Más allá de las diferencias en la polÃtica cambiaria y monetaria de Argentina y Brasil, ambos paÃses ponen en el centro de la escena al crecimiento del empleo y la mejora de la distribución del ingreso. El impacto de la crisis internacional sobre los mercados de trabajo de ambos paÃses fue limitado por las polÃticas públicas y, por ese motivo, la recuperación fue rápida. En menos de un año los indicadores laborales de Brasil recuperaron sus niveles precrisis y a lo largo de los últimos dos exhibieron mejoras. Según los últimos datos disponibles del instituto estadÃstico público IBGE, el desempleo llegó en noviembre pasado al 5,2 por ciento, 0,5 puntos porcentuales menos que el mismo perÃodo de 2010.
Recientemente, el gobierno de Brasil informó que el incremento del salario mÃnimo durante 2012 será de 14,6 por ciento para pasar de 545 a 645 reales, alrededor de 345 dólares (en Argentina el salario mÃnimo llega a 530 dólares). Los economistas Eduardo Crespo y Federico Pastrana consultados por Cash explican que esa modificación permitirá dinamizar el mercado interno durante este año e impulsar la actividad económica. Según estimaciones del Ministerio de Trabajo brasileño el 21 por ciento de la población de ese paÃs está afectada por el salario mÃnimo. A diferencia de Argentina, el salario mÃnimo en Brasil no es sólo una indicación legal sino que es el ingreso que perciben muchos trabajadores directamente o mediante salarios que representan múltiplos del mÃnimo. Además, el salario mÃnimo también influye sobre distintas instituciones de la protección social como las jubilaciones, el seguro de desempleo y otros beneficios sociales que se reajustan de acuerdo con ese valor
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