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Sábado, 18 de julio de 2009
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El panorama de espectáculos para las vacaciones de invierno extendidas

De cómo sobrevivir a una era de paranoia A

Con las prevenciones que supone el brote de influenza, padres y parientes tienen a partir de hoy el clásico menú: títeres, música, obras teatrales, acrobacia, personajes de TV y un largo etcétera.

Por Sebastián Ackerman
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Moc y Poc, por el grupo de Titiriteros del Teatro San Martín: una apuesta segura en el rubro.

Como en todo tiempo cíclico, hay cosas que se repiten, una y otra vez. Aunque no todo es pura repetición: puede haber detalles, partes y hasta cambiar totalmente manteniendo tan sólo la forma. Y este año, las vacaciones de invierno de los chicos tienen su formato XL, en las que –por el virus de la influenza A– al mismo tiempo que se vaciaban las aulas se cerraron teatros y suspendieron funciones. Pero eso (al menos la suspensión) ya pasó. Y ahora, nuevamente y como siempre por las próximas dos semanas, la ciudad será tierra de chicos: el mundo está pensado para ellos. Cine, teatro, recitales buscan atraer a los más chicos con diversas estrategias, desde anuncios televisivos hasta los modestos pregones callejeros que cuentan de La era de hielo 3 y 100% lucha en cine, la vigencia de Hugo Midón y Pipo Pescador o la existencia de nuevos artistas como Los Cazurros o Marcelo Katz. Nuevos espectáculos para las viejas vacaciones de invierno. ¿Cuánto habrán cambiado?

Para Adelaida Mangani (directora del Grupo de Titiriteros del San Martín y una de sus fundadoras), se amplió mucho la oferta de espectáculos infantiles. “De mis vacaciones, uno de los recuerdos imborrables que tengo es una puesta que se había hecho del cuento de Henri Ibsen, Los vestidos del rey –recuerda con Página/12–. Algunas imágenes de esa obra me quedaron grabadas como si la hubiera visto ayer. Y luego, cuando mis hijos eran chicos, yo trabajaba todos los días en las vacaciones de invierno, entonces los llevábamos al teatro, pero al momento de la función ellos no estaban en la platea... ¡estaban en los camarines! Todos trabajaban, incluso los nenes, colaborando con la función. Mis hijos cuidaban a los más chiquititos. Al final, mi hija es actriz y titiritera y mi hijo, músico, así que todo eso les quedó grabado”, confiesa entre risas.

Siempre es una opción atractiva para los chicos (y a veces también para los grandes) abrir el mundo de fantasía que ofrecen los títeres (de guante, varilla, marionetas), rubro en el que es una garantía encontrar espectáculos de calidad. Ejemplo de ello es Moc y Poc, del Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín, pioneros en la materia; acercarse a La luna de Oriente, que mezcla títeres con teatro negro para un show de bella factura visual, el clásico Libertablas, esta vez con una versión adaptada de Pinocho, o visitar el ya reconocido Museo del Títere de Sarah Bianchi, otra de las pioneras titiriteras, que ofrece una variada oferta a precios accesibles.

Y si se habla de clásicos para los chicos de ahora y los de hace unos años, de los que los adultos eligen ir a ver para recordar viejas épocas, se puede encontrar en la cartelera a Hugo Midón y Carlos Gianni al frente de Playa bonita, la mano de Pipo Pescador (alejado de los escenarios pero no de la creación) en su Teatro chupete; encontrar la multifacética creatividad de Luis Pescetti en Frin, o a la muchachada de La Galera Encantada con una variada gama de ofertas en su teatro de la calle Humboldt y en el Museo Larreta.

Pero no hace falta tener pergaminos para hacer un buen papel en esto de entretener a chicos y no tan chicos: el grupo de Marcelo Katz organiza un muy divertido espectáculo –Aguas– en base a las distintas formas en las que se conoce el agua, la Compañía Sobran los Medios y su Andantes rodantes para hablar sobre la soledad y la comunicación, Los Cazurros para jugar con la platea en El túnel del juego en otra temporada en la calle Corrientes, o también se puede confiar en lo que tienen para dar La Pipetuá, que presenta un doble espectáculo de “clown artesanal” esta temporada.

Sebastián Amor, uno del cuarteto pipetuero, hace memoria: “En las vacaciones de invierno jugaba en La Lucila al fútbol todo el día unos torneos interbarriales. También iba con mis viejos al circo, el de carpa... no me acuerdo dónde. ¡Todavía tengo fotos de eso! Pero era distinto de como es ahora: estaba todo el tiempo en la calle, en bicicleta. Y creo que lo creativo de eso me llevó un poco a hacer La Pipetuá, porque no había tanta computadora o PlayStation... ¡si apenas había algunas Atari! Con pocos recursos teníamos que hacer grandes cosas, que es lo que hacemos con el grupo: se investiga, se cocina y con eso armamos el espectáculo”, se ríe.

Y como la oferta en este momento crítico del año es muy variada, permite un recorrido amplio por diversas expresiones artísticas para que los chicos conozcan más sobre las tablas. Y junto con el teatro, también pueden verse recitales pensados y organizados para ellos, aunque eso no quita rigor en lo musical y lo estético. Así, pueden encontrarse espectáculos que se organizan en torno de la música (Alicia rock), otros que plantean un collage de números, que cierra en cada número con un ida y vuelta con el público (Caracachumba y el divertido Cantando con Adriana) o un recorrido por todo el globo, visitando musicalmente los más variados rincones y estilos del planeta (La vuelta al mundo en un violín).

También está la opción de ver transformados en 3D aquellos a los que hasta este momento del año sólo se podía ver en dos dimensiones, porque se suben al escenario directamente de la pantalla chica los Backyardigans, Pucca y Doki (que en Buenos Aires inicia su primera gira por Latinoamérica), para deleite de los chicos más chicos; inundar el Luna Park de la mano de Disney on Ice para, entre todos, intentar encontrar a Nemo; o conocer personalmente a la nueva generación de Casi ángeles en su tercera temporada consecutiva de la pantalla al Gran Rex.

Otra posibilidad es recorrer senderos que tal vez pocas veces se hayan visitado en temas artísticos. Y para ello hay algunas variantes de espectáculos menos tradicionales, aunque no por ello de menor valía cultural. Allí está la gente del Galpón de Catalinas con su Circomundo varieté, que además de ofrecer sus espectáculos da cuenta de que la autogestión artística (grupo de teatro estable de vecinos con un teatro comprado y refaccionado con el dinero de las entradas de sus shows) es posible. O la dupla de Falsa Escuadra, que mezcla clown y acrobacia para narrar una historia sin palabras. O que los chicos tengan su primera experiencia teatral con Canciones a upa, espectáculo pensado especialmente para los más chiquitos de los chiquitos. Estas dos semanas, entonces, podrán tomarse como un frenesí comandado por los más bajitos, en el que dan libertad a sus deseos y parecen organizar la vida haciendo correr a padres y parientes de un lado a otro con golosinas, cámara y deseando que llegue el 3 de agosto lo más rápido posible, o intentar disfrutarlas recordando que todo el mundo tuvo infancia.

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