Domingo, 24 de febrero de 2002
La industria tiene un elevado componente importado
La trampa de la apertura
Por R.N.
En los últimos diez años las importaciones pasaron de 5000 a 25.000 millones de dólares. En muchos casos se trata de productos terminados y en otros de insumos para producción de bienes y servicios. Es muy raro encontrar productos nacionales sin algún tipo de insumo importado. Esta es otra de las causas por las que la devaluación arrastra el precio de la mayorÃa de los precios de la economÃa. Incluso servicios como la electricidad, las comunicaciones y el agua corriente utilizan componentes extranjeros. La buena noticia es que, con este tipo de cambio, comenzará un proceso de sustitución de importaciones por productos nacionales. Para que se extienda a toda la economÃa y se convierta en el motor de la reactivación de la actividad y la generación de empleo hace falta que el Estado se involucre en el diseño de polÃticas que alienten la producción nacional.
El 64 por ciento de los insumos que se utilizan para la producción de máquinas de oficina son importados; el 48 por ciento de las partes de los autos que se arman en el paÃs también; las compañÃas que elaboran neumáticos utilizan un 36 por ciento de insumos extranjeros. El 25 por ciento de los insumos que se usan en la fabricación de pinturas son importados. Incluso las pinturerÃas están trayendo de Brasil las latas vacÃas, que eran más baratas que en la Argentina. La cuarta parte de los insumos textiles son importados y también el 17 por ciento de los insumos que se utilizan para editar diarios y revistas. Los datos surgen de la matriz insumo producto elaborada por el Indec.
Semejante extranjerización de la economÃa se produjo por un tipo de cambio sobrevaluado, pero también porque las empresas trasnacionales, que participan en más del 40 por ciento del PBI, tienen una clara tendencia a comprar sus insumos en proveedores globales del exterior. En promedio, las multinacionales importan el 25 por ciento de sus insumos y las empresas locales, el 25 por ciento. La modificación del tipo de cambio no significa que estas compañÃas estén dispuestas a modificar drásticamente sus hábitos de compra. En muchos casos, los grupos extranjeros tienen acuerdos plurianuales con proveedores para comprarles para toda una región, por lo que no cambian su proveedor por una devaluación en un paÃs.
Cuando se privatizaron las empresas de servicios en varios estados brasileños, los gobierno estaduales les exigieron a los operadores que compraran sus insumos en las regiones en las que se instalaron. Lo mismo hicieron los españoles. En la Argentina eso no ocurrió. La privatización de los servicios públicos destruyó encadenamientos productivos que se habÃan desarrollado durante décadas alrededor de empresas como Entel, Obras Sanitarias, Segba, Ferrocarriles Argentinos e YPF. Ahora, que se van a rediscutir los contratos por la adaptación tarifaria al nuevo tipo de cambio, es la oportunidad de negociar esas cuestiones.
La sustitución de importaciones es un proceso lento y que depende de una serie de factores que están en manos del Estado. Las empresas tienen capacidad productiva ociosa. Pero la mayorÃa despidió personal calificado y no cuenta con capital de trabajo para poner en funcionamiento las lÃneas de producción que estaban desactivadas. Es necesario crédito para poder operar y reentrenamiento de muchos desempleados que quedaron desactualizados frente al avance tecnológico. Para que se desarrollen nuevos encadenamientos productivos el Estado debe operar en el entramado entre grandes compañÃas y pymes y debe generar instituciones de ciencia y tecnologÃa que apoyen a las empresas en el desarrollo de productos. Todas tareas de las que el Estado se desentendió hace tiempo y de las que el actual gobierno todavÃa no ha dado ninguna señal que indique que va a reanudar.
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