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No existen fronteras cuando se trata de conquistar espacios para la alegría. Así opinan el actor Gonzalo Guevara y el director Sergio Rower, refiriéndose a la actividad de los grupos Catalinas Sur y Libertablas, creadores de espectáculos premiados, invitados a encuentros internacionales y estrenados tanto en salas jerarquizadas como ámbitos modestos: comedores populares, centros comunitarios, clubes, escuelas y hospitales. De esta actitud nació el primer Festival Internacional de Títeres y Teatro que bajo la denominación de Al Sur del Sur se desarrollará desde hoy y hasta el 30 de julio, con apoyo de la Corporación Buenos Aires Sur. Según Guevara y Rower, representantes de Catalinas y Libertablas, respectivamente, estos aportes interesan, pero poco se hubiera logrado sin la generosidad de quienes “trabajan al costo”. Se ofrecerán obras nacionales y extranjeras incluso en lugares tan insólitos como una panadería. “Allí se verá teatro negro respetando las condiciones de producción –apunta Rower–. Es nuestra obligación rearmarnos y ofrecer los mejores trabajos a la mayor cantidad de gente.”
–¿Qué tienen en común estos trabajos?
Gonzalo Guevara: –Son muy diferentes, pero quizá lo común sea la intención de los grupos de unirse para que los espectadores no se pierdan ninguna obra y el precio de las entradas no sea una barrera.
Sergio Rower: –Este festival no es de ghetto. Ya entregamos unas ocho mil entradas a escuelas y comedores.
–¿Cuál fue el criterio de selección?
S. R.: –Recibimos 200 propuestas. Obras en las que se utilizan distintas técnicas, títeres de mesa, teatro negro, de mojigangas... Creemos haber elegido lo mejor. Algunas de estas técnicas no son muy conocidas entre nosotros, como la del grupo mexicano Artimaña que utiliza títeres de cuatro metros de altura y arma la función dentro de la mojiganga. Nosotros también vamos a estrenar algo especial: Carnaval veneciano.
G. G.: –Del programa participan argentinos y creadores de Brasil, como Chico Simoes; Patricio Estrella, de Ecuador; Emmanuel Márquez, de México, y Nicolai Saykov, de Rusia, con los que se podrá compartir talleres. Este no es un encuentro para pocos ni únicamente para especialistas: habrá funciones en el Galpón de Catalinas, el Teatro Verdi, en centros comunitarios como el Circuito Cultural Barracas que dirige Ricardo Talento; clubes, escuelas carenciadas y en los hospitales Garrahan y Argerich.
–¿Qué les proporciona este tipo de teatro?
G. G.: –Catalinas Sur comenzó reuniendo a vecinos del barrio de La Boca, rescatando historias de inmigrantes y del lugar. Es una forma de resistencia.
S. R.: –Libertablas tiene hoy más de cuarenta sedes a nivel nacional y realiza, como máximo, unas novecientas funciones al año en todo el país, presentándose en teatros como el Cervantes y en salas de provincias, escuelas, clubes. Quijote sigue teniendo éxito, y se dieron muy bien Pinocho, Gulliver, Las mil y una noches, Leyenda y David y Goliat. Ahora estamos por estrenar Cuentos de la selva, sobre relatos de Horacio Quiroga, adaptados por Luis Rivera López (autor y director de Libertablas). Queremos sacarle acartonamiento a la literatura que se enseña en las escuelas y no quedar pegados con algunas ingenuidades. Somos optimistas, pero eso no nos autoriza a tergiversar o tapar la realidad ni el contenido amargo o la crítica social de algunos relatos.
G. G.: –Catalinas no descansa. Tenemos en cartelera Venimos de muy lejos, Osos o no sos, específicamente de títeres, y El fulgor argentino. Osos... –que dirige Ximena Bianchi– cuenta la historia de un oso que despierta de su período de hibernación y se encuentra con una fábrica. A este oso lo quieren convencer de que es hombre y debe trabajar. Para los mayores,estamos preparando un espectáculo sobre los antagonismos de la cultura argentina. Pensamos incluir a Jorge Luis Borges, Quinquela Martín... Este es un proyecto con actores y títeres, un poco al estilo de Fulgor... El teatro comunitario cumple un papel importante. Está el ejemplo de los pueblos fantasmas que se recuperaron culturalmente con ese teatro, Patricios, en 9 de Julio, en la provincia de Buenos Aires. A este pueblo le quitaron el ferrocarril y estaba destinado a morir. Junto a los organizadores de Teatro de la Memoria se logró crear un sistema que denominan Dormir y Desayunar, parecido al conocido Bread and Breakfast. Los visitantes pueden pasar el día en el pueblo y disfrutar de las actividades. Se realizan espectáculos, funciones de cine, muestras de artes plásticas... En esto trabajan mucho Ricardo Talento (director del grupo Los Calandracas) y Adhemar Bianchi (director fundador de Catalinas). Nosotros también nos reunimos con organizaciones y vecinos de La Boca para interesarlos en este festival. Creemos en el arte como herramienta de transformación social.
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