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La realidad metió la cola, y las salas de cine en Londres decidieron hacerles una advertencia a quienes se acerquen a ver Relatos salvajes: allí se anuncia que se trata de “una obra de ficción”, por lo que “cualquier similitud con eventos reales es involuntaria y una desafortunada coincidencia”. Con estos mensajes, los cines de la capital inglesa pretenden evitar quejas de los espectadores por la “turbadora” similitud entre la primera de las historias que conforman el film de Damián Szifron con el accidente de avión en los Alpes franceses ocurrido la semana pasada, protagonizado por la nave perteneciente a Germanwings y que dejó un saldo de 150 muertos.
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