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En el marco de la recuperación de la petrolera YPF en 2012, y de un fuerte proceso de inversiones tendientes a mejorar la exploración y extracción de petróleo, se viene encarando una tarea más compleja, que es la integración de la producción local a las necesidades de YPF en materia de bienes de capital.
El astillero Tandanor es un caso paradigmático de este desafío. Nació en 1879 bajo la denominación “Talleres Navales de Marina” destinados al mantenimiento de buques de la Armada. En 1971 se constituyó como sociedad anónima con su nombre actual y con participación mayoritaria del Estado en el capital societario. Luego de 112 años de actividad estatal, el 1 de enero de 1992 la empresa fue privatizada, pasando al grupo privado Indarsa, con notorias irregularidades que desembocaron, en julio de 2006, en el procesamiento de ex funcionarios y empresarios. En 1999, el grupo Indarsa abandonó la producción e ingresó a un proceso de quiebra después de la venta fraudulenta de ocho hectáreas para un negocio inmobiliario.
En 2007, mediante el decreto 315/07, el gobierno de Néstor Kirchner resolvió la nulidad del proceso de licitación y del ulterior contrato celebrado para la privatización, tomando el Ministerio de Defensa la posesión “inmediata” de los astilleros. Actualmente el paquete accionario se divide en 90 por ciento en poder del Estado (Ministerio de Defensa) y 10 por ciento en manos de los trabajadores.
Desde abril de 2013, en el marco del plan de desarrollo de proveedores locales de AIB que YPF impulsa mediante el relevamiento y la evaluación de distintas plantas con capacidad de producción metalmecánica en el país, el astillero estatal Tandanor, perteneciente al Complejo Industrial Naval Argentino (Cinar), comenzó la fabricación de aparatos de bombeo (AIB o “cigüeñas”) para la producción de petróleo convencional y no convencional. El proyecto cuenta con la colaboración de YTEC, la empresa de tecnología aplicada a la producción que depende de YPF en un 51 por ciento y del Conicet en un 49.
En mayo de 2015, luego de dos años de desarrollo y fabricación, se realizó la entrega formal del primero de los tres prototipos (uno API-912 y otros dos API-640), que serán sometidos a pruebas durante tres meses en los yacimientos de YPF. El estudio de las capacidades técnicas se realizará siguiendo un riguroso protocolo de ensayo que evaluará la confiabilidad de los equipos. Todos los prototipos contarán con controladores de pozo para poder monitorear los parámetros de funcionamiento en forma remota. Finalmente, en base a los resultados, se comenzará con la producción en serie.
Para este desarrollo, y con el objeto de constituir la línea de producción, Tandanor realizó una inversión inicial de 10 millones de pesos capitalizados en ingenieros especializados en metalmecánica, software específico y equipamiento productivo. El diseño y la estructura mecánica de los equipos son ciento por ciento nacionales, mientras que la caja reductora proviene inicialmente de China hasta que se complete el desarrollo local de la misma.
Para Cinar-Tandanor este proyecto significa diversificar y extender su oferta comercial hacia una de las actividades que cobró gran dinamismo a partir de la nacionalización de YPF: la industria hidrocarburífera. Por su parte, YPF logra ampliar el espectro de proveedores que acompañen el acelerado incremento de la actividad de perforación y a la vez aporta al desarrollo de la industria nacional. Este importante hito de la industria nacional refleja la sinergia que puede lograrse mediante la articulación de las distintas políticas estatales. Por un lado, la de soberanía hidrocarburífera impulsada por YPF e YTEC; por otro lado, la del desarrollo industrial impulsada, en este caso, por el Polo Industrial y Tecnológico para la Defensa.
* Ingeniero. Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
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