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Jueves, 28 de julio de 2011
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EL GRUPO LIBERTABLAS RECORRE SUS MEJORES ESPECTACULOS EN EL TEATRO SHA

Historias de boca en boca

Por Emilia Erbetta
Libertablas presenta Quijote, Leyenda, Cuentos de la selva, Pinocho y Cuentos al derecho. Teatro SHA, Sarmiento 2255. Funciones diarias a las 16.30. $ 50. Sigue después de las vacaciones.

Como la mayoría de los proyectos autogestionados, Libertablas depende de dos factores: su propio trabajo y el poder del boca en boca. Los dos marchan bien desde 1979, cuando se armó el grupo teatral cooperativo que hoy es sinónimo de teatro para chicos. “No estamos de acuerdo con el teatro pedagógico –aclara de entrada uno de sus fundadores, Luis Rivera López, autor, actor y director–. El acto teatral en sí mismo es formativo. Que los chicos participen de ese rito milenario ya es muy importante y si además tiene un contenido formativo, mucho mejor. Pero el teatro forma porque cuenta una historia.” En estas vacaciones Libertablas está de estreno, porque después de mucho soñar con la sala propia, finalmente tienen un espacio donde contar sus mejores historias. Están en el histórico Teatro SHA (Sarmiento 2255), que reabrió sus puertas en abril, remodelado. Allí la compañía invita a un recorrido por sus espectáculos más exitosos, con una función diaria de Quijote, Leyenda, Cuentos de la selva, Pinocho y Cuentos al derecho.

Rivera López advierte que esta época del año es pasto fértil para la improvisación. Con cuatro disfraces, canciones conocidas y mucha plata en prensa pueden agotarse las entradas. “Pero los espectáculos malos se pinchan y nosotros estamos acostumbrados a competir con nuestras armas: contenidos interesantes con una puesta visual importante y una propuesta musical atractiva”, contrapone. Los doce integrantes del grupo rompen con la usual confrontación entre artista y productor, porque todos ellos, actores, técnicos o asistentes, cumplen con los dos roles y producen sus propios espectáculos. “Tenemos nuestras reglas y escuchamos las voces de todos, porque creemos que el teatro es un arte democrático”, se definen.

El secreto está en comprometerse con la obra sin que importe la edad del público. “Siempre decimos que puede haber obras para adultos que los chicos no pueden ver, pero no puede haber obras para chicos que los grandes no puedan disfrutar. Nos cuidamos de tocar ciertos temas porque creemos que los niños no los van a comprender, pero de ninguna manera tenemos una aproximación estética distinta”, asegura Rivera López. Sobre el escenario, actores y títeres conviven para llevar a los chicos historias que los entretengan y los pongan a pensar. “No-

sotros dramaturgeamos nuestros materiales. A veces tomamos un cuento tradicional o una novela importante como punto de partida. Nos encanta retomar lo que nos apasionó de niños.”

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