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En su vigésimo cuarta edición, la Feria del Libro Infantil y Juvenil llega con dos características diferenciales. Por primera vez se hará en dos predios, en forma simultánea: en El Dorrego (Zapiola 50, en el barrio porteño de Colegiales), donde ya está funcionando desde el lunes, y en Tecnópolis (Gral. Paz entre Balbín y Constituyentes, en Villa Martelli), donde comenzará a funcionar el próximo viernes. Y a diferencia de las ediciones anteriores, el ingreso a ambos espacios será libre y gratuito. Ayer tuvo lugar la inauguración del primero de estos espacios, con la presencia del ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi; Gabriel Brener, subsecretario de Equidad y Planeamiento Educativo de la Nación; Martín Gremmelspacher, vicepresidente de la Fundación El Libro, y Oscar González, presidente del comité organizador de la feria.
Estaba previsto que la inauguración de la sede de Villa Martelli, que tendrá lugar mañana, estuviese a cargo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, pero un cambio de agenda de último momento impedirá su presencia. Estarán allí el jefe de Gabinete de la Nación, Jorge Capitanich; el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, y la ministra de Cultura, Teresa Parodi. Desde el viernes y hasta el próximo 2 de agosto, la feria se multiplicará en estos dos espacios, con el homenaje cortazariano del lema de este año: ¡Cronopios, a leer!
Como siempre, la amplia oferta de un cada vez más creciente mercado para niños y jóvenes se materializará en miles y miles de libros exhibidos por las diferentes editoriales. Pero, además, una nutrida agenda de actividades desplegará un abanico de opciones alrededor de la lectura compartida, entre talleres, espectáculos de narración oral, música, títeres, teatro. Las secciones denominadas Zona creativa y Zona cuentos albergarán buena parte de estas propuestas.
En otra sección, denominada Usina Joven, los adolescentes podrán participar de talleres pensados para ellos, entre comic, hip hop, videojuegos y manga, o asistir a presentaciones como la de Lesath III, la Corte del Hechicero, el último libro de Tiffany Calligaris, joven escritora del género fantasy. Lograr captar el interés del público adolescente y preadolescente es, justamente, uno de los desafíos de esta feria (y de todas las actividades alrededor de la literatura en general). Una buena cantidad de actividades en homenajes a Cortázar reunirá a escritores, ilustradores y especialistas alrededor de la figura del autor de Rayuela, otro atractivo para los más chicos y para los que ya entran en la categoría de “jóvenes”. El color de estos primeros días de feria, con buena asistencia de público, estuvo dado mayoritariamente por las escuelas, principales destinatarias de los días “prevacaciones”. De aquí en más, la invitación estará abierta a todas las edades. Y también a aquel público que, para decirlo rápidamente, no necesita ir de la mano de un niño como excusa: aquellos profesionales del libro, mediadores de lectura, bibliotecarios y docentes, a quienes van dirigidos el “Encuentro para profesionales” (el 21 y 22 de julio próximos) y las actividades de las “Jornadas para docentes y mediadores de lectura” (los días 24 y 25 de julio), ambas en El Dorrego. En Tecnópolis, mientras tanto, el próximo 30 de julio tendrá lugar el “Encuentro con la Literatura Infantil y Juvenil”, también pensado como un espacio de encuentro y reflexión, con “visitas guiadas” por la feria incluidas (recorridos con guías de Alija, la asociación LIJ de Argentina). Vistas como las del escritor, editor e investigador cubano radicado en Estados Unidos, Sergio Andricaín (que dará una conferencia sobre narrativa latinoamericana el jueves 24, a las 10), marcarán las actividades destacadas de estas jornadas dedicadas a docentes y profesionales.
Eventos especiales como el quinto festival de historietas (1º y 2 de agosto en El Dorrego) y el segundo concurso de cortos de terror también se gestarán en el marco de la feria. Quienes vayan a Tecnópolis tendrán acceso, además, al resto de las actividades a las que invita el predio de Villa Martelli, por fuera de los espacios destinados a la Feria del Libro. En una u otra sede, para chicos o grandes, para participar de las actividades o simplemente para chusmear las novedades que ofrecen las editoriales, la invitación está servida: ¡Cronopios, a leer!
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