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Martes, 25 de octubre de 2011
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Entrevista a Javier Daulte, que escribió y dirige la pieza teatral 4D Optico

“Aquí hay una duplicidad de los personajes”

El dramaturgo y director propone una “comedia de ciencia ficción”, en la que ocho actores se desdoblan, intentando sorprender como personajes habitantes de dos realidades. La obra alienta un viejo interrogante: “¿Dónde quedó aquel otro yo que no pudo ser?”.

Por Hilda Cabrera
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“No pretendo que el espectador entienda de física o matemática, sino que se divierta y conmueva”, plantea Daulte.

“Un grupo de científicos desarrolla protocolos de alta tecnología en un laboratorio de punta. Pero un accidente en uno de los experimentos produce una fisura en el espacio-tiempo, creando un peligroso acceso a una realidad alternativa.” Así se presenta a 4D Optico, “comedia de ciencia ficción”, donde ocho actores se desdoblan, intentando sorprender como personajes habitantes de dos realidades. Esta obra, escrita y dirigida por Javier Daulte, alienta, entre otras preguntas, la proverbial “¿Dónde quedó aquel otro yo que no pudo ser?”. Estrenada en 2003, en el Festival de Temporada Alta, de Girona (en español y catalán), y también en el Teatro Lliure, de Barcelona, premiada y traducida al inglés y el sueco, 4D Optico se presenta ahora en la Sala Orestes Caviglia del Teatro Nacional Cervantes. En diálogo con Página/12, Daulte manifiesta su interés por los límites de la representación, o “cuánto podemos hacerle creer a un espectador que existe una persona que no vemos”, puntualiza. La pretensión es que el espectador “vea dos obras al mismo tiempo, en el mismo lugar”. Reconoce que el tema de la dualidad es una constante en su trabajo y en su vida. “A partir del 2000, conviví durante diez años con dos realidades, la de Barcelona y la de Buenos Aires. Eso produjo un desdoblamiento, que es también el de la escena. Uno está en un lugar llamado teatro, donde aparece otro lugar, que es el de la ficción, y donde el relator es uno y el personaje es otro”, resume.

–¿Desde qué lugar se acerca a la ciencia?

–La obra se relaciona con las vías posibles y alternativas, con las decisiones que uno tomó en la vida. Tengo una fuerte afinidad con el universo científico. Para mí, la matemática es un juego reglado, como el teatro. Tengo algunos conocimientos de física y matemática. La gente que sabe de física newtoniana y física cuántica entiende que, teóricamente, el planteo de 4D Optico no es imposible.

–¿Lo dice por el debate y las dudas acerca de la naturaleza de la realidad?

–Se habla de los “agujeros de gusano”, como túneles entre estrellas que no están vacíos, como puntos del universo, del espacio-tiempo, que se pueden atravesar hacia un universo alternativo. Qué posibilidades hay en esto, aún no se sabe, pero los científicos siguen investigando.

–En otro plano, ¿cómo afectan al teatro esas dudas sobre la realidad?

–Lo que interesa acá son las implicancias poéticas y filosóficas. No pretendo que el espectador entienda de física o matemática, sino que se divierta y conmueva. Los científicos de la obra están desesperados. Quieren salvar al universo de un colapso y se ven obligados a intervenir en esa “realidad alternativa” que se filtra en la propia realidad. Esta dedicación denodada por evitar la catástrofe existe, aunque nunca lleguemos a enterarnos.

–Salvo que se divulgue.

–Sí, pero mientras tanto no sabemos en qué está esa gente anónima ni qué está investigando. Quizás ésta es una mirada un poco naïve, o esperanzada, acerca de la actividad, el pensamiento y la condición humana. Pero por qué pensar que es errada. Los científicos investigan sin buscar su propio interés, como los artistas que realizan su obra y la donan. Lo que hacen tiene un sentido trascendental, que a veces construye y otras destruye. En un momento de la obra, un personaje dice que el universo existe en la medida en que sus leyes permiten que haya una inteligencia capaz de preguntarse por su existencia, la del universo y la propia.

–La certeza de la muerte lleva también a esa pregunta y a inventar respuestas.

–No sé si la conciencia del límite de nuestra vida es el estímulo. En todos existe un niño que es creativo, pensante y científico (porque quiere investigar), que además actúa con la impunidad del inmortal. Y ese niño permanece en nosotros toda la vida, no tanto por el miedo a la muerte como por el deseo de ser inmortal. De ese deseo tan arraigado nace la posibilidad de inmortalidad del trabajo humano. De lo que hemos creado y de nuestros recuerdos; porque en nosotros conviven todas las edades de nuestra vida y todas las del género humano: somos cavernícolas, medievales, modernos y posmodernos al mismo tiempo.

–En el texto que antecede a 4D Optico, toma un comentario hecho por el físico inglés Stephen W. Hawking (en Historia del tiempo) sobre la reducción del ámbito de las indagaciones filosóficas. Allí, Hawking adjudica a Ludwing Wittgenstein haber dicho que la única tarea que le ha quedado a la filosofía es el análisis del lenguaje. ¿Por qué tomó esa cita?

–Wittgenstein fue un filósofo muy crítico con los de su profesión y con los científicos que opinaban sobre su trabajo. Es interesante ver cómo la reflexión filosófica se fue integrando a otras disciplinas: a la política, por el francés Alain Badiou, entre otros. El suizo Ferdinand de Saussure la integró al psicoanálisis y el ruso Georg Cantor, a la teoría de conjuntos, base de la matemática moderna. Decir que la filosofía se circunscribe al análisis del lenguaje es como hablar de la multiplicidad de sentido. Una obviedad. Porque si es tan cierto que existe la multiplicidad de sentido y es inevitable, no nos ocupemos de ella, porque igual se va a producir: está garantizada por el propio lector.

–En la obra hay una realidad bien concreta y personajes extravagantes: científicos, mafiosos, una cantante...

–Los científicos se encuentran en un laboratorio, trabajando para empresas y en medio de un manejo político y amenazas de despido. En esa situación tan particular se produce un accidente en uno de los experimentos, que afecta a un disminuido mental, hermano de uno de los científicos. A partir de este hecho, toman conciencia del peligro que puede producir esa fisura en el espacio-tiempo. La situación pone en movimiento la duplicidad de los personajes. La intención es que el espectador vea a todos los personajes en escena y al mismo tiempo, sin que el número de actores varíe. Como si cada uno de nosotros descubriera su yo alternativo, ese yo que existe en otra realidad y se pregunte “con cuál me quedo”.

–¿Qué significa 4D Optico?

–Es un título intuitivo. 4D es la cuarta dimensión, y Optico tiene que ver con la complejidad del ojo, con lo que vemos y no vemos, y con la ilusión.

–¿Con una realidad independiente de la propia observación?

–Y de la construcción que hacemos de esa realidad. Pongo el ejemplo de E.T., el extraterrestre. El niño ve al E.T. en su casa, pero la madre no puede verlo. En la película, Steven Spielberg le da una solución muy sabia. La madre (el adulto) sólo lo ve cuando su hijo cae enfermo.

–¿Percibir la totalidad de los personajes en escena es una ilusión?

–La obra no deja de ser una fábula, una ficción. En todo caso hay una teatralidad. Tengo la suerte enorme de que los actores que admiro y conozco quieran trabajar conmigo. Para mí era muy importante estrenar esta obra en la Sala Orestes Caviglia, porque ahí queda muy claro que estamos haciendo trucos muy simples. Como esos magos que hacen los trucos bien cerca nuestro, y les creemos, acá, la magia es la del actor capaz de convencer al espectador de que quien entró es uno y otro el que abandonó la escena.

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