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Domingo, 12 de agosto de 2012
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Fabiana Rey presenta el unipersonal Atahualpa. El rito del silencio

Don Ata, en busca de la palabra justa

La actriz y directora enlaza los grandes t贸picos del compositor, poeta y cantor: el andar, la soledad y las penas del hombre. Para ello investig贸 en profundidad los textos de Yupanqui.

Por Sergio S谩nchez
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El espect谩culo va los domingos de agosto en el Centro Cultural de la Cooperaci贸n.

La actriz y directora Fabiana Rey se sumergi贸 en la dif铆cil tarea de llevar a escena a uno de los artistas m谩s relevantes que dio la cultura argentina: Atahualpa Yupanqui. Y sali贸 airosa. El unipersonal Atahualpa. El rito del silencio (domingos de agosto a las 20 en el Centro Cultural de la Cooperaci贸n, Corrientes 1543) rescata con fidelidad y delicadeza la esencia po茅tica del autor bonaerense. Rey, quien tambi茅n dirige la obra, investig贸 en profundidad los textos (relatos, memorias, recitados y poemas) de Yupanqui y seleccion贸 los pasajes m谩s representativos para construir la dramaturgia 驴El resultado? Una cuidada pieza teatral y po茅tica que enlaza los grandes t贸picos del compositor, poeta y cantor (el andar, la soledad y las penas del hombre) y que busca interrogar qu茅 alcance tiene hoy su legado art铆stico. 鈥淢e impact贸 la profundidad y simpleza de Atahualpa y su capacidad de observar el ser鈥, le dice Rey a P谩gina/12. Ella recuerda que escuch贸 hablar de 茅l en su infancia pero que se 鈥渁dentr贸鈥 en su obra reci茅n en la adultez. 鈥淢i abuela me lo presentaba como el 鈥榞ran cantante鈥欌, dice con tono jocoso.

Pocos (pero suficientes) elementos esc茅nicos le bastan a Rey para dar lugar al hecho teatral: un busto de un caballo, un palo de algarrobo, un banquito, un poncho, un libro y una pantalla que recrea paisajes naturales y que refuerza la est茅tica rural. Y, claro, a eso se suma su buen despliegue actoral (un gran uso de la voz) y corporal y un juego interesante de luces y sonidos. Cada elemento parece girar sobre un mismo eje: el silencio y la b煤squeda de la palabra justa. En esta puesta, lo no verbal dice mucho y ninguna frase est谩 de m谩s. Se dice lo necesario y cuando no hay nada para decir, se calla, como lo ense帽aba Yupanqui. Es que uno de los pilares de su filosof铆a de vida y, por ende, de su obra 鈥搗ida y obra eran inseparables en 茅l鈥 radicaba en que la palabra era una de las virtudes m谩s preciadas del hombre. Por esa misma raz贸n, anhelaba convertirse en un autor an贸nimo, es decir, quer铆a que sus cantos y sus versos trascendieran m谩s all谩 de su figura. En parte, lo logr贸. Esa idea recoge la actriz para su puesta. En un relato llamado 鈥淪ilencio鈥, Yupanqui dice: 鈥淒e nada serv铆an (las palabras) sino las apoyaba una conducta, una actitud definida y hasta heroica, un gesto en el que el hombre jugaba el caudal de su sangre o su sue帽o鈥. Pocas palabras alcanzan, entonces, para 鈥渃omprender los estados profundos del ser鈥.

Si bien la obra no posee la estructura narrativa r铆gida de una pieza convencional, s铆 se desarrolla una historia que tiene un inicio y un desenlace. El personaje que encarna Rey irrumpe en escena con un enunciado decisivo: 鈥溌lenen mi boca de arena si quieren callar mi voz!鈥 (extracto de la 鈥淟a flecha鈥). De inmediato, la actriz deja escapar un pronunciado silencio, como si la frase necesitara un tiempo para ser desmenuzada, comprendida. Entonces, sucede una escena que marca el nudo de la obra: la actriz toma el busto del caballo y lo hace deslizar por gran parte del espacio esc茅nico. No es un hecho m谩s: significa el andar, el camino y sus infinitas llegadas. Es que otra de las pasiones de Yupanqui era el camino. En sus primeros viajes a caballo pudo vivenciar las penas de los campesinos e ind铆genas, por quienes sent铆a una verdadera fascinaci贸n. Entend铆a al hombre inserto en el paisaje, nunca por fuera. 鈥淓l texto 鈥榊 cantaban las piedras en el r铆o鈥, que habla del Cerro Colorado, da cuenta de una persona que se qued贸 todo el tiempo observando, desde que sali贸 la luz del sol hasta que lleg贸 la noche. El se compromet铆a con eso, no era simplemente un observador, sino que era part铆cipe鈥, analiza Rey. La transformaci贸n que produce en su esp铆ritu el hecho de viajar es uno de los ejes de la obra (鈥淎 veces no comprendo mi rodar por el mundo (...) / Esto, que siendo simple, se ha tornado profundo鈥, de 鈥淓l andar鈥).

Luego, con tono pausado pero con la misma fuerza vocal, la actriz se sirve del palo para recitar el poema 鈥淣o me dejes partir viejo algarrobo鈥, otra escena clave de la puesta. El trozo de madera evoca la ausencia, algo que a煤n no es o que ya no est谩. Una futura guitarra, quiz谩s. Esa angustia es la que el espectador percibe casi todo el tiempo. 鈥淵o tom茅 el silencio po茅tico, el silencio de la meditaci贸n, el silencio que tiene uno mismo con un pesar 鈥揺xplica la actriz鈥. Y tom茅 el silencio tambi茅n como ausencia. Yupanqui tiene un texto en el que dice que la madera de la guitarra antes de ser guitarra fue cantada por un mont贸n de p谩jaros, que hac铆an sus nidos en ella.鈥 Los ritmos de la ciudad y el pulso del mercado iban a contramano de la obra po茅tica y musical de Yupanqui. Eso es lo que quiere poner en evidencia, entonces, la actriz y directora cuando pone en escena una filmaci贸n de un insecto sobre una mano. S贸lo eso. La espontaneidad, la contundencia y la magia de lo natural. 鈥淟os ruidos del mundo nos han robado ese sagrado instante en que la hoja suspira su adi贸s definitivo鈥, se lamentaba Yupanqui.

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