Imprimir|Regresar a la nota
Lunes, 3 de noviembre de 2014
logo espectaculos
Bernardo Cappa habla de su obra Dadas las circunstancias

Con la imaginación como posibilidad

El dramaturgo, actor y director afirma que “le sale generar el texto en el mismo momento en que está ocurriendo la escena”. De ese modo escribió esta pieza, en la que un grupo de teatro se enfrenta al dilema de aceptar dinero ilícito para poder estrenar.

Por Cecilia Hopkins
/fotos/espectaculos/20141103/notas_e/na29fo01.jpg
“Hoy se actúa mucho, aunque a veces no se sabe para qué”, plantea Bernardo Cappa.

En un pequeño departamento, los integrantes de un grupo de teatro se reúnen para ensayar una versión de La gaviota de Chéjov. Pero junto a viejos reproches y signos de descontento, el tema del dinero que hace falta para producir el espectáculo comienza a imponerse en la conversación. Si hasta el momento la discusión se presenta muy entreverada con lo que cada uno espera de su carrera actoral, el clima general cambia con la aparición de una vecina. Detrás de ella llega el portero, una mecenas en potencia, su hijo ciego y un plan bizarro para que la cooperativa de actores consiga el dinero que necesita para hacer realidad el estreno. Escrita por el también actor y director Bernardo Cappa, Dadas las circunstancias (lunes a las 21 en Vera Vera Teatro, Vera 108) plantea una trama repleta de derivaciones que tienen su eje en la producción de un dinero ilícito, por un lado, y la decisión de aceptarlo o rechazarlo por parte de los actores. El elenco está integrado por Carla Appella, Martín Bertani, Fernando De Rosa, Sofía García, Diego Gens, Natalia Giardinieri, Alejandra Hollender, Maia Lancioni, Guido Losantos, Dina Pugach y Carla Viola.

Cappa comenzó a escribir y estrenar sus obras en la década del ’90. Pero su producción fue perdiendo el aliento poético de sus primeras piezas (Pradera en flor, Olvido, Herida) en favor de situaciones escénicas risibles y aparentemente ingobernables. “Empecé a cambiar mi forma de escribir después de 2000, cuando comencé a dedicarme más a la dirección”, le cuenta el dramaturgo a Página/12. Por entonces, afirma, sentía la necesidad de generar una textualidad que se alejase de la melancolía y que, por el contrario, produjese “una teatralidad alegre”. Interesado en que el actor tuviese un rol de mayor participación en la dramaturgia –algo que investigó en el estudio de Ricardo Bartís, a quien toma de referente–, Cappa afirma: “Me sale generar el texto en el mismo momento en que está ocurriendo la escena”.

–¿Cómo escribe sus obras?

–Hace años que lo hago a partir de los ensayos con los actores y lo que ellos aportan. Genero circunstancias muy claras y luego tengo en cuenta lo que el actor propone, que por lo general difiere bastante de lo que yo imaginaba que haría.

–¿Qué datos les aporta a los actores para su improvisación?

–Parto desde una hipótesis de relato clásico que, generalmente, presenta una línea muy clara y otra que está por debajo y más oculta, que se va descifrando de a poco. Planteo una situación realista que luego se “desordena” con la aparición de algún elemento ridículo o poco probable. Me gusta que el teatro deje la posibilidad de imaginar.

–¿Observar la realidad le sirve para escribir?

–Hoy vemos que la realidad está estallada. Esto se ve en los parámetros de lo que antes podría ser lo bueno y lo malo. Un ejemplo podría ser la naturalización que ahora existe con relación a lo ilegal. Se accede a la delincuencia muy naturalmente porque hoy la ilegalidad se volvió cotidiana.

–¿Qué cambio cree que se produjo?

–Es que se empezó a dejar de creer en las leyes de organización. Y todas las construcciones que se emiten con relación al relato social aparecen como una máquina de confusión. Es como si dijéramos “a relato revuelto...”. Se actúa mucho, aunque a veces no se sabe para qué.

–¿Por qué lo dice?

–En la política, en los medios, en la gente en general, es muy grande el grado de adicción a la actuación y a lo que ésta produce, que es la mirada de los otros. El deseo de querer ser mirado es tan fuerte que no se puede dejar de actuar. Y esto tiene sus consecuencias, porque genera una emoción tóxica en el otro.

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.