La discusi贸n por el signo del nuevo gobierno puede convertirse en un verdadero entretenimiento. En apenas dos semanas se escuch贸 de todo, desde que el macrismo era populismo moderno hasta, por autorreferencia y portaci贸n de apellidos, una nueva expresi贸n del desarrollismo frondo-frigerista. Parte de esta b煤squeda de r贸tulos se relaciona con el rechazo de la derecha neoliberal local a denominarse como tal. Seguramente habr谩 mucho tiempo para profundizar en analog铆as ideol贸gicas dividi茅ndose el trabajo con los polit贸logos, pero de la sumatoria de medidas anunciadas el nuevo gobierno demostr贸 ser cabalmente lo que nunca ocult贸 en su lenguaje econ贸mico: neoliberalismo de manual.
Ya no hay campa帽as de miedo ni es necesario reconstruir escenarios tenebrosos: el monstruo lleg贸 y est谩 entre nosotros. A partir de sus acciones iniciales es posible abordar sus promesas y marco ideol贸gico y describir, sin mayor margen de error, lo que suceder谩 en los pr贸ximos meses: fuerte ca铆da de salarios por inflaci贸n cambiaria, seguido por ca铆da del consumo y de la demanda y, consecuentemente, contracci贸n del PIB.
Lo notables es que el diagn贸stico no es exclusivamente opositor. Los economistas del nuevo oficialismo descuentan la secuencia, pero como buenos neoliberales, est谩n convencidos de las virtudes purificadoras del ajuste iniciado. La promesa es que el ahorro empresario a costa del salario de los trabajadores mejorar谩 las condiciones futuras, la siempre incumplida teor铆a del derrame. Adem谩s, aprovechando la corta luna de miel con sus votantes, atribuir谩n todas las malas consecuencias de sus primeros pasos a la administraci贸n saliente. En este camino, en sus primeras dos semanas de gobierno, Mauricio Macri ya provoc贸 una gigantesca transferencia de recursos al capital a costa de los ingresos p煤blicos (retenciones) y los trabajadores (devaluaci贸n). Al hacerlo abort贸 la limitada recuperaci贸n de la econom铆a que estaba en marcha tras el freno de 2014, precisamente como consecuencia de un salto devaluatorio.
Pero para comprender el futuro es necesario sincerar todos los componentes del presente. La verdadera causa del freno de la econom铆a desde al menos 2012, como se dijo muchas veces, fue la reaparici贸n de la restricci贸n externa en el marco de la ca铆da de la demanda global. Describir esta restricci贸n como escasez relativa de d贸lares no refleja cabalmente el problema. Es mejor pensarlo desde la perspectiva de los trabajadores. Si crecen los salarios, entonces crece la demanda de los bienes que se adquieren con estos salarios. Adem谩s de las necesidades b谩sicas, mayoritariamente producidas en el pa铆s, tambi茅n se demanda una mayor cantidad de otros bienes, como motos, autos, electrodom茅sticos y electr贸nicos, por citar a los m谩s visibles; todos importados o con una alta composici贸n de insumos importados. Esto quiere decir que por cada punto de crecimiento del ingreso de los trabajadores se necesita una determinada masa de d贸lares para importar lo que estos mayores ingresos consumir谩n, cu谩nto m谩s alto sea el consumo mayor ser谩 su componente importado y viceversa. Si no se generan d贸lares por exportaciones al mismo ritmo o si no se reemplazan por producci贸n local llega un momento en que las divisas dejan de alcanzar y la econom铆a se frena. Como tambi茅n se dijo muchas veces, a partir de un determinado nivel de ingresos, por ejemplo el alcanzado en 2011, la transformaci贸n de la estructura productiva es una condici贸n necesaria para continuar mejorando el ingreso de los trabajadores.
De este hecho b谩sico surgen las tres alternativas principales de soluci贸n. La primera es, precisamente, transformar la estructura, la segunda es endeudarse, lo que no resuelve lo estructural pero da aire para avanzar, y la tercera es simplemente frenar el crecimiento. La cr铆tica al gobierno saliente es que no transform贸 suficientemente la estructura productiva lo que oblig贸 al freno cuando debi贸 comenzar a importar energ铆a y la presi贸n buitre limit贸 parcialmente la alternativa del endeudamiento.
El desaf铆o de cualquier nuevo gobierno que no desee afectar el ingreso de los trabajadores es endeudarse mientras se transformaba la estructura. La elecci贸n del macrismo, en cambio, fue la tercera, frenar el crecimiento, pero al mismo tiempo endeudarse. Inicialmente parece una contradicci贸n. No habr铆a necesidad de freno si se consiguen d贸lares, pero la combinaci贸n responde a una diferencia de concepci贸n sobre c贸mo crecer.
Para el neoliberalismo las empresas invierten cuando se les brindan condiciones de rentabilidad. Es lo contrario al modelo neokeynesiano del crecimiento sostenido por la demanda, que cree que las empresarios invierten cuando saben que habr谩 m谩s demanda para sus productos, surgiendo la mayor rentabilidad de las mayores ventas, no de los menores salarios. Para el neoliberal, en cambio, el primer paso es siempre la recomposici贸n de la tasa de ganancia, lo que generalmente se induce con un shock regresivo en la distribuci贸n v铆a devaluaci贸n. El freno del crecimiento que le sigue cumple adicionalmente la funci贸n de poner en caja la conflictividad laboral. La menor actividad contrae el empleo y reduce la capacidad de negociaci贸n de los trabajadores. Se trata, entonces, de concepciones antag贸nicas sobre el funcionamiento de la econom铆a y de distintos beneficiarios. Adem谩s de esta recomposici贸n en la tasa de ganancia, el segundo paso del nuevo credo liberalizador fue la apertura de la econom铆a, cuyo efecto principal ser谩 desalentar todas las actividades que no est茅n basadas en ventajas comparativas est谩ticas, es decir; reconcentrarse en los complejos agroindustrial, energ茅tico y minero y sus servicios asociados; que evitar谩 entrar en conflicto con el lugar que los poderes globales desean para la econom铆a local.
Sobre este nuevo marco ideol贸gico pueden proyectarse los resultados pr谩cticos para 2016. El dato de la devaluaci贸n ya se conoce, m谩s all谩 de las oscilaciones de corto plazo, el n煤mero es 40 por ciento. Como en toda gran devaluaci贸n lo que importa no es solamente el salto inicial, sino la velocidad del traslado a precios, que depender谩 de la coordinaci贸n con los formadores, de la acci贸n sindical y del ajuste de tarifas. En una segunda vuelta se ubica la capacidad del gobierno de sostener en el tiempo el nuevo nivel del tipo de cambio, sobre lo que no parecen existir mayores dudas, fundamentalmente por el nuevo endeudamiento. En el mediano plazo, entonces, la clave ser谩 la puja distributiva. Por ahora el poder sindical parece manso y sosegado por fondos frescos para las obras sociales. Habr谩 que ver hasta d贸nde ser谩n capaces de contener a sus bases una vez que desaparezca la magia del aguinaldo y el verano haga sentir con fuerza la nueva escasez.
Las consultoras privadas midieron una inflaci贸n del 3 por ciento en noviembre y estiman el 5 para diciembre. El 煤ltimo informe reservado de la consultora Contexto proyecta un traslado a precios de la devaluaci贸n del orden del 40 por ciento, lo que retrotraer铆a al salario real a niveles de 2010, con una ca铆da del poder adquisitivo de entre el 9 y el 11 por ciento en los primeros meses del a帽o. Estos n煤meros ya garantizan recesi贸n en el primer semestre de 2016. El escenario de mediano plazo es que si las paritarias no recomponen ingresos se profundizar谩 la ca铆da de la actividad, pero si lo recomponen habr谩 m谩s inflaci贸n de costos, con posibilidad de conducir a nuevas devaluaciones.
El problema para Macri es que el dilema entre actividad e inflaci贸n no puede resolverse por DNU, depende de la autocontenci贸n empresaria en la remarcaci贸n y de los sindicatos en sus demandas salariales. No es un problema t茅cnico, sino de relaci贸n de fuerzas.
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