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El mundo visto desde una fiesta a punto de comenzar, tequila en mano para entrar en sintonía, en la ciudad más emblemática de México, capital del estado de Jalisco, invita a tener la mente abierta y la mirada disponible. En esta región de la lengua, el futuro es la pupila dilatada por el caudal de libros y de escritores que circulan por la principal vidriera editorial de América latina. Después de haber celebrado veinticinco años, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) regresa hoy a toda orquesta, con Chile como país invitado de honor. El ecléctico escuadrón de narradores, dramaturgos, poetas, cineastas y artistas chilenos ya está alistado: Pedro Lemebel, Alberto Fuguet, Raúl Zurita, Diamela Eltit, Roberto Brodsky, Jorge Edwards, Hernán Rivera Letelier, Lina Meruane –ganadora del premio Sor Juana Inés de la Cruz por su novela Sangre en el ojo–, Rafael Gumucio y Alvaro Bisama, entre otros, esperan el turno para desembocar en la Expo Guadalajara, el predio ferial.
La edición XXVI tendrá entre sus protagonistas a Jonathan Franzen, una de las principales estrellas de la literatura norteamericana, que abrirá el Salón literario. Durante la apertura, brillará por su ausencia el ganador del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, Alfredo Bryce Echenique, quien recibió los 150 mil dólares del galardón en una ceremonia privada, en su casa en Lima. Aún resuenan los ecos de la polémica que se desató por premiar al autor de la extraordinaria novela Un mundo para Julius, demandado por la Justicia de su país por cometer plagios periodísticos.
La tos de Nubia Macías, directora de la FIL, rebota como el ladrido seco de un perro. Cumplió años en estos días y lo festejó en el jardín de su casa. “Bailoteamos hasta las cinco de la mañana –le cuenta a Página/12–. No puedo decir que esta tos sea por los nervios de la inauguración.” La directora de la FIL recuerda que la decisión de entregar el premio a Echenique en Lima la tomó la Comisión de Premiación. “La polémica fue muy intensa y nos correspondía como comité organizador respetar las opiniones vertidas, aunque fueran en contra de la decisión, y sobre todo respaldar al jurado, cuyo fallo es inapelable –plantea Macías–. Teníamos que ser muy respetuosos y entender todas las posiciones. Y eso fue lo que se hizo. Queremos dar vuelta la página y concentrarnos en el empuje de esta edición, que viene con mucho acento latinoamericano. Los escritores y los lectores tienen que ser los reyes de esta fiesta. Y en eso estamos.”
Guadalajara, “la Perla de Occidente”, recibirá hasta el próximo 2 de diciembre a 18.000 profesionales del libro, entre escritores, editores y agentes. Y desplegará la producción de 1900 sellos editoriales de 42 países. La feria será el escenario ideal para evocar al escritor Carlos Fuentes, que murió el pasado 15 de mayo a los 83 años. Luisa Valenzuela, Sergio Ramírez, Juan Cruz, el ex presidente chileno Ricardo Lagos y Héctor Aguilar Camín, entre otros, repasarán la vida, la obra y la influencia del autor de La región más transparente. “Es duro no tenerlo porque fue un socio maravilloso, alguien que quería mucho a la FIL y que colaboraba desde muchas trincheras –subraya Macías–. Para que Carlos siga presente le rendiremos un gran homenaje con cinco mesas; además se van a presentar antologías de su obra y la última novela, Federico en su balcón. Fuentes era una voz muy respetada y querida. Y esa voz se extraña.” En el rubro homenajes, Daniel Sada, el entrañable narrador mexicano que murió en 2011, será recordado con un esperado libro póstumo, El lenguaje del juego. Elena Poniatowska recibirá una medalla de honor por sus 80 años.
Macías despliega el acento latinoamericano de esta edición. “Hemos conseguido lo que hace mucho tiempo buscábamos: crear un puente de comunicación directa con Brasil; veinte escritores brasileños dialogarán con nuestros escritores y con el resto de los autores latinoamericanos. Este es el comienzo de un gran proyecto”, augura la directora de la FIL sobre el programa Destinaçao Brasil. También habrá un puñado de escritores uruguayos, colombianos, ecuatorianos, peruanos, costarricenses y argentinos (Luisa Valenzuela, José Pablo Feinmann, Oliverio Coelho, Mariana Enriquez, Pablo de Santis, Mempo Giardinelli, Andrés Neuman y Matilde Sánchez). Para darle continuidad al proyecto “Los 25 secretos mejor guardados de América latina”, que empezó el año pasado, se creó el programa permanente “Latinoamérica viva”, que permitirá que los autores jóvenes ya consolidados sirvan como padrinos de las nuevas generaciones. “Cuando presentamos el programa, los agentes se interesaron por conocer los valores literarios por los que la FIL está apostando para que el resto del mundo los lea, los traduzca. Queremos que Guadalajara sea una plataforma de lanzamiento de la literatura latinoamericana”, afirma la directora de la Feria.
La prédica de Macías es de largo aliento. “Si los latinoamericanos no nos leemos entre nosotros, no podemos esperar que el primer mundo nos diga ‘este autor es bueno’ o ‘éste es malo’. Nosotros tenemos que decir ‘este escritor es buenísimo, se lo tiene que llevar y traducirlo’, para que los lectores de Noruega, Turquía, Francia y Estados Unidos lo lean. Nosotros tenemos que ser los principales impulsores de nuestra calidad literaria.”
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