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Las abejas trabajan organizadamente y en equipo. También los niños de La Colmenita Argentina, una compañía de teatro infantil única en su tipo, réplica de una reconocida experiencia cubana. La particularidad es que los chicos no son espectadores de una historia que los grandes les cuentan, sino los encargados de hacer la ficción. “Son una gran fuente de imaginación y de espontaneidad. Crean un mundo mágico que se transmite a partir del momento en que se abre el telón”, define a Página/12 Marianela Sonenblum, coordinadora general de la propuesta. El Domingo será una buena oportunidad para conocer el trabajo de estos pequeños actores, que pondrán en escena el musical La cucarachita Martina, con dramaturgia de Julia González.
Nacida en octubre del año pasado, La Colmenita Argentina no es una escuela porque no persigue formar actores profesionales. Se trata de un “espacio de contención” para niños de entre 5 y 14 años que asisten a talleres en los que se trabaja un método no tradicional sobre el montaje de un guión. “Consiste en un abordaje a la manera de juego teatral de obras con contenidos profundos”, detalla Sonenblum. Con elementos del teatro, la danza y la música, y de la mano de los maestros cubanos Malu Tarrau Broche, Armando Alpizar y Oscar Vidal Labarrere, los niños ensayan una puesta en escena que luego representan periódicamente. Otro punto fuerte de la iniciativa, que habla de su carácter social y solidario, es que “está orientada al bien común”. Ello significa que los alumnos no pagan por asistir a los talleres, pero además que la compañía suele ofrecer funciones a beneficio, en hospitales y escuelas. Escucha propuestas de personas e instituciones.
Sonenblum sintetiza los objetivos de la compañía: “Contener a niños y adolescentes, contribuir a la formación de valores humanos, integrar a chicos con necesidades diferentes y aportar al crecimiento personal a partir del trabajo comunitario en diversos espacios”. Ello se completa con el propósito de “transmitir un mensaje de solidaridad, alegría, energía y paz en quienes se acerquen”, concluye la coordinadora, para quien el surgimiento de este espacio en la Argentina fue un “sueño cumplido”. La Colmenita de Cuba –que surgió en 1990 y hace funciones por todo el mundo– es uno de los proyectos culturales más relevantes de la isla, y son muchos los países que imitaron su modo particular de trabajo.
La cucarachita Martina es uno de los espectáculos más importantes en la historia de la agrupación cubana. Según Sonenblum, es una obra que no sólo los niños disfrutarán. “A través de ella, los adultos pueden comprender el mundo infantil”, remarca. Es una historia de amor con idas y vueltas, como todas, que se desarrolla al son del rock, el rap y la música tradicional cubana. “Martina es una cucarachita que quiere casarse y recibirá la declaración de varios pretendientes que rechaza porque la asustan. Hasta que llega el amor de su vida”, cuenta la coordinadora. El despliegue es prometedor: 33 chicos con toda su energía en escena, que aprendieron a tocar instrumentos y a cantar sin ningún conocimiento previo, “sólo a fuerza de juegos y dedicación”.
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