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Lunes, 19 de julio de 2010
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La comedia de Romeo y Julieta, de Lucía Laragione y Juan Ruy Cosin

Shakespeare para infantes

Una compañía empieza a ensayar escenas de Romeo y Julieta pero no todo sale como debería. “El proyecto fue hacer una comedia, que los chicos y los padres se rían y, de paso, se internen en los misterios del teatro y del mundo de Shakespeare”, dice Cosin.

Por Sebastián Ackerman
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“Nos dimos el gusto de meternos con Shakespeare sin tener la necesidad de adaptarlo”, afirma Cosin.

Como una gran mamushka, el teatro permite contar una historia dentro de otra, pero con la ventaja de que entre ambas se fusionan para formar un solo relato. Y sobre esta ventaja, Lucía Laragione y Juan Ruy Cosin escribieron La comedia de Romeo y Julieta, una obra para toda la familia en la que se narra la reapertura del Teatro de la Luna, que cerró tras un incendio, en la que una compañía empieza a ensayar escenas de Romeo y Julieta pero, claro, no todo sale como debería. “Me pareció que era una obra muy interesante para lo que llamo juego escénico: está llena de malentendidos, juegos de palabras, persecuciones, canciones, luchas de espadas”, explica Cosin a Página/12. “Nos dimos el gusto de meternos con el mundo shakespeareano sin que sea hacer un Shakespeare para chicos, ya que es un texto muy interesante para desplegar escénicamente. Y con eso se enganchan los chicos, con esas bromas y esos juegos que se dan en escena”, asegura sobre la obra que se presenta durante las vacaciones de invierno jueves, viernes y domingos a las 16 en la nueva sala de Timbre 4 (México 3554).

Con la excusa de la reapertura del teatro y de la obra a representar, Cosin, que también la dirige, confiesa que la idea era divertirse a partir de los conflictos que se generan en toda compañía, “con los vericuetos que tienen todos los grupos de teatro, es reírse un poco de eso”, dice. Y cuenta sus características: “La compañía tiene un director que es un engreído. Está convencido de que es el mejor. Y cuando uno se pone a ver a ciertos directores de teatro, tanto del under como del comercial, éste no parece un invento de la imaginación... No nos basamos en nadie real, pero siempre algo se toma de la realidad”, desafía sin dar nombres. Además, esta mamushka les permitió retomar la obra de Shakespeare sin que sea una adaptación fiel del original: ya el título plantea que no es una tragedia sino una comedia. “Al no ser una adaptación, nos libramos del peso de tener que matar a Romeo y Julieta. En aquella época, las tragedias terminaban en muerte y las comedias en matrimonio. Bueno, ésta está más cerca del matrimonio”, compara.

Trabajar con la obra de Montescos y Capuletos no fue casual, la eligieron porque es un clásico instalado en el imaginario colectivo: todos saben que trata acerca de dos novios apasionados que pertenecen a familias enemistadas. Pero también les permite meterse en un mundo rico en opciones teatrales: el mundo Shakespeare, “con el uso del lenguaje, del verso, las espadas, la pasión, pero también lo sobrenatural, lo onírico, lo fantástico. Por eso queríamos trabajar con Shakespeare para chicos”, enumera, y adelanta que a partir de los problemas que tiene la compañía para ensayar en el Teatro de la Luna, donde un actor murió en el incendio, “empieza a invadir cierta atmósfera fantasmagórica. Suceden cosas que en principio se cree que son de la compañía, pero llega un punto en que no se sabe si se está frente a algo sobrenatural”, ejemplifica manteniendo el misterio.

¿Hay diferencias al momento de escribir una obra para chicos o para grandes? “Siempre lo pensé para toda la familia. Quiero que vengan los padres con los hijos, y que todos la pasen bárbaro”, define. “El proyecto fue hacer una comedia, que la gente venga y se ría, y de paso se empape de lo misterioso y fantástico del teatro. Entonces, siempre tenemos un ojo puesto en los chicos pero también en que la obra no se atonte, tanto para los grandes como para los chicos”, apuesta, y desarrolla: trata de no “bajar” la obra a lo que se supone es el nivel de los chicos porque “eso sería atontarla. Más bien, el codirector de esta obra es mi niño interno, que trato de desarrollarlo a diario. Con las cosas que mi niño interno se asombra, confío en que los niños reales se van a asombrar y divertir también, porque los chicos tienen una imaginación enorme, y confío en que ellos van a imaginar muchísimo más de lo que incluso yo puedo imaginar con esta obra. Estoy seguro de que ellos pueden sorprendernos con las lecturas que pueden hacer de la obra”, se ilusiona.

Hacer teatro para chicos es acercarles la posibilidad de conocer otro mundo, el de la representación, que aunque no figure en los programas escolares es parte de la formación de una persona. “Es fundamental no solamente para acercarse al mundo del teatro, sino para que vayan como chicos que son y tengan contacto con el mundo teatral”, opina Cosin, y explica que lo que busca cuando hace teatro para chicos es “reencontrarme con ese mundo que a mí me parecía y me sigue pareciendo mágico”. Pero además, el teatro ofrece la ventaja del vivo, de la representación en tiempo real. “Hoy en día hay que buscar más alternativas de entretenimiento y de consumo cultural. Los chicos frente al televisor, que no es una herramienta desdeñable, tienen un bombardeo constante. Y el teatro es otra cosa. Es un arte que incita mucho más a la imaginación, al pensamiento, al contacto humano. Creo que es importante que los chicos accedan al teatro, a la literatura, al cine. Que tengan alternativas de consumo cultural.”

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