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Miércoles, 23 de abril de 2014
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Miguel Grinberg y una presentación para cruzar poesía y música

“Quiero un tono afirmador de la vida”

A pesar de tener una larga carrera como poeta, escritor y periodista, Grinberg debuta recién ahora en el disco, con una serie de poemas musicalizados por Sebastián Volco. Mañana en La Oreja Negra leerá junto a Palo Pandolfo y un ensamble de músicos.

Por Julia González
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El disco de Grinberg incluirá algunas grabaciones inéditas realizadas por Allen Ginsberg en Nueva York.

“Bienvenida a la revolución blanca”, dice Miguel Grinberg, estrechando una huesuda derecha, parado en medio del Centro Cultural Sur, un pulmón en Constitución donde el polifacético poeta y periodista montó una huerta orgánica. Con una fuerte participación en los comienzos del rock argentino y amigo de los escritores beatnik, nombrar a Grinberg es abrir una puerta a los ’60. Y surgen otros significantes que lo identifican, como ecología, espiritualidad, rock y poesía, en los cuales tuvo mucho que ver Allen Ginsberg, un amigo a quien no deja de recordar. Y aunque a simple vista se trate de tópicos como paralelos que nunca habrán de tocarse, hay un hecho en común que los aúna: un viaje iniciático en 1964. En Nueva York y casi por carambola empezó la nueva vida que el propio Grinberg llama muerte poética, ya que era necesario volver a nacer y transitar la vida como una obra de arte. “Era mi cita con el destino, la organizaron fuerzas que trabajaron a mi alrededor para llevarme a esa dirección. Yo pensé ‘¿cómo voy a meterme en Estados Unidos si no tengo un mango?’. Y los mangos aparecían”, relata.

Con una lista de títulos recientemente publicados (Nuestro futuro indómito - Afirmación de la existencia como poder visionario, Mutantia 2, Poetas clásicos norteamericanos, Desarrollo intuitivo - Holodinámica del Sexto Sentido y Decrecer con equidad), el escritor se prepara para dar a luz su disco debut de poemas, musicalizados por Sebastián Volco, entre las actividades espirituales y ecológicas que lo ocupan. También recitará poesías junto a Palo Pandolfo mañana en La Oreja Negra, con improvisaciones de una troupe de músicos del sello Noseso Records, que serán grabadas en vivo para formar parte de otro próximo disco.

–¿De qué se trata el disco debut?

–La idea comenzó hace un par de años con el músico Sebastián Volco, cuando participamos en un Día Mundial del Agua que se hizo a orillas del río Luján y Volco, además de ser un solista de primera magnitud, muy piazzolliano, aunque proviene de la generación del rock, tocó un tema muy motivante que se llama “Plaza de Mayo”. Y el destino quiso que nos acercaran en auto hasta General Paz y después vinimos en subte hasta el centro. Charlamos informalmente, si bien nos conocíamos de recitales y de cruces en el mundo de la música, fue él quien me dijo “me gustaría que en algún momento hiciéramos algo juntos”. El fue a probar suerte a Nueva York y se quedó a vivir en Francia. Le mandé algunos poemas por mail y me contestó que estaba en vísperas de hacer una pasada por Buenos Aires y que sería bárbaro que coincidiéramos en un estudio para grabar algunas cosas. Y esto sucedió por iniciativa de Pablo Bobadilla; se juntaron en el mismo momento y lugar varios ímpetus, coincidimos, y fue el punto de partida.

–¿Cómo fueron esas grabaciones junto a Sebastián Volco?

–La posibilidad de grabar juntos la resuelve la tecnología, porque yo grabo el recitado en Buenos Aires, él graba la instrumentación en París y luego el editor y el compaginador producen las amalgamas necesarias. Pero al mismo tiempo yo estoy, también por iniciativa de Pablo, con una producción en público con Palo Pandolfo, en la cual la gente de la grabadora que va a sacar en su momento el disco va a aportar músicos para que hagan improvisaciones. Se trata de una producción online que va tomando cuerpo a medida que aparecen los diversos autores. No hay un libreto originario que estamos tratando de seguir, sino que hay una captura permanente de ingredientes para que el menú sea atractivo. Y como bonus track, yo tengo unas antiguas grabaciones del poeta Allen Ginsberg, amigo mío, cantando mantras hindúes. Eso lo hicimos en Nueva York, y tuvimos la intención, como tributo a mi amigo Ginsberg, de rescatar alguno de esos mantras que no salieron en discos ni está tomado en la producción preexistente, sino que tuvo la gentileza de grabar en mi domicilio en Nueva York.

–¿Qué recuerda de aquella grabación con Ginsberg?

–Lo que tengo grabado con Ginsberg es mucho más que eso. El se prestó siempre, fue muy estentóreo y profético en sus lecturas; además necesitaba serlo porque daba los recitales de poesía en los auditorios de las universidades. Eran lugares muy grandes, con mucha gente, entonces su estilo era verdaderamente bíblico y su poesía tenía otra tonalidad, especialmente un libro que yo amo; no Aullido, sino Kaddish, una oración por los muertos de los judíos que le hizo a su mamá. Y él grabó un pedazo importante del Kaddish, pero en vez de hacerlo estentóreo, lo hizo íntimo, como en privado, como una oración. Y después de hacerlo, la anécdota es que dijo “en verdad nunca hice mi poesía con esta tonalidad”.

–Volviendo al disco, ¿qué poemas incluirá?

–Yo tengo tres libros publicados, dos de ellos de mi época de Nueva York: Opus New York y América Hora Cero. Y un libro anterior de la primera serie, que se llama Ciénagas, que es de la generación mufada, un movimiento de los años ’60. La literatura mía, la poesía, quedó medio relegada por otras producciones. Con los años me metí en la historia del rock con el libro Cómo vino la mano, escribí cuatro libros sobre ecología, escribí muchos libros sobre espiritualidad; soy muy diverso. Y la poesía la tenía relativamente abandonada, pero escribo poesía continuamente, antes de ayer escribí un poema. Obra dispersa es la que estoy refractando. Lo primero que hice con Volco fue un poema al sol. Es alguna de esas cosas sueltas que generalmente publico en mis blogs. En este momento estamos recuperando para el disco esa obra y tengo la intención de recuperar algunos poemas de Opus New York y de América Hora Cero, que son más proféticos. Quiero que la tonalidad sea elegíaca, afirmadora de la vida, no me interesa hacer un repertorio de las pálidas que nos flagelan, ya de eso se ocupan los diarios.

–También están pendientes de publicación los diarios de Nueva York.

–Parecería que uno al ponerse en órbita temática, como si fuera un imán, atrae polaridades conexas, porque tengo escrito en Nueva York un diario personal, un diario íntimo, que ha estado cincuenta años en un altillo en la casa de mi cuñado en Brasil, convirtiéndose en un papiro. La cuestión es que lo retipeé y se lo comenté al pasar a una amiga poeta, Belén Iannuzzi, que ha sido compañera mía en el diario Crítica y le he prologado a ella dos libros de poesía. Belén se lo comentó a Malena Rey, que está trabajando en el sello Caja Negra Editora, donde actualmente reeditan libros de mis amigos generacionales, como Jack Kerouac, Jonas Mekas. Les fotocopié las primeras quince páginas, les gustó y en este momento está en la imprenta para aparecer en los últimos días de la Feria del libro. En ese diario inédito, uno de los ítem era una polémica muy grande que tuve con Allen Ginsberg sobre el papel de la vanguardia en tiempos turbulentos como los que nos han tocado vivir. Quiere decir que, entre la poesía, la música, que es totalmente original, compuesta para la circunstancia, el diario de Nueva York, y un libro que me va a sacar la Editorial Leviatan (Poetas clásicos norteamericanos), tengo toda una avalancha de poesía y de música que confluye todo en un mismo marco.

–¿Y cómo vive hoy el rock?

–Ocasionalmente voy a recitales, no tanto como antes, antes iba a todos, ahora selecciono. Mi trabajo rockero en la actualidad es el que fue mi punto de partida. Yo comencé a actuar públicamente en referencia al rock en abril de 1972, con mi programa de radio que se llamó Son progresivo, y desde ahí no he parado de hacer radio. Hace ocho años estoy haciendo un programa en la trasnoche de los viernes, tres horas por Radio Nacional AM que se llama Rock que me hiciste bien, donde para satisfacer un poco al público que se quedó en los ’70, con la nostalgia típica de los argentinos, tengo mucho material inconseguible porque son vinilos que no se produjeron nunca en CD. Pero también le doy mucha bolilla a la gente nueva, estoy muy entusiasmado con los cancionistas y toda esta generación de Pablo Dacal, Juan Ravioli, Lisandro Aristimuño, del propio Sebastián Volco, Salbet, que es otro emergente. Son los que más me atraen y son los que programo en la radio. Así que estoy haciendo un poco de archivo histórico y plataforma de nuevos valores. Ese es mi trabajo. Tiene alcance a todo el país, con lo cual es un privilegio y una responsabilidad.

* Miguel Grinberg realizará a las 21 una lectura de poesía en La Oreja Negra (Uriarte 1271), junto a Palo Pandolfo, musicalizada por un ensamble de músicos de Noseso Records.

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