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Jueves, 22 de mayo de 2008
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Marta Lorente y la narración erótica de Pecado carnal

“Sabemos muy poco de sexo”

La actriz estrena el próximo sábado un espectáculo basado en relatos eróticos de autores como Jean Baudrillard, Roland Barthes, Mario Vargas Llosa y Alicia Steimberg, que se aleja de las imágenes explícitas y los casos clínicos.

Por Emanuel Respighi
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Marta Lorente pretende “transmitir la atmósfera erótica de la literatura”.

En una sociedad en la que la oferta sexual está sobreexpuesta en la televisión a toda hora, sin discriminar horarios, géneros y programas, la literatura erótica redescubre un lugar para despertar los sentidos adormecidos. En medio de tantas fotos y primeros planos de culos y tetas de mujeres más o menos conocidas, presentados como cualquier alimento en oferta en góndola de supermercado, la exposición de carne funciona más como un elemento deserotizante. Resignificando el sentido del deseo y la fantasía, invitando al público a dejarse llevar por el camino del erotismo bajo el hechizo de la narración oral, Marta Lorente estrenará el sábado Pecado carnal (a las 22, en Finis Terra, Honduras 5200), un espectáculo de narración oral basado en cuentos eróticos de Jean Baudrillard, Roland Barthes, Alicia Steimberg y Mario Vargas Llosa.

Pecado carnal es la tercera incursión de la licenciada en Letras y narradora desde 1999. Sus anteriores espectáculos, Para ponerse colorado y Los eróticos, se destacaron por despertar el eros del público a puro relato. “El desafío de cada uno de los espectáculos es transmitir la atmósfera erótica presente en la literatura, que muchos desconocen y se sorprenden sobre su desconocimiento absoluto en el arte de la seducción en la era del destape”, cuenta Lorente.

–¿Por qué reincide en una nueva obra erótica?

–El erotismo me sigue interesando. Siento que aún tengo cosas para decir, sensaciones para transmitir, y que a la gente le gusta prestarse al juego erótico, al placer de escuchar buenas historias, interesantes textos. Se equivocan quienes piensan que el erotismo acaba en la cama o una vez que finaliza el acto sexual.

–¿Cómo responde el público?

–En mis espectáculos hay hasta algo didáctico; yo quiero erotizar y generar conciencia de lo poco que sabemos. Creemos que sabemos mucho del arte de la seducción y el placer, incluso del acto sexual, pero sabemos muy poco. Y cuando descubren la literatura erótica, por lo general, la gente se muestra receptiva.

–¿Cuánto evolucionó desde su primera obra en 1999 a Pecado carnal?

–En primer lugar, evolucioné yo. Cuando me propuse hacer un espectáculo erótico comencé a investigar y leía cosas que al principio creía que ni loca iba a decir. Pero después de mucho leer, uno empieza a familiarizarse con los textos. Además, mientras en el primer espectáculo eran piezas y textos cruzados por el humor, en éste hay más pasajes de literatura erótica pura. Los textos puramente eróticos son los más difíciles de digerir para la gente. El humor en temáticas como el sexo es un catalizador y la gente hace catarsis a través de la risa.

–¿El público que asiste a la obra va a pasar un buen momento o van a hacer una previa con su pareja?

–Hay de todo. Están los que me dicen “la pasé bárbaro, pero no tenés nada sadomasoquista” y los que me comentan que no ven la hora de llegar a sus casas para poner en práctica muchas de las situaciones que surgieron o se sugirieron en el espectáculo. Los narradores tenemos, por lo general, un público más bien mayor, pero con el erotismo se acerca mucha gente que no es público de narradores sino que vienen por la temática. El público más joven, por lo general, va a calentarse. Desde el escenario veo que se tocan por debajo de la mesa, se acarician... Y también están los que se incomodan.

–Es que están acostumbrados al sexo en primer plano que muestra las pantallas de TV o las revistas...

–Hoy se hace muy difícil hablar de erotismo en los medios si no es en términos clínicos o vulgares. La gente no está acostumbrada a la literatura erótica, ni a sus formas de jugar con el erotismo. Hay mucha literatura erótica, pero pocos lectores. No sé por qué; tal vez por los prejuicios sociales que aún existen respecto de todo lo que ronda al sexo. La literatura erótica en la Argentina es de experiencia individual y privada; todavía se lee a escondidas porque a nivel social sólo se la percibe como un uso relacionado al acto sexual. La masificación del espectáculo de lo sexual relegó al placer sexual íntimo. En una sociedad ciento por ciento visual en lo sexual, la narración erótica toma una fuerza tremenda.

–¿Qué comentarios le merecen obras más comerciales como Monólogos de la vagina o del pene?

–Eran otra cosa. Se trataba de obras que se estructuraban a partir de confesiones y de experiencias sexuales personales, desde una violación hasta experiencias placenteras. En cambio, mis espectáculos buscan erotizar, darle libertad a la fantasía que cada persona tiene respecto de la seducción, el sexo, el placer.

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