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En Página/12 del sábado 14 de octubre se publicaron artículos dedicados al Premio Nobel Muhammad Yunus por su creativa actividad financiera a través del Banco Gramen, mientras que en la columna izquierda aparece el panorama económico de Alfredo Zaiat, que por enésima vez denuncia la distribución del ingreso a lo Hood Robin.

No resulta extraño en un país donde sólo hay 19 mil contribuyentes que pagan el impuesto a las riquezas y donde un chico de la calle que lava parabrisas de autos paga el 21 por ciento de sus ingresos al fisco (siempre que no compre alcohol o cigarrillos donde abonará aún más). Lo de Yunus no es ni más ni menos que invertir (en el doble sentido).

Aquí los que tienen más pagan a mes vencido la telefonía celular y los que tienen menos compran tarjetas pagando por anticipado o sea financiando a empresas multinacionales.

Hace meses en esa misma columna se comentaba acerca del boom de los precios de las propiedades que, como en toda burbuja financiera las ganancias las toman los que venden en el subir de la burbuja y las pagan los últimos en comprar.

Los créditos hipotecarios “progresistas” que están por aparecer para inquilinos ¿no son sino un fabuloso negocio donde los pobres (igual que el corralito) pagarán caro a los ricos las propiedades infladas en sus precios mientras los bancos sin riesgo alguno tomarán la otra parte de las ganancias con lo que se llama “intereses”?

Augusto M. López Romera
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