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Sábado, 5 de diciembre de 2009
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Luis Marte, creador del festival experimental Fuga Gráfica

Cuando el arte es búsqueda

El paleontólogo y músico organiza el encuentro que se desarrollará hoy y mañana en la Fundación Gutenberg, donde habrá música, instalaciones, video y teatro. “La ciencia es menos dinámica, lo artístico me entusiasma mucho más”, dice.

Por Luis Paz
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Además de músico, Marte fue director cultural del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

Bastan cuatro letras para escribir “fuga”. No es una gran revelación, pero lo curioso es cuántos sentidos posibles pueden aplicárseles a tan pocos caracteres unidos. En el gremio constructor, por ejemplo, una fuga es un peligro. En la plástica, el punto al que es conducida la mirada. En los recluidos, un anhelo. En los que recluyen, una debilidad. En fin, el concepto es polisémico y abarca gran temporalidad: del escape del frío o sus predadores de los seres prehistóricos al nomadismo de las tribus antiguas, los destierros medievales y el exilio moderno, todo movimiento es una fuga de algún lugar o hacia algún otro. Si hasta los electrones lo hacen. Por eso no es nada liviano que el paleontólogo, músico y editor Luis Marte decidiera usar ese concepto para realizar hoy y mañana una multifacética Fuga Gráfica en la Fundación Gutenberg.

Será la decimosegunda edición de este Festival de Arte Contemporáneo y Experimental que funciona como un espacio abierto para la difusión del arte multimedia y ya ha tenido ediciones similares con Fuga Jurásica y Fuga Metropolitana, con la biología y el urbanismo como ejes. Además, Marte organizó ciclos en el Centro Cultural Recoleta, en el Instituto Pasteur e incluso en Perú, donde realizó el Primer Festival de Música Experimental de Lima. Marte no tiene todo lo geek que su afición por la música experimental supone ni el tono sepia que su trabajo científico hace pensar. Sobre todo, es un tipo muy cordial. Y eso engrosa su currículum: trabaja la experimentación sonora desde 1989, hace quince años que creó el sello Fuga, en la segunda mitad de los ’90 dio cuantiosos conciertos y editó su música, desarrolló en el alba del milenio el primer festival de Artes Multimedia de Argentina (Sensorial Mediática), ganó el premio mayor del Fondo Metropolitano de las Artes por su álbum Templos –con grabaciones procesadas de los sonidos ambiente de iglesias– y fue director cultural del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

–Entre tanto contenido, ¿qué concepto delineó Fuga Gráfica?

–La intención es tomar los espacios y, desde su concepto, pedirles a artistas que creen algo relacionado a ese ambiente. Así fue con la ciudad en Fuga Metropolitana y la biología en Fuga Jurásica. Este año la temática es gráfica: el diseño, las letras, las instalaciones.

–Los festivales que organizó también recorren una cronología: fueron de lo natural a lo urbano y de allí a lo más moderno.

–No fue un concepto lineal, pero me lo propusieron los espacios donde trabajé y claramente tuvieron una correlación. La Fundación Gutenberg imprimió la papelería de los anteriores y me pareció buena ocasión de sumarles público. La idea de los festivales también es darle difusión a esos lugares y que se acerque gente de todos los palos y las edades.

–Fuga Gráfica expone una relación entre arte, ciencia y tecnología, que durante mucho tiempo fueron analizados y expuestos por separado, aunque un cincel sea una tecnología o la mezcla en la búsqueda de un color para un cuadro sea ciencia, y ambos se apliquen al arte plástico.

–Esas áreas tienen mucho cruce, eso se dio siempre. Pero los teóricos se dieron cuenta hace muy poco, hará algunas décadas, de que se necesita tecnología para el arte, incluso el artesano la necesita. Las herramientas son nuestra naturaleza, la tecnología es el hábitat por defecto del Hombre: la ciudad, esto que vemos y nos rodea, es para mí la naturaleza, mi naturaleza. Por otro lado, del mismo modo que los científicos e inventores, los artistas investigan, hacen una búsqueda.

–A grandes rasgos, usted es un investigador multicampo.

–Por un lado trabajo explorando ambientes sonoros, por otro siempre fui melómano y desde chiquito me interesó la paleontología botánica, así que podemos decir que sí. En este momento de mi vida, la música y el arte en general me interesan más que la ciencia como campo de exploración. La ciencia es menos dinámica, el arte entusiasma mucho más.

–Ya que se refería a lo natural, ¿no es esa búsqueda el sentido más natural del arte, la que le dio origen y lo sostuvo en el tiempo?

–Por supuesto: el artista debe aplicar una investigación a lo suyo, hacer un replanteo de su obra y tener siempre algo nuevo para mostrar.

–O un modo nuevo, como le encontró al sonido de las iglesias. Usted se refiere al sonido ambiente como “desecho sonoro” y es comprensible, siendo que un coprolito puede ser un descubrimiento paleontológico.

–El desecho sonoro fue investigado por muchos, pero no se le había puesto un nombre. Es simple: la gente hace ruido cuando camina, ¿sí? Bueno, los pasos provocan desechos sonoros, como si la persona tirase papeles de caramelos. La naturaleza del ser humano es ruidosa, por eso donde más cómodos estamos, más allá de las quejas, es en las ciudades.

* Hoy y mañana desde las 19 en Belgrano 4299. En la jornada inaugural tocarán Automartin, Srta. Amalia y el español Pangea, habrá muestras de video de cerca de veinte artistas, instalaciones de otras tres decenas y una obra teatral sobre el “futuro ciego” de la humanidad.

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