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Martes, 25 de agosto de 2015
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Dos obras complementarias entre sí de Pablo Bellocchio, en Timbre 4

Saber o no saber, ésa es la cuestión

Esto es tan solo la mitad... y ...De todo aquello que me contaste se suceden sin solución de continuidad arriba del escenario, pero los personajes callan más de lo que dicen.

Por Paula Sabatés
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La historia tiene tantas aristas como personajes.

7

ESTO ES TAN SOLO LA MITAD... ...DE TODO AQUELLO QUE ME CONTASTE

Autor y director: Pablo Bellocchio.
Actores: Estefanía Revas, Gimena Romano Larroca, Jimena López, Jorge Gentile, Nicolás Salischiker, Valeria Zylberberg, Rodrigo Bianco, Gastón Cocchiarale.
Iluminación: Lucas García.
Asistencia de escena: Cynthia Judith Att.
Funciones: domingos a las 19.15 (Esto es solo la mitad...) y a las 20 (...De todo aquello que me contaste) en Timbre 4, Boedo 640. Hasta el 13/9.

Hay un instante, durante el breve intervalo que separa a las dos obras del colectivo teatral Lascia que se muestran juntas, en el que el espectador duda. De quedarse a la segunda, de querer saber más. Puede elegir irse, conocer sólo una parte de la historia, y sería más que válido porque si bien las piezas conforman un solo espectáculo –Esto es tan solo la mitad... ...De todo aquello que me contaste–, también conservan la autonomía suficiente para pensarse por separado y aun así seguir conservando una coherencia poética y temática. Pero es cierto que quien se vaya (o quien llegue tarde, porque para el caso también puede verse sólo la segunda entrega) sólo verá, como dice el título de la dupla de obras, sólo la mitad de lo que esta compañía teatral quiere contar cada domingo en Timbre 4. La mitad de una historia que tiene tantas aristas como personajes hay. Y más también.

La situación es la de un velorio, el de Piero Lascia. Sus hijos porteños, los que tuvo con su segunda mujer, están en el “piso de abajo” del viejo caserón y son los protagonistas de Esto es tan sólo la mitad... Los otros, los de San Juan, a los que el difunto abandonó cuando eran chicos, esperan “arriba” que los dueños de casa les ofrezcan café o les den autorización –que no necesitan– para entrar a la habitación donde yace su padre, para verlo por última vez. Claro que el arriba y el abajo serán en la misma sala, la grande de la sede de Timbre 4 ubicada en Boedo 640. Y que si bien Estefanía Revas, Gimena Romano Larroca, Nicolás Salischiker y Gastón Cocchiarale actúan en la primera parte y Rodrigo Bianco, Valeria Zylberberg, Jorge Gentile y Jimena López en ...De todo aquello que me contaste, los cruces entre unos y otros existirán por momentos, lo que obliga al director Pablo Bellocchio a intentar una exactitud milimétrica que permita hacerle creer al espectador que lo que sucede en ambas piezas se da en simultáneo.

Esa condición (cualquiera se atrevería a arriesgar que en los ensayos prestaron mucha atención al reloj) es muestra de la responsabilidad con que el equipo se tomó su propio desafío de contar algo de un modo distinto. Si ambas partes efectivamente se llevaran a cabo al mismo tiempo, posiblemente no habría desfasajes entre la primera irrupción de uno de los sanjuaninos en la escena donde los hermanos de la otra mitad de la familia se pelean, o entre la de uno de estos últimos al piso de arriba en el momento en que la menor de esa parte del clan se entera de que su hermano tiene contacto con “los otros”, algo que siempre ignoró. Ambas entradas, como el resto de las que son así, se darían al mismo tiempo en una y otra obra.

Hay que decir que, en la transición, la historia cae lentamente en una serie de lugares comunes (aunque también vale aclarar que son un tanto inesperados). También que algunos elementos quedan sin justificación y que la primera parte es más intensa que la segunda, que si bien juega las cartas más fuertes sufre el problema de ser un tanto reiterativa en sí misma. Por lo demás, las actuaciones son parejas, un punto a favor teniendo en cuenta que todos los personajes tienen la misma jerarquía dentro de la historia, y también lo son los otros elementos, como la escenografía o el vestuario, que colaboran con ese propósito de simular simultaneidad.

“La historia se cuenta en dos obras para que el espectador atraviese el mismo conflicto que los personajes: el de hasta dónde quiere saber”, explica el programa de mano. Habría que agregar, de todos modos, que aunque se vean ambas obras, aún queda tarea para la imaginación. Porque los personajes callan más de lo que dicen, y entonces esa mitad de la que habla la compañía en el título no se refiere a una de las dos obras sino al conjunto. Porque el resto es trabajo del espectador.

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