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Existen diversos imaginarios sobre las juventudes que han predominado en nuestro pa铆s y que est谩n presentes en conversaciones cotidianas. Son parte de nuestro 鈥渁cervo鈥 cultural, los cuales a menudo se naturalizan y cristalizan en instituciones, legislaciones, que establecen lo 鈥渁propiado en las formas de intervenir del Estado鈥 por m谩s que vulneren derechos. Algunas de estas percepciones (en especial las m谩s perjudiciales) son reproducidas por los medios de comunicaci贸n, despertando esa mirada instalada en la memoria colectiva hace m谩s de un siglo o durante los procesos m谩s represivos o regresivos. Esto tiene lugar frente a otras luchas por la justicia social, con otros sentidos, donde las juventudes son 鈥減rotagonistas鈥. Esas etapas fueron las siguientes.
- 1920/30: la 鈥渃riminalizaci贸n de la juventud鈥.
Surge a inicios del siglo XX con una oligarqu铆a restringida y modelo de desarrollo agroexportador. Se visualiza al joven como peligroso y hay una asociaci贸n lineal entre comportamientos juveniles y violencia. No se distingue entre juventud pobre y delito. Es el mecanismo del 鈥減谩nico moral鈥 el que entra a operar y se instalan discusiones que tiendan a justificar mecanismos represivos sobre ni帽os y j贸venes. Es el paradigma de la 鈥渟ituaci贸n irregular鈥 de la infancia, adolescencia y juventud. Esta es una mirada vigente. Como se帽ala Kessler, muchas veces en los barrios populares sus propios vecinos los ven como una suerte de amenaza interna. Una mirada m谩s restrictiva y una idea de justicia distributiva m谩s vinculada a criterios utilitaristas: cada uno como pueda. No se fortalec铆a a las familias sino a instituciones especializadas para el 鈥渢ratamiento鈥 de los j贸venes. Medidas para garantizar el orden social, la seguridad y el control son lo esencial.
- Los 鈥50: preparaci贸n para la vida adulta, normalizaci贸n y justicia social.
En el marco de pol铆ticas distributivas, la concepci贸n que identifica la juventud como un per铆odo 鈥減reparatorio鈥, de transici贸n entre la ni帽ez y la adultez, tiene lugar desde los a帽os 鈥50, bajo un modelo de industrializaci贸n sustitutiva de importaciones y con eje en la ampliaci贸n de los derechos del trabajador y de la familia obrera. Es el paradigma de la 鈥渘ormalizaci贸n鈥 ligado a criterios igualitarios de justicia distributiva. Las pol铆ticas p煤blicas se orientan a promover la educaci贸n y capacitaci贸n como v铆as de preparaci贸n para la vida adulta, lo que permiti贸 una creciente incorporaci贸n de amplios sectores juveniles a los beneficios de la educaci贸n, mientras que la familia era aquella tradicional nuclear con jefatura de hogar masculina.
- Los 鈥60 y 鈥70: el 鈥減rotagonismo鈥 juvenil.
La juventud politizada y los movimientos art铆sticos aparece en escena. El paradigma del 鈥減rotagonismo鈥 juvenil intenta tomar un lugar, aunque por poco tiempo. Son los hijos y las hijas del proceso de inclusi贸n y distribuci贸n generado durante el peronismo. La asociaci贸n ya no era entre j贸venes universitarios solamente, como en la Reforma Universitaria de 1918, sino que grupos de j贸venes fueron forjando una asociaci贸n con movimientos populares, barriales y obreros a lo largo de esas d茅cadas.
- 1976: la 鈥渃riminalizaci贸n鈥 extendida.
Cuando se instaur贸 la dictadura militar m谩s cruenta en la historia de nuestro pa铆s, se impuso un plan econ贸mico de ajuste, con congelaci贸n de salarios, proscripci贸n de la asociaci贸n sindical, bajo un eslogan que dec铆a 鈥渁chicar el Estado para agrandar la Naci贸n鈥. Es aquella mirada de 鈥渃riminalizaci贸n de la juventud鈥 de inicios de siglo, ahora extendida a toda la sociedad, la que vuelve a tomar lugar y en su peor forma. La apropiaci贸n sistem谩tica de ni帽os reci茅n nacidos, la desaparici贸n forzada de personas y la instauraci贸n del miedo en la sociedad como forma de doblegaci贸n ser谩n algunos de los signos escalofriantes de la instauraci贸n de un orden social injusto.
- Los 鈥90 y la crisis de 2001: los 鈥渘i ni鈥 y la 鈥減rotecci贸n restringida鈥.
En los 鈥90 se gesta la imagen que etiquet贸 a los j贸venes como los 鈥渘i ni鈥, que no estudian ni trabajan. Consolidando aquellas pol铆ticas econ贸micas iniciadas en la dictadura, en los 鈥90 las juventudes ser谩n segregadas y vulneradas en sus derechos. La salud, educaci贸n y seguridad social fueron descentralizadas y/o privatizadas, instaurando un federalismo social desigual. La falta de empleo, la deserci贸n escolar y la baja calidad educativa se destacan como detonantes de los llamados 鈥渘i ni鈥. Su origen proviene del acr贸nimo ingl茅s NEET, not in employment, education or training (ni trabaja, ni estudia ni recibe formaci贸n). El mismo fue utilizado por primera vez en 1999 en un informe de la Social Exclusion Unit, que es una oficina de apoyo al gabinete del primer ministro de la Gran Breta帽a. Su uso se ha extendido, siendo especialmente atractivo para los medios de comunicaci贸n. Bajo esta mirada, los j贸venes son estigmatizados, siendo visualizados como seres inactivos e improductivos, constituy茅ndose as铆 dicha estigmatizaci贸n en el origen de una forma de exclusi贸n. Si bien refleja lo que se quiere decir, llamarlos 鈥渘i ni鈥, como bien se帽alara Emilce Moler, es hacerlos responsables de las carencias que tienen. Cuando la realidad es que no tienen acceso a la educaci贸n, ni al trabajo. Los j贸venes hacen muchas actividades. Cuidan a sus hermanos, colaboran en sus casas, escuchan y recrean arte, m煤sica, militan. Esta es una mirada homogeneizadora y que invisibiliza la complejidad de sus vidas frente a la heterogeneidad de situaciones de las juventudes. Los visualiza de forma pasiva. Este es el paradigma de la 鈥減rotecci贸n restringida鈥 de la infancia, adolescencia y juventud.
- 2003 en adelante: despertar pol铆tico de las juventudes y la 鈥減rotecci贸n ampliada鈥.
Desde el a帽o 2003, el despertar pol铆tico de las juventudes es una manifestaci贸n concreta del cambio pol铆tico, econ贸mico, social y cultural que vive nuestro pa铆s, en contraste con los 鈥90. Del desinter茅s, la apat铆a, la falta de participaci贸n o de 鈥渧oluntad鈥 de cambio se pas贸 al protagonismo de las juventudes, a reconocerlos como agentes de cambio y transformadores de la realidad. Es el nuevo paradigma: la 鈥減rotecci贸n ampliada鈥 donde las infancias y juventudes dejan de ser consideradas una 鈥渁menaza鈥 para la sociedad y el Estado interviene garantizando cierta justicia distributiva a su favor. Comienza un proceso donde dejan de ser invisibilizadas y consideradas un colectivo restringido, pero en dura disputa con otras miradas que limitan el alcance del cambio cultural.
Las juventudes son protagonistas de luchas continuas en la sociedad, no s贸lo discursivas sino en su materializaci贸n. Conviven paradigmas, expresi贸n de disputas y proyectos distintos. Hay una ambivalencia en su visualizaci贸n como sujetos activos o pasivos a lo largo de nuestra historia donde se olvida que son presente y protagonistas. Comprenden al 42 por ciento de la poblaci贸n (17 millones tiene hasta 24 a帽os seg煤n el Censo 2010). Restringir la discusi贸n a la mirada unilineal que vincula a los j贸venes pobres con el delito no s贸lo es tener una visi贸n homegeneizadora de las juventudes cuando sus realidades son muy heterog茅neas, sino que implica tambi茅n no plantear alternativas y dar vuelta la cara a casi la mitad de la poblaci贸n.
Hay una agenda vinculada a la solidaridad, territorialidad y cohesi贸n social a promover, sin que sea filantr贸pica. El desaf铆o es cambiar la mirada, m谩s que reproducirla sobre las juventudes
* Directora ejecutiva del Cedep. Realizado en base a un documento de trabajo sobre Progresar para la revista Estado y Pol铆ticas P煤blicas, Flacso, 2014 y el libro Nuevo paradigma. La AUH en Argentina, Editorial Prometeo, 2012. mazzola.roxana@gmail.com
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