no todo es subjetividad. En econom铆a existen los hechos. Como ya defin铆a William Petty en el temprano siglo XVII: es posible razonar a partir de 鈥渘煤meros, cantidades, pesos, medidas鈥.

El modelo econ贸mico iniciado en 2002, primero desordenadamente y despu茅s de 2003 con mayor consistencia, parti贸 de asumir un dato constituyente de la econom铆a local: la existencia de una Estructura Productiva Desequilibrada (EPD). Es decir, con un sector primario m谩s productivo que el industrial debido, principalmente, a la fertilidad del suelo.

Siguiendo formulaciones setentistas, las publicadas por Marcelo Diamand en 1973 (Doctrinas econ贸micas, desarrollo e independencia), se recurri贸 a dos instrumentos b谩sicos de pol铆tica: los tipos de cambio diferenciales (retenciones m谩s altas al sector de mayor productividad) y compensaci贸n de la devaluaci贸n v铆a subsidios. As铆, a la vez que el tipo de cambio favorable permit铆a la recuperaci贸n de las exportaciones de todas las econom铆as regionales, tanto las de base agraria como las industriales, retenciones y subsidios posibilitaron el sostenimiento de la demanda interna. Un verdadero c铆rculo virtuoso que gener贸, a distintas velocidades, la expansi贸n y mejora del empleo y la distribuci贸n del ingreso. Para no abrevar en el falso dilema agro-industria (falsedad ya formulada por la explicaci贸n diamandina) es necesario subrayar que la recuperaci贸n exportadora no fue s贸lo de la industria, sino de todos los sectores. Dicho en t茅rminos electorales: por eso el campo vot贸 a Cristina en 2007 y muy probablemente vuelva a hacerlo en 2011.

Salvo en la trasnochada visi贸n de algunos economistas noventistas, esos que a帽oran la prevalencia de la magia ordenadora de 鈥渓os mercados鈥, que hoy determinar铆an un tipo de cambio 鈥渇inanciero-sojero鈥 recontra bajo, hoy no existen mayores controversias sobre este camino. Pero visto a casi 40 a帽os de la publicaci贸n de la obra de Diamand y a medio siglo de las primeras discusiones, resulta de inter茅s recordar que estas ideas econ贸micas, no surgieron en el vac铆o, sino que fueron parte de un igualmente viejo debate de la econom铆a local: el de la industrializaci贸n sustitutiva de importaciones y las crisis c铆clicas del balance de pagos.

La secuencia de entonces era que la econom铆a crec铆a, aparec铆a la inflaci贸n, se produc铆a un deterioro cambiario y recrudec铆a la puja distributiva que, por lo general, se resolv铆a con una devaluaci贸n. En la producci贸n, en tanto, ocurr铆a que la industria demandaba insumos importados que se compraban con las divisas que, mayoritariamente, generaban las exportaciones agropecuarias (lo que desde siempre dio p谩bulo a la idea falsa del 鈥渃ampo鈥 como generador de 鈥渞iqueza鈥). Diamand sosten铆a que la limitaci贸n de esta industrializaci贸n 鈥渟ustitutiva鈥 era que cuanto m谩s crec铆a demandaba proporcionalmente m谩s insumos importados, agudizando la restricci贸n externa y desencadenando las crisis. Interpretaba que no alcanzaba con proteger la producci贸n fabril de las importaciones, sino que era necesario, tambi茅n, promover sus exportaciones. Ya a fines de los 鈥80 remarcaba que no bastaba con 鈥渜uerer desarrollar el mercado interno鈥, sino que era necesario 鈥渃onseguir las divisas para subsanar las restricciones que lo traban鈥. El papel de las exportaciones, explicaba, no es reemplazar el consumo interno, 鈥渟ino proveer combustible necesario para que pueda mantenerse y crecer鈥.

Una extrapolaci贸n al presente de estas ideas, en particular de la secuencia pendular que entra帽a la aparici贸n de la restricci贸n externa, no es posible sino a trav茅s de un largo listado de diferencias, tanto del contexto global como del local. Sin embargo, tras la fuerte expansi贸n iniciada en 2003, a partir de 2007 las viejas tendencias comenzaron a reaparecer: inflaci贸n, deterioro cambiario, reducci贸n del super谩vit comercial, recrudecimiento de la puja distributiva y, tambi茅n, presiones devaluatorias para resolver los desequilibrios.

En Ensayos en honor a Marcelo Diamand (P. Chena, N. Crovetto y D. Panigo, compiladores), de reciente publicaci贸n, Fabi谩n Amico y Alejandro Fiorito destacan algunos riesgos ya se帽alados por Diamand. En particular, uno de los principales problemas 鈥渃aracter铆sticos鈥 de las EPD, que 鈥渆l salario real puede crecer y la moneda dom茅stica apreciarse m谩s all谩 del punto en el cual el sector industrial pierde su competitividad ya que existe otro sector (primario) m谩s productivo por razones de dotaci贸n natural que lo permite desde el punto de vista del equilibrio externo鈥. Esta posibilidad, que mientras dura baja la conflictividad pol铆tica y el riesgo de la inflaci贸n cambiaria (la desatada por al devaluaci贸n en un escenario de puja distributiva), es el marco de los ciclos de stop and go y es, a su vez, el 鈥済ran dilema鈥 de las EPD: 鈥淓l objetivo de una mayor inclusi贸n social a trav茅s de un mayor nivel de actividad y de empleo (...) puede aparecer como contradictorio con el sostenimiento mismo de la paridad cambiaria real debido al ajuste salarial que, tarde o temprano, sigue a la reducci贸n paulatina del desempleo鈥. Y es precisamente de este dilema de donde surge, primero, la explicaci贸n de la inflaci贸n por puja distributiva y, luego, la aparici贸n de la restricci贸n externa por revaluaci贸n cambiaria.

Cualquier coincidencia de estos procesos con el presente no es s贸lo casualidad. El gran debate de la 鈥渁genda verdadera鈥 es qu茅 hacer para conducir las nuevas viejas tendencias

jaius@yahoo.com

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