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Sábado, 3 de octubre de 2015
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HORACIO ROCA Y TUÑON (ESQUINA Y BANDERAS)

La voz de un poeta imprescindible

Por Paula Sabatés

“No soy un especialista en Tuñón, pero me encanta.” Horacio Roca lo deja en claro antes incluso de empezar la entrevista con Página/12, a propósito de Tuñón (Esquina y banderas), espectáculo poético sobre la obra del escritor argentino en el C. C. de la Cooperación. “Hay gente que ha escrito cosas muy interesantes sobre su obra. Lo mío es la actuación”, agrega. Quizás aún no se dio cuenta de que en la intimidad de la Sala Pugliese, cada domingo a las 20.30, al espectador no le interesa realmente cuánto sabe de su vida y su obra, porque lo que importa es la forma en la que se para y pone cuerpo y voz para decir sus poemas; la forma en la que despliega todo su virtuosismo para encarar el difícil desafío de hacer un unipersonal de poesía. La obra, que el director define como “un monólogo, más que una sucesión de poemas que empiezan y terminan”, recorre la vasta obra del poeta, que fue al primero que descubrió en su adolescencia. Con una puesta despojada e intimista, el actor recorre distintas zonas temáticas como la militancia, el amor, la soledad, la muerte y los viajes. Pero no lo hace solo: “Siento que hay una sintonía con el público, que vamos juntos en ese recorrido”, admite.

“El espectáculo surgió de las puras ganas. Quería presentar algo en el Festival de Poesía del Centro, que se hace todos los años en la Cooperación, con la idea de hacer una o dos funciones. Pero cuando empecé a leer material me di cuenta de que había mucho más y el problema fue qué dejar afuera. Lo que quedó es una obra ligada a su vida. Uno sabe que lo que escucha es la voz de un tipo que está hablando de lo que vivió. Es un atractivo muy vital”, asegura el director.

–La mayoría de las puestas teatrales sobre poesía son muy despojadas, con poca escenografía y utilería. ¿Es casualidad o hay alguna relación entre el minimalismo y la palabra poética?

–No es casualidad, es algo que pide el material. Aun si uno quisiera ponerle muchas cosas a la puesta y construir una gran escenografía, la poesía misma lo expulsa. Creo que se trata de dejar muy en primer plano la palabra y que en todo caso el viaje el espectador lo haga a través del poeta. Que las imágenes, las acciones y todo eso que en el teatro más tradicional suele tener un peso más importante, esté en la palabra. Hay que ser un vehículo lo más despojado posible para que eso llegue. Por supuesto que hay un cuerpo presente y que la voz está teñida de esa corporalidad, sobre todo porque los poemas se dicen memorizados. Pero aun así hay que intentar darle prioridad a ese instrumento, por lo menos en el caso de Tuñón, que tiene un tono muy intimista, como de un tipo que está charlando y compartiendo sus obsesiones e imágenes. Apunto a eso, a entablar con el público una comunicación lo más sincera, cercana y humana posible. Y para eso no hace falta más que la voz.

–Y en ese decir, ¿encara a un personaje?

–Es complejo, porque no me propongo encarnar a Tuñón, hacer una imitación o evocación. No lo conocí, no sé cómo fue, y seguramente la gran mayoría del público tampoco, por lo cual no tendría sentido. Lo que trato es de que sea una palabra dicha muy en nombre propio, de hacerme cargo, dejarme habitar por esas palabras. Aunque no lo busque, de algún modo es Tuñón el que está hablando. No porque haya una intención de componerlo, sino porque cuando pronuncio esas palabras pretendo que parezca que es algo que está brotando en el momento, en mi cabeza y en mi corazón, y no que soy alguien que está contando algo que memorizó.

–Tuñón tiene varias temáticas. ¿Destacó algún eje?

–La hice en base a mi gusto, pero también traté de que hubiera diversidad y que estuviera equilibrado en temáticas, pero que a la vez hubiera una unidad en el espectáculo, como si fuera una estructura de monólogo más que de poemas que empiezan y terminan. Quedaron materiales ligados por tema o por clima, lo que determinó diversas zonas. Hay una parte más social, más políticamente comprometida, otra que tiene que ver con la infancia y con Buenos Aires, donde se crió Tuñón. También hay poemas de amor y de muerte, muy bellos e intensos. Y hay un tema que recorre mucho su obra, que es el del viaje. Eso aparece mucho y no creo que sea casual, porque imagino al espectáculo como un viaje que realizamos el público y yo a través de esos paisajes, de esos recuerdos.

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