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Viernes, 21 de enero de 2011
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OBRAS INCOMPLETAS, LA “BIOGRAFIA PROFESIONAL” DE HOMERO ALSINA THEVENET

El dato preciso, la palabra justa

“La publicación, en tres tomos, de buena parte de su producción periodística, permitirá conocer o profundizar el conocimiento sobre quien fuera uno de los más notables críticos cinematográficos que dio América latina.

Por Ana Bianco
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Elvio Gandolfo y Fernando Martín Peña, compiladores del libro que se presentará hoy en el Malba.

Homero Alsina Thevenet (más conocido por su firma H.A.T. Uruguay, 1922-2005) fue periodista y maestro de periodistas; amaba el oficio de escribir y disfrutaba de la corrección. Escribía para que lo entendiera su sobrina, solía decir. Creó un estilo propio que combinaba el dato preciso con toques de humor e ironía. Thevenet era petiso, fumador, hablaba rápido y bajito. Fue el primero en escribir seriamente sobre Ingmar Bergman fuera de Suecia, antes de que “el mundo” lo descubriera oficialmente. Alsina Thevenet trabajó en Montevideo, Buenos Aires y Barcelona y tuvo influencia sobre varias generaciones de lectores y también sobre muchos otros colegas, como Tomás Eloy Martínez. Pese a todo ello, la mayor parte de sus textos se encontraba dispersa en diarios y revistas de difícil consulta. Desde el año pasado, y con el apoyo del Incaa, ese inmenso material fue reunido en tres libros y compilado por tres autores: Fernando Martín Peña (historiador de cine, docente, coleccionista y encargado de los ciclos retrospectivos del Malba), Elvio Gandolfo (escritor y periodista, integrante del equipo del País Cultural de Uruguay desde 1989) y el uruguayo Alvaro Buela (periodista, docente, cineasta y coordinador académico de la Universidad ORT del Uruguay).

En una charla con Página/12, Peña y Gandolfo evocan a su amigo. “La idea de la compilación fue de Elvio –señala Peña–. Estábamos los tres hablando sobre una nota que se le había ocurrido a Homero sobre Gavin Lambert, que era un investigador británico de la revista de cine Sequence. Elvio le preguntó si iba a dejar en otras manos la compilación de sus textos. El contestó con un gruñido y la conversación quedó ahí... Era un proyecto ambicioso sobre un crítico rioplatense y no tenía antecedentes. La compilación debía respetar en proporción la magnitud de su obra, que es colosal. En 2008 trabajé en el Festival de Mar del Plata y, a principios de 2009, hablé del proyecto con José Martínez Suárez, presidente del festival, quien remitió el presupuesto al Incaa, y Liliana Mazure lo aprobó. Le metimos pata con el Tomo I. Hablamos nuevamente con Liliana y le dijimos que no queríamos que fuera un ‘bodoque’, pero que daría como mínimo, para tres tomos. El Tomo I se presentó en el 2009 en el Festival de Mar del Plata. Seguimos trabajando. Los libros tienen 4000 páginas y elegimos no incluir el material publicado en los libros de Homero. Nuestro armado está realizado con textos publicados en revistas y en diarios pero que no habían sido compilados por su autor. Homero había perdido material en sucesivas mudanzas: de Montevideo a Buenos Aires, de Buenos Aires a Barcelona, de Barcelona a Buenos Aires y de acá a Montevideo. En ese ínterin, el material escrito en la década del ’50, que está en el Tomo II, se perdió. Y está considerado en Uruguay como el mejor período de su producción.”

–¿Qué material jugoso van a descubrir los lectores?

E. G.: –Sería fantástico que existiera una biografía de Homero, escrita por un buen biógrafo profesional. Una manera de reemplazar su lectura es ir leyendo de a poco los tomos, lo que puede llevar un año y medio. Sus escritos más conocidos son los cinematográficos, pero se verá el vuelco en los últimos años, hacia temas políticos. En realidad, una zona que él hubiera preferido que permaneciera oculta fue la etapa previa al periódico Marcha (1944-52). En 1941, en la sección “Disculpe” del semanario Cine Radio Actualidad, hay párrafos “volados”, poéticos. Los menciono porque son lo opuesto a su característica de “tirabombas” de primer nivel, prácticamente un anarquista. En un texto corto, escrito a los 16 años, titulado “Silencio mujeres” (sobre las mujeres que hablan en el cine), el tono lo da el título y no baja ni un ápice. Además, hay cartas, polémicas, entre ellas el juicio contra Marcha por haberlo echado sin indemnización. Cuando uno lee esos textos y no sabe quién fue Homero, resulta interesante descubrir que podría haber sido un escritor.

F. M. P.: –En un momento pensamos llamar la obra Homero Alsina Thevenet, biografía profesional. Un lector que siga el orden de los tomos puede reconocer una parte biográfica a través de sus textos. Cambiamos finalmente el título, al descubrir un texto que hablaba en joda de sus supuestas obras incompletas.

–El material fotográfico da una idea del personaje...

E.G.: –Lo aportó Evita, su esposa, y lo muestra en grupo o solo, haciendo payasadas, actuando, posando como Eisenstein en un sillón o tratando de tirar con un cañón.

F. M. P.: –Esta última fue sacada durante un festival de cine en la década del ’50 en San Pablo, y la consiguió Alejandro, el hijo de Salvador Sammaritano. Homero hace una payasada con un cañón de una fortaleza y esa foto ilustra una sección polémica que está en todos los libros: HAT contra todos. Como otro crítico uruguayo, Emilio Rodríguez Monegal, Homero formaba parte de una generación de polemistas. Se ha perdido la práctica de polemizar pero él lo hacía todo el tiempo. Por eso, decimos que es una biografía profesional, con aspectos biográficos y coyunturales.

–Homero Alsina Thevenet creó un estilo en la crítica cinematográfica.

F. M. P.: –Asumía el oficio de crítico con seriedad. Los críticos procedían de otras disciplinas, como por ejemplo la literatura. El cine para él era un arte autónomo, quizá porque no pertenecía al mundo académico y no había tenido otra formación que no fuese cinematográfica. Los egresados de Puan, de la carrera de Letras, están convencidos de que pueden escribir sobre cine. Homero pensaba primero en el lector. Prevalecía en él el periodista y después se refería a la especificidad de lo cinematográfico. Practicaba una militancia de la comprensión. De la modernidad cinematográfica rechazaba la última etapa de John Ford o la última de Orson Welles. Defendió La aventura, película que fue cortada por los distribuidores rioplatenses. Escribió una crítica brillante de Crónica de un niño solo, la primera película de Favio. Acompañó al cine de Antonioni –cuando parte de la crítica lo destrozaba– hasta El desierto rojo. La crítica que escribe sobre 2001: Odisea del espacio es excelente, a pesar de que la ciencia ficción no formaba parte de sus intereses. Lo que no era posible, no era relevante. Era pragmático porque tenía una vinculación con lo concreto.

E. G.: –Había creado un estilo reconocible y los argentinos esperábamos Marcha o El País para leer a Homero. Algunos críticos argentinos eran cercanos a su estilo, pero eran más barrocos y no tan rigurosos. En la madurez de su escritura, usaba las frases típicas de cada estilo como: “Desde la prehistoria hasta el martes a la tarde”. Hacía ese tipo de chistes y los usaba bien, no cansaba, porque la ironía era su sello. Homero criticó la novela La vida breve de su amigo Juan Carlos Onetti y la hizo pedazos. La descripción que hace de Onetti es una obra literaria, en ella hay una forma que posteriormente empleó el nuevo periodismo.

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