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Sábado, 26 de julio de 2008
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En estas vacaciones de invierno, la ciudad estalla con propuestas de toda clase

Guía práctica para padres desesperados

Títeres, musicales, rock infantil, teatro negro, espectáculos nacidos en la televisión o propuestas artesanales, a precios decididamente suntuarios o a la gorra: el que busca, encuentra.

Por Sebastián Ackerman
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Andantes rodantes, de la Compañía Sobran los Medios.

Por las próximas dos semanas, Buenos Aires será la tierra de Liliput. Las vacaciones de invierno están otra vez aquí, y con ellas los chicos vuelven a ser el centro de la oferta de entretenimientos: teatro, cine y recitales para disfrutar por los más pequeños. Con las aulas vacías, padres, tíos y abuelos tendrán que encontrar la manera de acompañar a los liliputienses sin descuidar sus propias actividades. A voz en cuello, con grandes anuncios en las calles o publicidades televisivas, llega información sobre el estreno de la película Valentina, sobre los clásicos infantiles que saltan generaciones y siguen en cartel y también sobre espectáculos que salen de la televisión para llegar al teatro: una gran variedad de actividades que en esta época del año proponen cambiar pupitres por butacas. Por los próximos quince días, ser chico será lo más grande.

Este ritual que se repite año tras año es el momento que muchos intentan aprovechar para hacer una diferencia subidos al tren de consumo al que incitan las vacaciones de invierno, pero también es un momento para descubrir con los chicos una nueva generación de artistas que le apuestan al mundo infantil o para volver a ver a aquellos que, tiempo atrás, supieron entretenerlo a uno. En el rubro de “palabras mayores” en materia de espectáculos infantiles, allí está Libertablas ofreciendo un doble programa: Cuentos de la selva, adaptaciones titiritescas de cuatro cuentos de Horacio Quiroga y Leyenda, con canciones de León Gieco, Julia Zenko y Rubén Rada entre otros; y la dupla Hugo Midón-Carlos Gianni, que esta vez traen La Trup Sin Fin, que a través de una troupe de artistas ambulantes recuerdan personajes del cine clásico, la historieta y los cuentos de hadas.

También forman parte de este recorrido Héctor Presa y su grupo La Galera Encantada, que a su oferta en el teatro de la calle Humboldt y al Museo Larreta suma este año María Elena, un homenaje a María Elena Walsh en el Teatro San Martín. Y no se puede dejar de lado la propuesta del Grupo de Titiriteros del Teatro, que de la mano de Tito Lorefice y Ana Alvarado presentan Cyrano de Bergerac y Greta y Gaspar. Y si se habla de títeres, hay que mencionar la variada propuesta que Sarah Bianchi –precursora indiscutida del género– ofrece en su Museo del Títere, donde 14 obras deleitarán a hijos y padres.

Pero no hace falta tener una trayectoria con pergaminos para generar ese deleite, esa atracción “para grandes y chicos”. Para comprobarlo no hay más que ir a ver al circo artesanal de clown La Pipetuá presentando Sin escalas; ir a tomar La merienda con Claudio Hochman y su grupo; acompañar a los Andantes rodantes de la Compañía Sobran los Medios para hablar sobre la comunicación y la soledad, o disfrutar del teatro negro que el Grupo Kukla construye en Calidoscopio y El invento terrible. También se puede buscar un ida y vuelta entre el escenario y la platea y jugar a hacer del teatro una gran sala de juegos con El túnel del juego de Los Cazurros –en su cuarta temporada en la calle Corrientes– o con Revuelta de tuerca de Caracachumba, quienes ofrecen a los chicos y a quien quiera ser parte de la aventura sentirse uno más del espectáculo.

Si bien dentro de la nutrida oferta para estas vacaciones hay shows económicos, es cierto que a veces se hace difícil atravesar las vacaciones con total holgura. Para tratar de solucionar este problema, el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad planificó una serie de presentaciones (que incluyen talleres, obras de teatro, recitales y cine) para que todos puedan compartir un buen momento con los chicos. Además, el Incaa llevará El tesoro del portugués, de Néstor Paternostro; La luz del bosque, de Jorge José Pstyga y Ofelia Escasany; y Valentina, la película, de Eduardo Gondell, de recorrida por distintas ciudades del interior del país.

Para aquellos que prefieren los músicos a los actores también hay opciones, y muy variadas. Papando Moscas vuelve a subirse al escenario con su rock infantil para presentar Cumple, y en la misma frecuencia rockera, Gertrudis ofrece Canciones para estar despierto. Para los que prefieran opciones más telúricas, Magdalena Fleitas ofrece Salpicón de risas, y para los que disfrutan con la música clásica, Sergio Feferovich recorre obras de Mozart, Beethoven, Vivaldi y ritmos típicos de Brasil, Austria, Francia, Estados Unidos y –por supuesto– Argentina en el notable La vuelta al mundo en un violín.

Como una oferta más al ya nutrido panorama, una posibilidad es visitar la 19 Feria del Libro Infantil y Juvenil en el Centro Municipal de Exposiciones (Figueroa Alcorta y Pueyrredón), que bajo el lema “Ola libro” ofrecerá, además de las obvias presentaciones literarias para los chicos, juegos, espectáculos, narraciones, concursos y talleres varios.

Y tampoco podían faltar aquellos que en el día a día entretienen a los más chicos –y los no tanto– y aprovechan el poder de la pantalla chica para saltar a los teatros. Emilia Attias y Nicolás Vázquez vuelven a poner a prueba su popularidad en la calle Corrientes con Casi ángeles; el dinosaurio Barney y los Backyardigans buscan que su “publiquito” los conozca en persona y los personajes de Cartoon Network (las Chicas Superpoderosas, Foster y Dexter) abandonan su forma de dibujito animado para subirse al escenario. Y también llega Disney on Ice, que regresa a Buenos Aires para presentar Princesas, donde se podrá ver a La Cenicienta, La Bella y la Bestia, Blancanieves y La Sirenita, entre otras.

La enormidad del panorama para los días que vienen llega con el aliciente de la seguridad de que llegarán a su fin, de que este recreo de dos semanas acabará y que los chicos volverán a las aulas, con resignación. Para los más grandes volverá la tranquilidad de saber que habrán sobrevivido a uno de los momentos críticos del año. Y no precisamente por la temperatura invernal.

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