El accidente ferroviario que dej贸 medio centenar de muertos ocurri贸 hace apenas cinco d铆as. Desde entonces, fueron exhumados todos los antecedentes del servicio que condujeron a la desgracia. Viejas y nuevas denuncias, auditor铆as, investigaciones. Por una vez, la cadena de medios privados no debi贸 forzar su tradicional deshonestidad intelectual para titular. Muchos, algunos con justeza, se anotaron para decir que ten铆an raz贸n.
Sin embargo, las p谩ginas escritas en los 煤ltimos cinco d铆as no agregaron un solo dato nuevo a los conocidos un segundo antes del choque fatal en la estaci贸n Once. Las primicias estaban todas en Internet. Nadie se de-sayun贸 con que la situaci贸n del transporte ferroviario urbano de la Capital se encontraba y encuentra al borde del colapso por razones m煤ltiples. Desde la multiplicaci贸n de la poblaci贸n transportada como resultado de la expansi贸n econ贸mica hasta la subinversi贸n y la virtual obsolescencia de la infraestructura, con rieles de los a帽os 鈥30 instalados por los ingleses y vagones de los 鈥50 y 鈥60. Lo 煤nico nuevo fueron los muertos. Y cuando la muerte, mayoritariamente de trabajadores, es tanta y tan in煤til, interpela.
Si el debate econ贸mico antes y despu茅s del 54 por ciento de los votos pivoteaba sobre el verdadero alcance de la profundizaci贸n del modelo, hoy el escenario cambi贸 radicalmente. Hablar, por ejemplo, de las restricciones macroecon贸micas en un contexto de crisis global no se volvi贸 irrelevante, pero s铆 accesorio. Algunas preocupaciones fiscales o metodol贸gicas hasta suenan diletantes. Ya no alcanza pensar la profundizaci贸n en t茅rminos de la necesaria sinton铆a fina, del nivel del tipo de cambio o de la sustituci贸n de insumos importados.
Una nueva lectura se volvi贸 un铆voca: profundizar el modelo s贸lo puede significar apoyarse en el inmenso respaldo popular que sostiene a la actual administraci贸n para recuperar la 茅pica de la acci贸n de gobierno y terminar sin dilaciones con la herencia de los 鈥90 y, a la vez, construir una herencia nueva.
La historia reciente es fuente de inspiraci贸n. Desde 2003 las acciones positivas del kirchnerismo pueden describirse a trav茅s de sus hitos: Antes de 2008, la renegociaci贸n con quita de la deuda p煤blica y la liberaci贸n del tutelaje de los organismos financieros internacionales, que en conjunto otorgaron el sensible aumento de grados de libertad de la pol铆tica econ贸mica que dio lugar al crecimiento del Producto y del empleo. Despu茅s, el giro progresista iniciado con la recuperaci贸n de los fondos previsionales v铆a eliminaci贸n de las parasitarias AFJP, la subsiguiente posibilidad de la Asignaci贸n Universal por Hijo y la recuperaci贸n de Aerol铆neas Argentinas. Luego, el tiempo se detuvo en la instancia preelectoral y a partir de 2012 la discusi贸n pareci贸 volverse meramente t茅cnica: por ejemplo, sobre las restricciones de la macroeconom铆a que pueden impedir la continuidad del crecimiento.
La pregunta, entonces, es cu谩les ser谩n los nuevos hitos econ贸micos por los que ser谩 recordado el segundo gobierno de CFK. Seguramente no nacer谩n de las cuestiones meramente t茅cnicas, cambiarias o fiscales, 鈥渓as reglas de la buena administraci贸n鈥 de las que gustan hablar los economistas de la corriente principal. Como en un GPS que se sale de ruta, hay datos muy concretos para recalcular el nuevo camino. La continuidad del desarrollo con inclusi贸n enfrenta problemas estructurales serios. Por ejemplo, la significativa p茅rdida del autoabastecimiento de energ铆a y una infraestructura de transporte ferroviario obsoleta. En ambas materias, energ铆a y trenes, se lleg贸 a la situaci贸n actual no s贸lo por la herencia noventista, sino porque el kirchnerismo no quiso romper completamente con ella y opt贸 por modelos 鈥渕ixtos鈥, con una mayor intervenci贸n del Estado, pero manteniendo el gerenciamiento privado. Los casi 10.000 millones de d贸lares destinados en 2011 a importar combustibles y, con mucho mayor dramatismo, el medio centenar de muertos de la estaci贸n Once marcan los l铆mites de este camino. Fracaso que se manifiesta en un com煤n denominador central para ambas 谩reas: el gigantesco d茅ficit de inversiones. No habr谩 mejoras de mediano plazo en ninguna de estas dos 谩reas si no se produce un vuelco en las inversiones sectoriales. Un cambio de l贸gica incompatible con las tasas de ganancia de corto plazo que demanda el capital privado. Es indispensable preguntarse por qu茅 si las firmas que gestionan estas 谩reas estrat茅gicas de la econom铆a no invirtieron en el pasado lo har谩n en el futuro.
No se trata de que las empresas sean buenas o malas, tales valoraciones son extraecon贸micas, si no de la l贸gica de acci贸n de los actores en el marco de una econom铆a capitalista. Parte del fracaso del modelo mixto post 2003 se bas贸, precisamente, en la creencia en el falso paradigma que supone la posibilidad de empresarios actuando con conciencia nacional y estrat茅gica m谩s organismos p煤blicos de control que pongan l铆mite a posibles desv铆os. Con prescindencia de matices y grados de responsabilidad es un error enojarse hoy con los 鈥淏rito鈥, los 鈥淓skenazi鈥 o los 鈥淐irigliano鈥. En Argentina y en el mundo, los empresarios act煤an con la l贸gica del capital y est谩n compelidos a seguir haci茅ndolo si quieren subsistir como tales.
Los procesos de desarrollo no pueden dejarse librados a la voluntad de los empresarios. Es necesario pensar en t茅rminos econ贸micos, no volitivos, y asumir que la recuperaci贸n de un sistema federal de trenes eficiente y del autoabastecimiento energ茅tico demanda un nivel de inversiones que nunca podr谩 ser generado bajo la l贸gica del capital privado. En consecuencia, resulta indispensable la estatizaci贸n o la creaci贸n de nuevas empresas p煤blicas que se encarguen de estas 谩reas. No se trata de inventar la p贸lvora, sino de emular el funcionamiento de empresas como Pdvsa o Petrobras o de observar que los ferrocarriles son p煤blicos pr谩cticamente en todo el mundo, en especial all铆 donde son modernos y eficientes. Los recursos para la transformaci贸n existen. El capital necesario para estos proyectos es el trabajo argentino. La clave es la voluntad pol铆tica para recuperar YPF y Ferrocarriles Argentinos, las dos privatizaciones m谩s desastrosas de la 煤ltima d茅cada del siglo XX y las dos firmas s铆mbolo del desarrollo del pa铆s anterior a la 煤ltima dictadura. Recuperaciones que bien podr铆an ser los hitos, la herencia, del segundo gobierno de CFK
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