Todas las miradas apuntan en la misma dirección. El incendio financiero que avanza sobre Europa requiere de un bombero capaz de inundar de liquidez a todo el continente. El Banco Central Europeo (BCE) es, en la actualidad, la única institución que cuenta con instrumentos monetarios lo suficientemente potentes y veloces como para detener, al menos temporalmente, una hemorragia que amenaza con desangrar aún más las economÃas del viejo continente.
La crisis iniciada en Grecia, contagiada inicialmente a los paÃses del sur europeo, sigue avanzando hacia el resto del continente. En estos dÃas las tasas de interés que debe pagar la mayorÃa de los Estados que componen la Eurozona han superado sus niveles históricos. El pelotón de paÃses más golpeado es encabezado cómodamente por Grecia seguido a cierta distancia por Portugal, Irlanda y Chipre. Un poco mas atrás pero deteriorándose sin prisa y sin pausa vienen dos pesos pesados, Italia y España, que han experimentado en esta última semana alzas inéditas en sus rendimientos históricos. Quizás, el dato más preocupante de los últimos dÃas ha sido el deterioro de la situación económica francesa, que se ha ido alejando del sólido grupo comandado por Alemania (cada vez más solitaria), acercándose peligrosamente a sus complicados vecinos del sur. Las autoridades francesas han enfatizado en estos dÃas la necesidad de que el BCE intervenga con firmeza cuando haga falta.
En este contexto el BCE se ha convertido en un campo de batalla donde cada paÃs presiona defendiendo sus distintos y cambiantes intereses en pugna. La activa intervención en planes de rescate por parte del BCE comprando bonos de paÃses en dificultades ha recibido fuertes crÃticas por parte de paÃses como Alemania y Holanda que no necesitan dicha ayuda. El presidente del Banco Central de Alemania, Jens Weidmann, ha expresado su deseo de poner fin a estas intervenciones del BCE, advirtiendo que usar al banco central en calidad de prestamista de última instancia confunde las responsabilidades de la entidad y viola sus bases legales. Conceptualmente esta lÃnea de pensamiento adscribe a la idea que los bancos centrales deben utilizar la polÃtica monetaria exclusivamente para combatir la inflación, disociando su actuación de la que le corresponde a los ministerios de economÃa quienes deberÃan, en este esquema ilusoriamente fragmentado, ser responsables de formular e instrumentar polÃticas que garanticen un buen desempeño en el resto de las variables macroeconómicas.
Sin embargo, el elevado grado de interconexión que evidencian las economÃas en general y los sistemas financieros en particular facilita que los problemas se propaguen inmediatamente de un mercado a otro. La crisis iniciada en los mercados de deuda pública continúa martillando la situación de las entidades financieras y de inversores de todo el mundo que han comprado esos instrumentos y los mantienen en sus balances.
Cada vez más analistas creen que la única forma de detener el contagio, a la espera de ajustes impopulares y de dudosa efectividad en este contexto es permitir que el BCE vuelque los fondos que se necesiten en los mercados financieros, imitando en cierta medida acciones recientes llevadas adelante por los bancos centrales de Estados Unidos y de Inglaterra que relajaron significativamente sus respectivas polÃticas monetarias.
Mientras la situación polÃtica económica y social de la Eurozona se sigue complicando, el fantasma de Lehman Brothers sobrevuela por los despachos oficiales europeos. Quienes sostienen que el costo de haber dejado caer al banco norteamericano en el año 2008 fue mucho mayor que lo que hubiera significado su rescate, temen que las dudas, los prejuicios ideológicos y los intereses contrapuestos que confluyen en el BCE terminen demorando el accionar del atribulado bombero europeo generando consecuencias impredecibles
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.