Lo que la ciudad oculta

Javier Lattuada, Francisco Benincasa y Diana Orduna, realizadores de la serie.
Imagen: Guadalupe Lombardo.

Una mirada desde la Autopista Illia, en forma de plano continuo, muestra la Villa 31 –en permanente crecimiento vertical– y tras ella edificios torre sobre lo que se adivina es la avenida del Libertador, el inicio de Retiro y Recoleta, y más allá el microcentro. La separación es ínfima en la distancia física, ya que la frontera es apenas la representada por las vías del ferrocarril; un axioma reza que el diseño urbano no es inocente ni cuando parece accidente. La imagen es el plano emblema de Propiedad: Privados, una de las series ganadoras del Plan Operativo de Promoción y Fomento de Contenidos Audiovisuales Digitales, organizado por el Incaa, que tendrá presencia –junto con otras series fruto del mismo concurso y producidas en diferentes puntos del país– en la sección de Competencia Nacional en el marco del Segundo Festival de Cine Político que se inició ayer y continúa hasta el miércoles que viene en varias sedes (ver recuadro), con entrada gratuita.

Con las imágenes del Indoamericano y todo lo que giró a su alrededor muy frescas aún –así como el tratamiento del tema que hicieron la mayoría de los medios de comunicación–, Página/12 se encontró con Diana Orduna, Francisco Benincasa y Javier Lattuada (Gisela Pellegrino, la cuarta integrante del grupo que encabezó el documental no pudo estar) para charlar sobre lo que hace ya dos años se convirtió en preguntas que volvían constantemente. “¿Cómo te determina a vos una casa en una villa o un departamento en una torre en Ejército de los Andes (bautizado en los ’90 Fuerte Apache por el periodista José de Zer)?”, cuenta Orduna de los disparadores que originaron el proyecto y que, a partir de eso, las ramificaciones se multiplicaron.

Propiedad: Privados –que se proyectará íntegra el lunes 26 en el no demasiado amigable horario de las 16.30 en el Espacio Incaa Km 3 (Artecinema, Salta 1620)– es una serie de cuatro episodios de 26 minutos cada uno, que transita por los diferentes puntos de conflicto donde los términos de “propietario”, “precariedad”, “desarraigo”, “espacio público” y “espacio privado” dejan de ser categorías teóricas para adquirir vida real. Paralelo a la espera de su lanzamiento televisivo por Canal Encuentro y además de su presencia en el FCIP, la serie viene proyectándose en los espacios donde se hallan los protagonistas de los testimonios, pero Lattuada aclara que “no menos importante es que las clases medias y las personas que no tienen idea de lo que pasa lo vean y tomen conciencia, porque el que está en esa, históricamente, es un trabajador, un luchador, le mete, baila con la que tiene. Ahí meto el festival como herramienta y las series también, el hecho de hacer visible, de tomar conciencia y que sea movilizador”.

La problemática de la vivienda está presente en Buenos Aires desde su crecimiento exponencial hacia fines del siglo XIX (multiplicándose casi por diez entre 1870 y el primer Centenario de la Revolución de Mayo, con un alto porcentaje derivado de la inmigración). Si se presta atención, al andar por la ciudad se pueden descubrir, como si fueran capas geológicas, las marcas de su relato habitacional y en el caso de los sectores más vulnerables “la situación de la vivienda es como el cuadro donde se ve gráficamente todo lo que pasó en los últimos cuarenta o cincuenta años, y justamente ataca el núcleo familiar, que es el núcleo económico básico”, reflexiona Benincasa y relaciona con que ese es precisamente el recorrido que encara el documental.

“La mayor parte de nuestra historia –elabora Lattuada–, de dependencia e independencia, los sectores de poder fueron los que tuvieron la batuta política. Entonces, esa línea se bajó constantemente y la sociedad compró eso, o consumió eso, o lo heredó. Habría que tener un revisionismo muy fuerte, muy intenso, de nosotros como sociedad para poder entender dónde estamos parados y por qué pasan esas cosas.”

El recorrido de Propiedad: Privados transcurre a través de las voces y los rostros que atraviesan situaciones de diversos matices, de la calle al sistema de hoteles y paradores, alcanzando a la casa o el terreno ocupados y sus orígenes y el desarrollo hacia las actuales salidas en forma de construcción cooperativa. “Esto es urgente –remata Orduna–, porque hay un gran sector en una emergencia de vida, lidiando con situaciones de no retorno constantemente.”

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