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Miércoles, 16 de mayo de 2007
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“SOY LA SOLUCION”, UNA SERIE DE MONOLOGOS DE ALBERT VIDAL

El irónico maestro de feria

En la pieza que se presenta en el Teatro del Nudo, el actor catalán deslumbra con su capacidad para la performance escénica.

Por Hilda Cabrera
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Vidal dispara un sinfín de metáforas insólitas.

Para testimoniar sobre el mundo actual están el miedo, la desconfianza y el escándalo, la influencia de los publicistas y “la rabiosa búsqueda de dinero” que muta a sociedades enteras y las iguala en su “adoración al tótem”. El actor y autor catalán Albert Vidal se refiere a estos y otros asuntos en monólogos que combina con pantomima y canto. Y todo con la originalidad de quien ha aprendido numerosas técnicas y las metamorfosea hasta conformar con éstas un estilo. El actor es aquí el hombrecito de negra vestimenta que, anónimo en la platea, sube al escenario para ser el príncipe de un relato en el cual habrá de reconocerse bufón. Confesará también que no es lo que promete el título de la obra, sino apenas un simple mensajero. El espectador se preguntará entonces: ¿mensajero de qué? Pero este personaje-guía no lo dirá, salvo que se entienda por “mensaje” la observación de que el gran desafío es poner freno a la sordidez y celebrar aquello que se considera positivo en el humano. Se sabrá por su discurso que preside un ignoto Movimiento Telúrico Internacional, y que entre los mitos edificados para “explicar” la Creación reivindica la fértil unión de la serpiente con la blanca flor del nenúfar, planta acuática que en los humanos –a diferencia de la invención– inhibe el deseo de procrear. Claro que la fábula adorna, y Vidal la utiliza en esta primera presentación suya en Argentina a modo de prólogo de viejas y nuevas problemáticas, serias o disparatadas, o una mezcla de éstas, porque –se sabe– “la vida es pura transformación”.

Lo que este príncipe no hace es mirar y callar: incursiona en casi todo y opina sobre el arte y sus diferentes expresiones, sobre lo bello y la pornografía, “de la que no se puede prescindir”. Irónico “maestro de feria”, adopta a veces un estilo pomposo que despierta sonrisas, aunque quizá no sea él quien hable entonces, sino cualquier otro personaje de los varios que se suceden en esta obra a la manera de piezas colocadas sobre una cinta sinfín. Formado en la pantomima, el canto y la danza, también en las orientales, y con maestros como Jacques Lecoq, Dario Fo y Kazuo Ohno, Vidal se destaca por su destreza gestual (uno, entre otros ejemplos, es la torsión del rostro con efecto terrorífico) y el dominio del “canto telúrico”. Su interpretación emociona, aun cuando él mismo argumente la necesidad de la distancia emocional en el teatro. Distancia fructífera, como “la mentira escénica”, juego que propicia el encuentro y también el desenmascaramiento.

Es probable que el lenguaje utilizado por el actor suene a extravagante, sobre todo en los primeros tramos, en parte por el tono empleado (grandilocuente en el príncipe, por ejemplo) y por tratarse de alocuciones inusuales en el ámbito porteño. Esto dificulta el puzzle mental que debe armar el espectador que busque mayor concisión en un trabajo que produce metáforas insólitas, elaboradas por un intérprete (y autor) que –por añadidura– da la impresión de decir cosas pensadas en ese instante. Esa probable dificultad del espectador no es aplicable a los movimientos que ejecuta el actor, aun cuando éstos respondan a ritmos y cadencias originados en distintas culturas. Tampoco a los apuntes burlones, irresistibles cuando parten de un personaje que sabe satirizar desde el llano. Vidal presenta situaciones donde la imaginación equivale a primordial inocencia, y quizá sea ése su código para quebrar los tabúes y esquemas mentales de quienes no admiten otras formas que no sean las propias.

7-SOY LA SOLUCION

De Albert Vidal

Intérprete: Albert Vidal.

Colaborador en la puesta: Joan Simó.

Lugar: Teatro del Nudo, Av. Corrientes 1551, los viernes a las 20.30, sábados a las 22.15 y domingos a las 19.

Duración: 60 minutos.

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