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Miércoles, 23 de septiembre de 2015
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Final del juicio, de Tito Cossa, dirigida por Jorge Graciosi

A la espera de la última sentencia

Un hombre que define si va a ir al paraíso o al infierno le sirve al dramaturgo para criticar desde el humor a la religión y cierta clase de Justicia. La puesta es precisa y son notables las actuaciones de Federico Alí, José María López y Juan Manuel Romero.

Por Paula Sabatés
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Final del juicio puede verse los sábados, a las 19.30, en el Teatro del Pueblo.

En Final del juicio, una imagen vale igual que mil palabras, porque sería injusto dar supremacía al ingenioso y magistral texto de Tito Cossa por sobre las actuaciones de Federico Alí, José María López y Juan Manuel Romero, y la precisa puesta de Jorge Gracioso, o viceversa. No hay uno sin las otras, como viene sucediendo hace años, cuando el director se puso al frente de los textos del emblemático dramaturgo. Todo, en esta obra, está donde tiene que estar. Incluso la obra misma, que se exhibe (los sábados a las 19.30) en el Teatro del Pueblo, acaso el que más lugar ha dado al teatro de autor nacional de la posdictadura.

De una hora de duración, la pieza se sitúa en la secretaría de un juzgado típico, con un escritorio y muebles clásicos, un fichero de expedientes y muchos otros papeles. Del otro lado de la puerta sesiona el “Tribunal Supremo”, que en escena nunca se verá pero que tendrá especial importancia para el desarrollo de la acción dramática. Sí se ven el Letrado –no se sabrá su nombre, como si antes que persona fuese ese profesional–, su joven asistente Carlitos y Oscar Jalil, quien se encuentra definiendo el estado de su juicio final: es decir, si va al paraíso o al infierno. Toda la obra, con ese fin, se encargará el primero de revisar el expediente con su “causa”, haciendo un recorrido por los pecados capitales y los diez mandamientos, sobre los cuales Jalil tendrá que atestiguar.

La primera sensación frente a la obra es la de grata sorpresa. Es difícil que aquel que conozca la obra de Cossa a priori no asocie el título con algo más sombrío, de otro carácter, pues el dramaturgo ha sabido, como pocos, volcar a la escritura teatral los dramas de la sangrienta dictadura militar y también los juicios de lesa humanidad. Pero en esta pieza el tinte es otro, y aunque cada espectador pueda darle a la obra el mensaje que quiera (incluso ignorar que se trata del juicio final), lo cierto es que se trata de una obra cargada de humor, de un humor de una inteligencia notable que por momentos remite a Monty Python o a Harold Pinter, y se aleja del imaginario de otras obras del propio Cossa.

Claro que no se trata de una obra vacía de contenido y crítica (después de todo, el autor sigue siendo Cossa...). Con maestría, el dramaturgo deja en clara una visión sobre la religión, en primer término, pero también sobre la Justicia, o sobre cierta Justicia, a través de la ironía y la construcción de la parodia. Cuando repasan el séptimo mandamiento, por ejemplo, Jalil se sincera con el Letrado: “Para ser sincero con usted, señor Letrado, y con el Tribunal Supremo, debo confesar que alguna vez... Bueno... nunca robé, pero alguna vez, sólo una vez, eludí pagar impuestos”. A lo que el doctor responde: “Para el Tribunal Supremo no pagar impuestos no es robar, los jueces supremos no entienden muy bien qué es eso de pagar impuestos. No lo van a tener en cuenta”.

Pero más allá del texto dramático, que merece detenida atención, como se dijo la puesta es igual de lograda, y la concreción justa de ese primer material. Graciosi otorgó un ritmo preciso a los personajes y la acción y supo cómo potenciar los pasajes más humorísticos. Claro que tuvo grandes aliados: los tres actores son impecables, como en otros trabajos, y muy parejos, cada uno en su rol. Juntos dan vida a ese mundo entre absurdo y realista, que hacen de Final del juicio una obra singular, y una de las propuestas más destacables entre los clásicos de la cartelera porteña.

9-FINAL DEL JUICIO

De Roberto “Tito” Cossa

Actúan: Federico Alí, José María López, Juan Manuel Romero.

Vestuario y escenografía: Héctor Calmet.

Edición de sonido y efectos especiales: Malena Graciosi.

Fotografía: Carlos López Mena.

Asistencia de dirección: Marianela Follonier.

Producción ejecutiva: Ruhesi Producciones.

Dirección: Jorge Graciosi.

Funciones: sábados a las 19.30 en Teatro del Pueblo, Roque Sáenz Peña 943.

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