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Domingo, 12 de junio de 2011
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PIDEN NORMATIVAS PARA REGULARIZAR Y FOMENTAR LOS CENTROS CULTURALES

En busca de identidad y visibilidad

El Movimiento de Espacios Culturales y Alternativos (MECA) present贸 dos proyectos de ley en la Legislatura porte帽a, ya que hasta ahora en la legislaci贸n no se reconoce este tipo de sitios y por lo tanto no pueden recibir las habilitaciones necesarias.

Por Gustavo Ajzenman
El MECA est谩 conformado por quince centros culturales autogestionados.
Imagen: Sandra Cartasso.

Los centros culturales no existen, pero que los hay, los hay. O por lo menos as铆 lo considera la legislaci贸n de la Ciudad de Buenos Aires, que no contempla este tipo de espacios y por lo tanto les niega la posibilidad de recibir una habilitaci贸n. Para la mayor铆a, la soluci贸n es esconderse, evitar la difusi贸n de sus actividades y reservarse para los pocos conocidos que saben qu茅 timbre hay que tocar para ingresar. Siempre, con el temor latente de ser clausurados. Otros prefieren tramitar un permiso en un rubro distinto, pero lo suficientemente cercano 鈥搕al vez como teatro independiente o club de m煤sica鈥, resign谩ndose a dejar parte de su identidad afuera. Sin embargo, algo comenz贸 a cambiar en los 煤ltimos meses y se cristaliz贸 el mi茅rcoles pasado con la presentaci贸n oficial de dos proyectos de ley elaborados por el Movimiento de Espacios Culturales y Art铆sticos (MECA), uno para regularizar la situaci贸n de los sitios de cultura alternativos y otro para que se fomente la actividad desde el Estado.

El lugar elegido para el acto fue Casa Brandon. No se trat贸 de un hecho azaroso, porque el gran sal贸n principal del 鈥渃lub queer鈥 lleva inscriptas en sus paredes dos palabras que se repetir铆an durante toda la presentaci贸n: identidad y visibilidad. La idea principal que reuni贸 a los quince espacios que conforman MECA es lograr ser reconocidos por lo que son: centros culturales autogestionados, en los que conviven distintos lenguajes art铆sticos. 鈥淣uestra actividad es sin fines de lucro, no somos bares ni boliches ni locales comerciales. Somos los espacios que hacen que Buenos Aires sea una de las capitales culturales del mundo鈥, resume el manifiesto del movimiento, que busca funcionar como alternativa al circuito art铆stico oficial.

Seg煤n calculan los organizadores, que se re煤nen semanalmente desde el a帽o pasado, en la ciudad existen entre 40 y 60 centros, que funcionan a puertas cerradas, sin habilitaci贸n. Esta situaci贸n obliga a que no puedan promocionar sus actividades y muchos tengan que restringir el acceso solamente a amigos y conocidos. Esto afecta seriamente sus posibilidades de subsistencia econ贸mica, pero no necesariamente evita las clausuras. 鈥淣o-sotros estuvimos cerrados durante casi un mes, hasta la semana pasada. En el acta de inspecci贸n se constataba que hab铆a veinte personas leyendo poes铆a鈥, relat贸 Florencia Minici, de La Usina Cultural del Sur. Juan Manuel, de Salamanca, se indign贸: 鈥淭enemos que escondernos como si fu茅ramos delincuentes, cuando lo 煤nico que hacemos es arte. Organizarnos es un riesgo, pero vale la pena porque si no, nuestro lugar est谩 condenado a desaparecer鈥.

La presentaci贸n estuvo a cargo de seis representantes de distintos espacios ubicados en una mesa larga frente a un p煤blico heterog茅neo, como el que suele asistir a los centros culturales. El mate pasaba de mano en mano y los artistas se preparaban a los costados del escenario para el espect谩culo de cierre. El primero en tomar la palabra fue Juan Manuel Aranovich, del Club Matienzo, que hizo un recorrido por la historia del movimiento, que todos reconocen como consecuencia directa del efecto de la tragedia de Croma帽贸n en la vida art铆stica de la ciudad. 鈥淓n ese momento todos los artistas, productores independientes y espectadores nos quedamos sin sitios para expresarnos y empezaron a surgir estos centros鈥, record贸. La mayor铆a abri贸 hace no m谩s de cinco a帽os, en la casa de alguno de sus fundadores, con unas pocas actividades, y luego fueron expandiendo su oferta.

Como ocurri贸 con los clubes de m煤sica en vivo, otra tragedia puso en alerta al movimiento. A partir del derrumbe del entrepiso del boliche Beara, que caus贸 la muerte de dos j贸venes, los controles se hicieron m谩s intensos. Por eso, la discusi贸n por la seguridad de los establecimientos es una de las posibles trabas que ven los organizadores para la sanci贸n de las nuevas leyes. 鈥淟a idea es tener la posibilidad de ser habilitados y abrir nuestras puertas para que el Estado nos controle y tambi茅n nos ayude鈥, se anticip贸 Claudio Gorenman, miembro de Matienzo y uno de los abogados encargados de la redacci贸n de la norma. 鈥淟a seguridad es una de nuestras prioridades. Se trata del cuidado de nuestros lugares, de nuestros artistas y de nuestros espectadores鈥, subray贸. Los dos proyectos de ley, a los que tuvo acceso P谩gina/12, fueron enviados la semana pasada a la Legislatura y esperan ser tratados en la Comisi贸n de Cultura. El primero tiene como objetivo incorporar al C贸digo de Habilitaciones y Verificaciones la figura del Centro Cultural y Social. Los establecimientos podr谩n contar con capacidad para hasta 500 personas, seg煤n la categor铆a, y estar谩n obligados a respetar una series de condiciones de salubridad, ventilaci贸n, previsi贸n contra incendios e instalaci贸n el茅ctrica, entre otros requisitos.

La otra preocupaci贸n de los organizadores es la subsistencia econ贸mica de sus espacios. Al tratarse de propuestas no comerciales, que admiten expresiones de distinto tipo 鈥搚 no todas igualmente convocantes鈥, pagar el alquiler todos los meses a veces no es sencillo. 鈥淣uestra tarea deber铆a ser pensar en c贸mo programar una agenda interesante y hacer una ciudad culturalmente m谩s rica. No a qu茅 precio poner la empanada鈥, ironiz贸 Lisa Kerner, de Casa Brandon. 鈥淓s una p茅rdida de tiempo y energ铆a; los centros estamos para otra cosa鈥, enfatiz贸. La segunda propuesta incluye la creaci贸n de un registro unificado para estos establecimientos en el 谩mbito del Ministerio de Cultura de la Ciudad. La idea es que los inscriptos sean eximidos del pago de impuestos municipales, y reciban asesoramiento t茅cnico, y asistencia legal y econ贸mica por parte del Estado, entre otras cosas, para adaptar sus instalaciones seg煤n las nuevas normas.

Luego de la experiencia positiva que signific贸 la reglamentaci贸n del R茅gimen de Concertaci贸n para la Actividad Musical y la sanci贸n de la ley que regulariz贸 la actividad de las salas de teatro independiente, los integrantes de MECA conf铆an en que sus proyectos podr铆an hacerse realidad antes de terminar el a帽o. Mientras tanto, haber conseguido organizarse para trazar un camino conjunto y comenzar a salir de la clandestinidad, para muchos, fue un logro en s铆 mismo.

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