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Miércoles, 4 de marzo de 2009
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Ricardo Bartís, Sergio Boris y el regreso de La pesca

“Hay gente que nos espera”

El director y el actor de este éxito reestrenan un trabajo premiado que recorrió los festivales del mundo. “Se produjo un cambio sustantivo en la actuación, que está más expansiva”, explican sobre la necesidad de seguir experimentando.

Por Hilda Cabrera
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Ricardo Bartís y Sergio Boris no se conforman con repetir lo conocido y modifican el original.

Con varios trofeos y luego de una gira internacional regresa La pesca y su mito de las tarariras titán, el de una al menos, la que sobrevive después de haber devorado a sus congéneres en el contaminado charco subterráneo del abandonado club de pesca La Gesta Heroica, fundado sobre los restos de una vieja fábrica cuyos sótanos inundados fueron convertidos en los ’60 y ’70 en estanques de pesca. La hambrienta Titán es el animal fabuloso de esta obra de la que se ofrecieron funciones a intervalos, justamente por las varias invitaciones a los festivales del mundo, al Delle Colline, en Torino (Italia); D’Avignon (Francia); Theater Der Welt, de Halles (Alemania); Designel International Kunstcampus, de Anvers (Bélgica); Hebbel am Ufer, de Berlín (Alemania) y Temporada Alta de Girona (España). Un recorrido apabullante que enciende el diálogo con el director Ricardo Bartís, acompañado por el actor Sergio Boris, uno de los intérpretes del elenco de La pesca.

Los otros actores ausentes en la entrevista son Luis Machín y Carlos Defeo. “Hay gente que nos espera”, dispara Bartís, y no se aleja de la verdad, pues no escasean los espectadores en el Sportivo Teatral, esa antigua casa teatro de Thames 1426 con habitaciones resguardadas para la escena y para el convite de café y vino. En esa casa, en la que destaca una máquina de coser a pedal y la foto de una mujer de otro tiempo que el equipo identifica con el nombre de Elsa (por el personaje de Los siete locos, de Roberto Arlt), se congregan estudiantes del mundo y no pocos turistas. “Es que el teatro de Buenos Aires tiene fama. No es broma, va en serio; tiene fama, como las carnes argentinas”, apunta Bartís. Lo real es que La pesca atrae.

–¿La experiencia de los viajes modificó a La pesca?

Ricardo Bartís: –Trajimos acumulaciones de otro orden. Se produjo un cambio sustantivo en la actuación, que está más expansiva. Con el relato plenamente incorporado, la energía va toda a la actuación, al contacto con los compañeros de escena y el público.

Sergio Boris: –La propuesta es la de un trabajo permanente sobre la actuación: la obra no pasa tanto por el relato, por lo que se dice en escena, sino por la intensidad, y esto no es un capricho actoral.

–¿Qué viene después de La pesca?

Bartís: –Tenemos pesca para rato. Nos dieron todos los premios y festejamos con pizza y cerveza. Esto, para nosotros, con el nivel de fobia y ostracismo que tenemos, es algo único.

–¿Los festivales invitan por modas?

Bartís: –Hay excepciones, aunque el teatro que perdura en los festivales es el que tranquiliza, el que busca consenso, una palabra que ahora está por todas partes, también en el fútbol y en la política, porque gracias al consenso se puede obtener una diputación. Lejos de eso, el teatro debe evitar el consenso y discutir para recuperar vitalidad, lenguaje y trabajo con el cuerpo. Se avanzó mucho en los ’90.

–Sin embargo usted, Bartís, se lamentó entonces de la falta de debate...

Bartís: –Tal vez no hubo un campo teórico claro y dejamos pasar la oportunidad. Tal vez las teorías nos hubieran fanatizado o nos hubieran dado un signo de solemnidad, pero aquello fue un gesto político ante el teatro oficial y comercial. Se demostró que el agrupamiento se podía dar de otra manera, con otros medios de producción, y el autor quedó más poéticamente instalado.

–Esa recuperación venía ya desde los ’80.

Bartís: –Sí, pero en los ’90 se instaló la posibilidad de generar obra, no ya en una situación de evento, sino de obra y crítica de la cultura tradicional.

–¿Y ahora?

Bartís: –Tenemos menos esperanzas que en los ’80. Atravesamos desolaciones de distinta índole. En los ’80 había voluntad de encuentro, de producción y lenguaje con un signo político diferente que excedía lo partidario. Hubo una decisión de fractura que ahora no existe; una ruptura con un teatro de representación, donde la trama funciona como sostén. Ahora el campo es difuso y está muy mezclado.

–¿Importa en esto el reconocimiento?

Boris: –El reconocimiento es necesario, como la complicidad con el otro actor que está en escena y el compromiso con los circuitos laterales al relato.

Bartís: –Uno acepta situaciones que están mal porque debe convivir con ellas y no se va a inmolar en la calle. Lo que dice Boris sobre la lateralidad es fundamental. Cuando en una obra hay agenciamiento de lenguaje y pertenencia, el actor llega a sentir un goce extremo. Este es un elemento fundante para salirse de sí. Hay actores que quedan atrapados en un único y definitivo personaje. Entonces están a la espera de algún tipo de experiencia que los libere también del personaje. El teatro es una realidad poética, y cuando nos preguntan por qué mencionamos en La pesca al peronismo, la respuesta es porque se trata de un mito. El mito es una excusa en la obra. Por las mismas razones, de-sarrollamos allí una operatoria de actividades que no parecen útiles, donde las cañas de pescar, los objetos pequeños, elementales, producen fascinación al manipularlos con cuidado.

–Bartís, ¿por qué no actúa?

Bartís: –Estoy absolutamente desentrenado, y utilizar técnicas no sirve. Es un error gravísimo. La técnica no genera lenguaje ni produce poética. Los actores poéticos, que es lo que pretendemos ser, requieren un entrenamiento superlativo para instalar en su propio cuerpo la narración, porque el actor no se constituye en personaje sino en una manera de estar en escena y potenciar el relato.

* La pesca es interpretada por Sergio Boris, Carlos Defeo y Luis Machín. De la dramaturgia, diseño espacial y dirección se ocupa Ricardo Bartís. La música es de Carmen Baliero, el vestuario de Magda Banach y la iluminación de Jorge Pastorino. La realización escenográfica corresponden a Norberto Laino y Ricardo Félix. Nuevas funciones en Sportivo Teatral, Thames 1426, los sábados a las 22 y domingos a las 21. Reservas: 4833-3585.

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