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Domingo, 17 de mayo de 2009
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EL ESPECTACULO EL MATE ¡Y QUE SIGA LA RONDA!

“La idea es hablar de lo nuestro”

Javier Zain y Carlos Gianni, responsables de la obra, cuentan de qué manera buscan, a partir de una propuesta lúdica, revalorizar las relaciones humanas. “En un juego también están presentes las emociones y la profundidad”, coinciden.

Por Sebastián Ackerman
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“Los que perdieron valores son los grandes”, plantean Zain y Gianni.

Hay pocas cosas que se asocian tanto a Buenos Aires como el mate. Ligado a una tradición campera, está en remeras y demás souvenires que día a día viajan hacia el exterior. Y también puede ser el centro de una obra teatral. “La propuesta es hablar de lo nuestro y el mate es la excusa para eso. En la obra hay un gran mate escenográfico que va armando distintos ambientes... lo desdoblamos en lo que necesitamos que sea”, explica a Página/12 Javier Zain, director de El mate ¡y que siga la ronda! Carlos Gianni, compañero de andanzas de Hugo Midón y director musical, apuesta a “una manera de proveerles a los chicos una posibilidad de imaginación y creatividad, porque en el teatro que nosotros hacemos está la posibilidad de que el espectador complete las ideas, y de esta manera gestar nuevas imágenes, nuevas posibilidades”, se entusiasma con la obra, que se presenta sábados y domingos a las 16.30 en el Teatro El Nudo (Corrientes 1551).

En el espectáculo, Martín y Josefina son novios, y para celebrar su primer mes se hacen regalos: él le regala un equipo matero que viene heredando desde hace mucho tiempo; pero ella es “una chica top –una flogger, ponele–”, bromea Zain, y a partir de ahí se producen discusiones sobre los valores, la tradición y cuáles son las cosas importantes en una pareja, que harán tambalear la relación. Con un agregado: del mate sale una genio: “‘En Oriente –dice la obra–, los genios salen de las lámparas de Aladinos, acá de los mates’. Está para ayudar en el conflicto, pero no hace muchos trucos. Les habla, les da consejos, los hace pensar, y así los va acercando”, cuenta el director. Y deben mantenerse unidos para enfrentar a Mr. Price, un inescrupuloso comerciante que quiere comprar las tierras de la genio Matedina.

¿Cómo trabajar estos conflictos para los chicos? Para Gianni, el tema de los valores “está resumido en una pregunta que le hace la genio a la protagonista: ‘¿Qué es lo que más querés en la vida?’ Y ella está dudando entre su celular, su lápiz de labios, cosas materiales. Y en la obra se define que las cosas que uno más quiere en la vida no son las de tener, sino las de ser, las de las relaciones humanas”, concede, y Zain completa la idea recordando una publicidad: “Como la tarjeta de crédito: hay cosas que el dinero no puede comprar”, dice. Además, el músico señala que “la propuesta es de juego, donde están presentes las emociones y la profundidad, que también son elementos necesarios en la vida de los chicos. No viven en una historieta de Walt Disney ni están siempre ligados a lo superficial y fácil de resolver. Los pibes tienen gran profundidad, tienen emociones, viven en el mundo de los ‘grandes’ a diario, y están involucrados en todas las problemáticas que tienen los adultos, y eso es un poco lo que quisiéramos transmitir desde el espectáculo”, apuesta.

Esta transformación de los valores no es algo que sea exclusividad del mundo de los chicos o adolescentes, sino que ambos ven allí la expresión de una transformación más profunda, ya que “en los chicos no hay pérdida de valores porque se están formando. La responsabilidad está más en los adultos, los que perdieron valores son los grandes”, define Zain. Por su parte, Gianni sostiene que una cuestión central en la formación de los más chiquitos es la posibilidad de elegir: “Hoy se está hablando mucho de esta revalorización de algunas imágenes, ideas en contra de esto de tener, del poder, de tener más, y me parece que el teatro en relación con los medios, que proponen una sola manera de relacionarse con las artes, plantea una opción más; si tenés opciones, podés elegir. En el momento en el que tenés un abanico de posibilidades, ayudado siempre por los padres en este caso, vas a poder elegir entre varias propuestas, sea escuchar música, ir al teatro o jugar al fútbol en el parque”, se entusiasma.

Trabajar en el ambiente del teatro infantil es una elección, a veces complicada por el prejuicio de que, dentro de la actividad teatral, sería un género menor. Para Gianni es al revés: el teatro infantil “es una especialización, como la pediatría en la medicina. Primero tenés que conocer todo lo que tiene que ver con el arte teatral y después dedicarle una mirada especial al mundo de los niños”, y Zain opina que la pregunta es “por qué no hacer teatro para chicos, encarado como si fuera para adultos, porque yo no encuentro la diferencia”, y que hay “algo en mi modo de ver, de jugar, de plantarme en un escenario que es afín al juego infantil: histrionismo, transformación de los objetos y el espacio, el uso de la imaginación. Me siento cómodo en ese tipo de lenguaje”.

Pero también, resalta el músico, que acredita una amplia trayectoria en el rubro, “el teatro para niños tiene la misión de entretener, pero en este caso también de educar, no con materias como la geografía o la matemática, sino de educar espectadores que puedan, en algún momento, ser buenos para elegir cuáles son los espectáculos con los que identificarse”.

En este tipo de espectáculos, muchas veces la platea está dividida: chicos y adultos se reparten las butacas casi en mitades. “Siempre se tiene en cuenta a los padres”, afirma Gianni. “En mi caso, trato de que el espectáculo sea divertido para mí, que soy bastante adulto, mucho más que la mayoría de los padres que vienen con sus chicos a ver el espectáculo. Y que tenga algo que interese a los adultos también desde la factura con la que está hecha la obra. Si el espectáculo es entretenido, interesante y tiene humor, el adulto entra. Y le atrae también que su hijo vea ese tipo de espectáculos”, analiza. Zain, en tanto, remarca que “despertar el espectador niño en el adulto es un gran gusto”, lo que a su compañero le trae un recuerdo: “Esto se ve claramente en las mamás con chicos chiquitos que se inquietan y lloran, o quieren salir, y la mamá hace lo imposible por quedarse... ¡porque es ella la que está pendiente y atenta a lo que está sucediendo!”, ríen.

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