Si se sobrevuela la agenda econ贸mica aparecen r谩pidamente tres dimensiones de an谩lisis.
- La primera es el mundo de los medios, la parafernalia de mensajes asustando con El Perseguidor de la AFIP, El Bloqueador de importaciones de Comercio Interior, con cepo cambiario incluido, el Gran Hermano Estado ahogando a los emprendedores con presi贸n tributaria y la supuesta imparable declinaci贸n de la econom铆a empujada por el 鈥渕al clima鈥 de negocios, el resultado inevitable de no avenirse a la voluntad de los poderes financieros que conducen el capitalismo global.
- La segunda dimensi贸n, bajo la hojarasca, es el mundo de los indicadores, el que surge del an谩lisis sereno de los datos, entre los que se destacan el freno de la industria en el segundo trimestre como espejo de la lenta recuperaci贸n del super谩vit comercial, o al rev茅s, es decir; incluyendo el debate sobre si la econom铆a se fren贸 porque se importa menos o viceversa. A ello se suma la indagaci贸n de si el problema es de praxis interna, de mundos que se caen o de simples precios y vol煤menes de cosechas.
- La tercera dimensi贸n es la estructural. Bajo el actual modelo ser铆a el camino hacia lo que el economista Aldo Ferrer sintetiza como 鈥渄ensidad nacional鈥, la resultante del desarrollo de un entramado industrial m谩s complejo e integrado, con sus demandas tecnol贸gicas y de mano de obra m谩s capacitada. La puerta para un mayor valor agregado y el camino l贸gico para una mejora estructural de la distribuci贸n del ingreso. Este es, o deber铆a ser, el mundo de los hacedores de pol铆tica alineados con el objetivo.
El gran problema es que estos mundos no pueden separarse m谩s que anal铆ticamente, son capas de una misma realidad. Contra lo que puede creerse, los gobiernos no son entidades 煤nicas. Al interior del aparato del Estado no existe un solo poder, sino una pluralidad de poderes. Esto sucede aunque las burocracias tengan jerarqu铆as. Se trata de una consecuencia de la divisi贸n del trabajo de gobierno. Y aunque el objetivo sea com煤n, las distintas agencias 鈥搈inisterios, secretar铆as鈥 pueden estar m谩s concentradas en las distintas dimensiones de la realidad. Se necesita la indispensable visi贸n del estadista para que las tres dimensiones se unifiquen en un mismo foco. M谩s cuando las medidas de pol铆tica econ贸mica siguen conservando un componente de ensayo y error.
Por ejemplo, los indicadores de actividad industrial comenzaron a recuperarse luego de algunos meses de ca铆da, aunque el acumulado de los primeros siete meses del a帽o todav铆a muestre una leve baja del 1,2 por ciento. La causa principal del cambio de tendencia, seg煤n coinciden las fuentes empresarias y surge del desagregado sectorial de datos del EMI-Indec, fue la recuperaci贸n de la venta de autos en Brasil, lo que traccion贸 las exportaciones de veh铆culos y partes producidas en Argentina. Tambi茅n, en mayor medida, las importaciones de insumos para esta producci贸n. De hecho son las 煤nicas importaciones que no caen en el ICA-Indec, indicador que en julio pasado mostr贸 una recuperaci贸n interanual del super谩vit externo de m谩s del 50 por ciento. Quienes viven enfrascados en el mundo de los medios, pero observan los indicadores, consideraron esto un 茅xito de las medidas cambiarias y de restricci贸n de importaciones. No s贸lo la industria empez贸 a recuperarse tras el tropez贸n, sino que se alej贸 el fantasma de la restricci贸n externa. Adem谩s, tambi茅n mejor贸 el consumo por la inesperada v铆a del gasto de los excedentes que ya no pueden dolarizarse salvo en el mercado ilegal. Sin embargo, para los m谩s concentrados en el objetivo de la densidad nacional, las cosas no est谩n mal, pero son menos brillantes.
En materia de restricci贸n externa, el sector primario y de Manufacturas de Origen Agropecuario seguir谩 siendo la principal fuente de divisas. El positivo cambio en la pol铆tica energ茅tica tardar谩 todav铆a un tiempo en madurar hasta dejar de ser un rubro considerable de las importaciones. Las entradas de divisas de origen primario seguir谩n presionando el tipo de cambio, m谩s all谩 del desaliento a la compra de dividas en el mercado abierto. Estos procesos no son neutros en materia de incentivos sectoriales y regionales, m谩s en un contexto de mayores costos en moneda dura.
La 煤nica pol铆tica de mediano y largo plazo para evitar la restricci贸n externa es el desarrollo activo de pol铆ticas industriales con m谩s sustituci贸n. No existen proyectos nacionales de los llamados de 鈥渋ndustrializaci贸n tard铆a鈥, desde Brasil al sudeste asi谩tico, pasando por China, donde estos procesos se hayan producido prescindiendo de la activa intervenci贸n del Estado en la planificaci贸n y el financiamiento. Se trata de esas transformaciones que el mercado por s铆 s贸lo nunca produce. El Gobierno avanza aqu铆 en la direcci贸n correcta, por ejemplo a trav茅s del redireccionamiento del cr茅dito hacia la industria impulsado recientemente por el BCRA, pero todav铆a son medidas t铆midas. Ser谩 necesario elegir sectores y, quiz谩, crear finalmente un banco de desarrollo para impulsarlos. Ello supondr谩 fortalecer a empresas nacionales, preferentemente mixtas, para su desarrollo a gran escala en mercados internos ampliados, como el Mercosur y, aqu铆 s铆, siguiendo el modelo de empresas brasile帽as. En el camino, tambi茅n ser谩 necesario deso铆r los cantos de sirena, como la tentaci贸n de regresar al endeudamiento p煤blico. El actual endeudamiento en divisas de alrededor de 8 puntos del PIB, con bajos vencimientos a partir de 2013, brinda un importante alivio para profundizar la inversi贸n p煤blica.
Estas son 鈥渓as reformas de segunda generaci贸n鈥 para la continuidad y profundizaci贸n de un modelo de desarrollo heterodoxo. Como las dimensiones son por lo menos tres, en el camino ser谩 necesario seguir de cerca los indicadores y el ruido medi谩tico, datos que tambi茅n son consecuencia de pujas distributivas. No debe olvidarse que buena parte de las divisas para el desarrollo seguir谩n origin谩ndose en el agro y sus derivados
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