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Domingo, 25 de enero de 2015
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El ajuste del Frente Renovador

Cerrar las cuentas

La obsesi贸n fiscal del establishment econ贸mico y algunas de las propuestas pol铆ticas que lo ubican en primer plano muestran serias contradicciones.

Por Hern谩n Letcher y Julia Strada

D铆as atr谩s, Carlos Pagni, columnista de La Naci贸n, indic贸 que la 鈥渁ctual crisis鈥 se debe al descontrol del gasto p煤blico. El ex secretario de Finanzas y reciente incorporaci贸n del massismo, Guillermo Nielsen, sostuvo asimismo que 鈥渆l Gobierno est谩 haciendo todo lo que est谩 a su alcance para hacer desestabilizar la econom铆a, al hacer caso omiso de la importancia del equilibrio fiscal y monetario鈥. Y el economista Orlando Ferreres indic贸 que 鈥渆l gasto p煤blico se ha desajustado en esta 煤ltima d茅cada, pues en 2014 llegar谩 a los 225.000 millones de d贸lares, por lo que habr谩 que rebalancear su evoluci贸n si se desea tener un pa铆s estable, sin inflaci贸n y sin pobreza. Para ello es necesario volver al nivel de gasto p煤blico sustentable, que para este momento es de 100.000 millones鈥.

La recurrente instalaci贸n del d茅ficit fiscal como problema central de la econom铆a argentina tiene un nuevo cap铆tulo. La vehemencia del reclamo sigue sin expresar el eje del conflicto. El tan pedido ajuste ortodoxo implica un recorte de las transferencias a sectores populares y la exclusi贸n de las mayor铆as como beneficiarios del gasto p煤blico. Pero adem谩s, como la propia historia revela, en las administraciones liberales tampoco 鈥渃erraron las cuentas鈥, precisamente porque el d茅ficit fiscal habilit贸 un negocio en doble v铆a: transferencias fiscales y cuasi fiscales a los grupos econ贸micos responsables del propio d茅ficit y, en paralelo, un proceso de endeudamiento para la financiaci贸n del mismo, el cual benefici贸 a un pu帽ado de grandes empresas en el proceso de valorizaci贸n y fuga.

Los negocios del d茅ficit

Durante el modelo de Valorizaci贸n Financiera (1976-2001) se transfirieron ingentes ingresos a favor de los principales grupos econ贸micos (transnacionales y locales), siendo el Estado el encargado de solventar y proteger tales intereses en desmedro del sector asalariado.

En el per铆odo 1981-1989 tales transferencias se canalizaron a trav茅s de pol铆ticas como los Seguros de Cambio, la Promoci贸n Industrial (que subsidi贸 el 85,8 por ciento de la inversi贸n privada en la industria, cifra que ascendi贸 al 91 para 1985), Fondos de Fomento y el subsidio-precio en la venta de bienes estatales al sector privado. En n煤meros, esas transferencias representaron 3,5 por ciento del PBI acumulado a trav茅s de pol铆ticas previstas en el gasto fiscal presupuestado, 9,7 por ciento del PBI acumulado a trav茅s de transferencias v铆a gastos cuasi fiscales, 8 por ciento del PBI a trav茅s del pago de los intereses de la deuda externa, y 5,3 por ciento del PBI a trav茅s de otras transferencias vinculadas al sector externo (por ejemplo, para solventar la fuga de capitales). Estas pol铆ticas que afectaron la cuesti贸n fiscal no fueron cuestionadas por deficitarias. Como contracara, los trabajadores perdieron en el per铆odo 8800 millones de d贸lares anuales, cayendo su participaci贸n en el PBI al 30,2 por ciento.

Pero fue efectivamente en los 鈥90 cuando se perfeccion贸 el negocio en doble v铆a (d茅ficit y endeudamiento). Una vez efectuado el proceso de privatizaciones para habilitar con el Plan Brady la capitalizaci贸n de deuda a trav茅s de bienes p煤blicos, se dio lugar a la reforma laboral.

La reducci贸n de aportes y la implementaci贸n del sistema de AFJP impactaron negativamente en las finanzas p煤blicas. En el per铆odo 1994-2000 el Estado dej贸 de percibir 29.960 millones de pesos por la implementaci贸n del sistema previsional privado, y 22.372 millones por la reducci贸n de aportes. En suma, 52.332 millones. En el mismo per铆odo, el d茅ficit financiero ascendi贸 a 54.615 millones, que se origin贸 en los ingresos dejados de percibir.

El endeudamiento en la etapa tiene este origen: el d茅ficit. No fue por los intereses de la deuda contra铆da por la dictadura, ni para financiar los gastos corrientes (que eran la mitad del endeudamiento). Fue por los ingresos que dej贸 de percibir y por la necesidad de financiar el d茅ficit del sector privado producto del d茅ficit por servicios reales (turismo, marcas y patentes y fletes), servicios financieros (deuda externa privada), y fuga que no se logr贸 compensar con el endeudamiento y la Inversi贸n Extranjera Directa del per铆odo (de distinta naturaleza porque es por compra de empresas, lo que implica la extranjerizaci贸n de la econom铆a salvo en el sector agropecuario).

Seg煤n Gaggero, en la hip贸tesis 鈥渃ontraf谩ctica鈥 de que ambos flujos (aportes previsionales y cargas previsionales e impositivas eliminadas) hubiesen continuado alimentando las arcas p煤blicas, el d茅ficit del per铆odo se habr铆a limitado a un promedio de un punto de PBI por a帽o o, lo que es lo mismo, el desbalance fiscal del per铆odo hubiese sido 74 por ciento m谩s bajo.

Vale recordar que para el mismo per铆odo los montos por el pago de servicios de la deuda externa ascienden a 54.446 millones de pesos. La similitud de estos montos refleja que tanto el d茅ficit como el endeudamiento son el resultado de la compensaci贸n al capital local en la misma medida que los acreedores externos. De esta forma se intenta resolver las disputas de las fracciones del capital llegando a un equilibrio. El Estado debe endeudarse para generar divisas que garanticen esas transferencias y, a la vez, continuar con el ajuste del gasto.

Ejercicio Renovador

Las propuestas hoy en danza para 鈥渆quilibrar鈥 las cuentas p煤blicas tienen tambi茅n otro significado. En el caso del Frente Renovador, al mismo tiempo que aumenta el d茅ficit por la v铆a de quitar y reducir formas de financiamiento, tambi茅n propone eliminar ese d茅ficit. El sentido com煤n indica que el ajuste 鈥渆quilibrador鈥 est谩 dirigido al gasto.

En l铆neas generales, el FR propone recortes de impuestos y, a la par, aumentos de gastos. La reducci贸n de impuestos quitar铆a financiamiento al propio gasto que pretende aumentar y contraer铆a la actividad que es impulsada por la acci贸n del Estado.

- Propone una reducci贸n de las retenciones a los productos primarios; 5 por ciento a la carne, 10 al ma铆z, 16 al girasol y reducci贸n total al trigo. Estas medidas conllevar铆an un costo total de 10.000 millones. Adem谩s, esta decisi贸n implicar铆a una presi贸n adicional para trasladar el precio internacional de los bienes que integran la canasta b谩sica, que Argentina exporta. Si se considera el aumento del precio internacional del trigo en un 91 por ciento entre 2004 y 2014, hoy el kilo de pan saldr铆a 43,2 pesos.

- La disminuci贸n de impuestos a las importaciones de bienes de capital rondar铆a el costo total de 8000 millones de pesos.

- El subsidio a las microempresas y la reducci贸n de ganancias generalizada para empresas que contratan empleo joven llevar铆a un costo de 26.700 millones y 800 millones de costo fiscal para las provincias.

- La suba del M铆nimo No Imponible de Ganancias costar铆a 17.800 millones de pesos y 11.400 millones de costo fiscal para las provincias.

- La propuesta de elevar el M铆nimo No Imponible a 800.000 pesos y ajustar las al铆cuotas aplicables por el valor total de los bienes gravados implicar铆a un costo fiscal de 1900 millones, y una transferencia al decil m谩s rico de 1629 millones.

- Un bono para jubilados de 16.100 millones de pesos.

Aun considerando la compensaci贸n a jubilados (煤nica transferencia pautada y con impacto social positivo) y la suba del M铆nimo No Imponible de Ganancias, el programa fiscal del Frente Renovador (reducci贸n de impuestos a deciles m谩s ricos y escasas propuestas de incremento de gasto social) reduce el potencial distributivo de la acci贸n del Estado, al tiempo que genera un impacto negativo sobre la evoluci贸n del PBI.

Sin embargo, en paralelo el FR propone 鈥渆quilibrar鈥 las cuentas p煤blicas. Si hacemos el ejercicio de traducir ese 鈥渃osto fiscal鈥 de 64.000 millones en reducciones de gasto, una posibilidad podr铆a ser la eliminaci贸n de la AUH (16.420 millones), una reducci贸n de las jubilaciones de 34.950 millones y de los subsidios de 13.030 millones. Estos recortes en jubilaciones, AUH y subsidios significar铆a achicar en 3,3 millones las prestaciones de AUH (es decir, eliminar la AUH), tener 900.000 jubilaciones m铆nimas menos, y provocar un aumento promedio del 237 por ciento para la tarifa residencial de electricidad o del 264 por ciento para el boleto de colectivo en el AMBA.

En definitiva, las fuentes de nuevo financiamiento para mejorar la progresividad de los ingresos que financien los nuevos gastos est谩n ausentes.

Un Estado desfinanciado y d茅bil no es simplemente tributario de la ideolog铆a de Estado m铆nimo neoliberal, que libera la acumulaci贸n a los 鈥渕ejores鈥 del mercado. Es un Estado d茅bil en materia social, pero que mantiene su presencia en la acumulaci贸n de pocos actores.

Que 鈥渃ierren las cuentas p煤blicas鈥 es parte del cat谩logo de buenas intenciones, que parece preocuparse por la salud del Estado. En pos de ese objetivo 鈥搎ue los economistas del equilibrio lejos estuvieron de lograr, sino que acrecentaron el 鈥渞ojo鈥 de la 鈥渃aja鈥 del Estado鈥 las cuentas 鈥渃erraron鈥 con deuda, y con los argentinos afuera.

* Centro de Econom铆a Pol铆tica Argentina (Cepa).

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