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Lunes, 24 de diciembre de 2007
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DIEZ AÑOS DEL INSTITUTO

“Al fin el INT pudo tener visibilidad”

El festejo sirvió para repasar logros y reiterar el pedido de autarquía.

Por Cecilia Hopkins
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“Recién ahora el INT está dando respuestas sociales, hay que acompañarlo”, dijo Brambilla.

Hubo brindis y gestos satisfechos el jueves en el teatro Cervantes, en ocasión de celebrar los 10 años de la creación del Instituto Nacional del Teatro. No obstante, atravesó el acto la expresión de una necesidad postergada desde los inicios de la entidad: la conquista de su autonomía financiera. Creado como ente de aplicación de la Ley del Teatro –la cual reivindica la actividad escénica “por su contribución al afianzamiento de la cultura”, motivo por el cual se compromete a su apoyo y desarrollo– el INT “sólo ha podido destinar al cumplimiento de la Ley el 60% de los recursos percibidos por año, debido a las limitaciones presupuestarias impuestas desde la Nación”, según manifestó Carlos Leyes, representante de Formosa, en el primero de los breves discursos que iniciaron el encuentro. Presente en el acto, el secretario de Cultura, José Nun, no tuvo más remedio que referirse al particular: “El INT, desde su formación, le ha dado un impulso notable al teatro independiente a lo largo y a lo ancho del país. De modo que uno de los compromisos de mi gestión será trabajar para que el INT consiga su autarquía plena”, afirmó. El encuentro contó con la presentación de fragmentos de espectáculos, a cargo del marionetista rosarino Orsini, el grupo Los Macocos y el trío Los Amados.

En conversación con Página/12, el director ejecutivo Raúl Brambilla –que asumió en 2004 y fue recientemente confirmado en sus funciones– declinó hacer un balance de su gestión, por considerar que el desarrollo de la institución se debe “a un trabajo de equipo muy complejo y enriquecedor”, dado que, al cambiar los integrantes del consejo de dirección compuesto por los representantes provinciales, “hay que poner en la mesa de debate los nuevos puntos de vista, además de sostener una línea de trabajo”. Es por esto que, más allá de los sucesivos cambios de gobierno –y por consiguiente, de director ejecutivo de la entidad–, Brambilla consideró que todos los esfuerzos de estos diez años estuvieron puestos en lograr que los “nuevos” den continuidad a las iniciativas de las autoridades que los precedieron: “El primer consejo tuvo que edificarlo todo, es decir, elaborar desde el más mínimo reglamento. De manera que unos años después era posible saber cuáles eran las cuestiones a modificar –precisó–. Tal vez, el funcionamiento del Instituto fue en principio algo caótico, pero esto fue así porque hubo que hacer todo de la nada. A mí me tocó ordenarlo legalmente, institucionalizarlo.” El funcionario evaluó que fue a partir del quinto año de existencia del organismo que comenzaron a percibirse con claridad sus funciones en todo el país: “Luego de 5 años, el INT empezó a proyectar su imagen. Las fiestas nacionales, los festivales internacionales, el Programa Iberescena (ver recuadro), el trabajo con las ONG y los gobiernos provinciales, todo esto colabora con la visibilidad del INT”.

Sin embargo, todas aquellas tareas que la entidad emprende para hacer realidad la promoción del fenómeno teatro en el país –organización de foros y talleres de formación, programas de televisión y radio, edición de la revista Picadero y colecciones de textos teatrales– no son más que “la punta de un iceberg”, al decir de Brambilla: “Por debajo de todo esto hay un trabajo muy profundo, desde lo técnico y lo administrativo hasta las políticas que se definen día a día, porque la realidad es muy cambiante y nuestro mundo teatral es inabarcable”. Para el funcionario “lo peor que puede ocurrirle al INT es transformarse en un organismo estático”. Por esto, afirma que las líneas de cada nuevo subsidio y programa deben ser pensados cuidadosamente en función de las necesidades de cada región. “Esto nos obliga a establecer prioridades constantemente a partir de un trabajo de decisión política muy grande. Y como los resultados tardan en aparecer, tenemos que hacer una constante revisión para ser más eficientes.” Al parecer, en relación con el presupuesto para 2008 hay buenas noticias: “Este año contaremos con más de 12 millones para subsidios. Será un record. Claro que si a esta cifra se la compara con la demanda que hay, no es tanto”, subrayó.

A la hora del discurso, Brambilla comparó: “Veo el desarrollo del INT y lo pienso como si se tratara de una persona. Ya no es una criatura sino un niño de 10 años que, aunque todavía está absorbiendo información y aprendiendo, recién ahora está dando respuestas sociales. Hay que acompañarlo. Y descubrir qué es lo que hay que proyectar para cuando este niño llegue a la mayoría de edad, para que no improvise y pueda asumir las responsabilidades que se esperan de él”, fue la conclusión.

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