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Domingo, 14 de marzo de 2010
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UN INFORME DE LA BBC SOBRE LIVE AID DESATO UNA TORMENTA DE ACUSACIONES CRUZADAS

¿Los millones se gastaron en armas?

Según el World Service de la emisora, la recaudación para Etiopía fue desviada. Todas las agencias de ayuda salieron a desmentir.

Por Paul Vallely *
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Bob Geldof pidió la renuncia de los periodistas.

“Los millones de Live Aid se gastaron en armas”, dijeron los titulares luego de que una investigación de la BBC anunciara que se había encontrado evidencia de que millones de dólares destinados a las víctimas de la hambruna en Etiopía en 1984-85 se destinaron a la compra de armamento. Se trata de una historia altamente dañina, que puede afectar la generosidad del público ante cualquier desastre natural, como los que sucedieron en Haití y Chile. Pero al examinar el reporte de la BBC, todo se escurre como arena entre los dedos: lo que sigue es la anatomía de un fiasco.

La historia, realizada por el analista para Africa del Servicio Mundial de la BBC, Martin Plaut, señaló que en 1985 los rebeldes del Frente de Liberación Popular de la provincia de Tigray derivaron el 95 por ciento de la ayuda enviada al norte de Etiopía a su lucha para derrocar al gobierno. Plaut citó a dos soldados rebeldes veteranos que decían que los guerrilleros se habían disfrazado de mercaderes para engañar a las agencias de ayuda, y que éstas les entregaran grandes cantidades de dinero para comprar comida. Para respaldar esas teorías, citó documentos de la CIA recientemente desclasificados y a un diplomático estadounidense que señala que en el momento habían creído que la ayuda estaba “casi con seguridad derivándose a propósitos militares”. Todo parece increíblemente maldito... hasta que se pregunta quién está haciendo las acusaciones.

El rebelde más viejo es Aregawi Berhe, ex comandante del ejército guerrillero. O al menos lo fue hasta mediados de los ’80, cuando cayó en desgracia con otros líderes del FLP, especialmente con Meles Zenawi, que llegó a primer ministro de Etiopía y que enfrenta una elección general en su país el mes próximo. Aregawi se exilió en Holanda, donde hace años dirige vehementes ataques a sus ex colegas, particularmente Meles Zenawi. “No sólo desertó bajo circunstancias políticas –dijo un monitor occidental que pasó años en Tigray–. También estuvo en otra parte del país durante esa época.” De hecho, un sitio web etíope señaló que Aregawi dejó el FLP del envío de comida desde Sudán.

También hay dudas sobre la buena fe de otros oficiales rebeldes citados en el reportaje de la BBC. Gebremedhin Araya era una figura central del departamento de finanzas del FLP. Fue fotografiado vestido como mercader musulmán, contando dinero tras vender sacas de granos que, según dijo, estaban llenas de arena. Pero Araya también cayó en una purga del Frente, y debió exiliarse en Australia. Así, el centro de la historia de la BBC reside en alegaciones de dos individuos con un gran resentimiento contra el actual gobierno etíope, y un largo historial de intentos de desacreditarlo. Y llega en un momento en el que puede causar un daño considerable al primer ministro, justo cerca de las elecciones. No quiere decir que sea todo erróneo, pero sienta dudas razonables: en ese punto deberían haber sonado algunas campanas de alarma.

Esas campanas deberían haber sonado aún más fuerte frente a ciertas discrepancias. Aregawi Berhe asegura que el trabajador inglés en la foto, Max Peberdy (de Christian Aid), le había dado dos millones de dólares. Pero CA insiste en que Peberdy sólo tenía 500 mil dólares para su misión de compra de grano. Peberdy señaló a su vez que el acuerdo que se ve en la fotografía involucró 60 mil dólares. “Cada vez le compramos a diferentes mercaderes –dijo Nick Guttman, director de operaciones de emergencia de Christian Aid–. Pagamos en moneda etíope, no en dólares, que es lo que los comerciantes de armas demandan. Chequeamos los granos: no cada bolsa, pero sí con el sistema aleatorio que utilizan los inspectores portuarios profesionales. Fuimos a constatar cómo se distribuía el cereal. La idea de que simplemente entregamos la plata y nos fuimos es absurda. Tenemos sistemas apropiados, y siempre los ponemos en práctica.”

El reporte les dio crédito a los argumentos de los rebeldes a través de un documento desclasificado de la CIA. Pero un escrutinio cercano revela que está fechado en abril de 1985, tres meses antes de que se realizaran los conciertos Live Aid. Un documento posterior de la Agencia, de julio de 1985, no hace mención a que el dinero se destinara a comprar armas para los rebeldes. El programa de la BBC citó a Robert Houdek, el diplomático más veterano de EE.UU. en Etiopía en 1988, un año después de que el FLP derrocara la dictadura de Mengistu en Addis Abeba, diciendo que los ex rebeldes le habían dicho que “parte de la comida que llegó a través de Sudán fue vendida”. Pero, de nuevo, Houdek ofreció habladurías, no evidencia, ni hechos, ni números.

Entonces, ¿cuál es la verdad? Irónicamente, y a pesar de los titulares, el dinero del Band Aid Trust fue quizás uno de los mejores monitoreados. “Pusimos tantos controles en el lugar para evitar esa clase de cosas –dijo Penny Jenden, ex directora de Band Aid–. Gastamos la mayor parte en camiones para transportar comida en la primera etapa, y luego en semillas, herramientas y bueyes. Ni siquiera le dimos dinero directamente a REST (la agencia de ayuda de Tigray) hasta 1986.” En 1985, Band Aid sólo gastó para su funcionamiento uno por ciento del dinero recaudado. En los seis años siguientes gastó 11 millones de los 144: lo demás fue destinado específicamente a la ayuda. “Sabíamos que era una situación difícil –dijo Jensen–. Nuestros procedimientos de contabilidad fueron doblemente estrictos. Enviamos personal propio e independiente para monitorearlo todo, y compartimos la información con las otras ONG.”

Oxfam, Christian Aid, Unicef, Cruz Roja y Save the Children también insisten en que tuvieron una vigilancia estricta, y han hecho declaraciones similares. “Las agencias en el lugar monitorearon todo, desde la compra hasta el envío y distribución de los alimentos”, dijo un alto funcionario. “Yo vi cómo el grano se cargaba en camiones de REST, y luego cómo se distribuía”, señaló otro. Nadie podría asegurar que es imposible que algo de la ayuda se haya desviado, pero irónicamente el envío de alimentos con más probabilidades de ello vino del gobierno de EE.UU., con la connivencia de la CIA, que veía bien que cayera la dictadura marxista de Addis Abeba. En ese mismo momento, la CIA les daba apoyo clandestino a los rebeldes en Nicaragua y Afganistán.

“En cualquier operativo de ayuda trabajás sobre la base de que el 10 por ciento se extraviará –dijo Myles Wickstead, ex embajador inglés en Etiopía–. Es el precio a pagar para conseguir que un 90 por ciento llegue donde debe llegar. Cuando hay vidas en riesgo, tomás ciertos atajos, corrés riesgos, evaluás situaciones. Pero no le doy la más mínima credibilidad a la idea de que el 95 por ciento de la ayuda a Tigray fue desviada. Todo fue monitoreado de cerca, sobre todo la parte de la que se encargó Live Aid. Quizá se haya perdido algún dinero. Pero de ningún modo en la escala que asegura la BBC.”

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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