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Miércoles, 17 de diciembre de 2014
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La ley, el delito y las penas hoy en la Biblioteca Nacional

La literatura como modo de liberación

Escritores, periodistas, docentes y talleristas que trabajan en penales le darán volumen a este encuentro que busca debatir sobre la relación entre la palabra escrita y el encierro.

Por María Daniela Yaccar
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Detrás de las rejas también florece la creación.

La ley, el delito y las penas se titula el encuentro que se realizará hoy en el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional (Agüero 2502), de 12 a 21. Será un espacio de debate sobre la relación entre la palabra escrita y el encierro y contará con la participación de escritores, periodistas, docentes y talleristas que trabajan en penales, además de referentes del Derecho, la Justicia, la literatura, la cultura y la comunicación. Entre las actividades se cuentan entrevistas, lecturas, debates y música en vivo. Lo organizan la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (en concreto, el Programa de Extensión en Cárceles, del Departamento de Letras), la Biblioteca Nacional y Evaristo Cultural.

“Venía escribiendo desde muy chica. Acá se me potenció el tener que hacer algo para mantenerme ocupada, además de trabajar”, cuenta, por teléfono y desde la cárcel de Ezeiza, María Silvina Prieto, que participa de un taller de poesía y, además, es cocoordinadora de uno de literatura. Hace trece años que se encuentra detenida en la unidad 31 y es una de las personas que hoy transmitirán su experiencia. El año pasado ganó un importante premio de crónicas y ahora está redactando una novela de vampiros. Suele escribir siempre que puede en un lugar al que llama “la covacha”: “Un cuartito de tres por dos, con dos computadoras que tienen lo básico. Es un lugar tranquilo, tiene una ventana grande que da a un campo”. Además de escribir, toca la guitarra –participa de un taller que conduce Raúl Malosetti– y pinta.

Para Prieto, “la escritura es liberadora”. “Me da esa dimensión de poder viajar con la fantasía, de buscar palabras que quizás en mi vida utilicé, de hacer con ellas combinaciones que se mezclan en una licuadora y hacen un jugo espectacular”, expresa. “Sana un poco la herida de estar en la cárcel. En las personas, al principio hay una resistencia. Porque quizás algunas nunca escribieron o no se atreven a plasmar con palabras sus pensamientos. Pero no todo en la escritura es tumba: uno puede escribir de su vida, su infancia, sus recuerdos. A la mayoría les cuesta. Pero una vez que mis compañeras se sueltan no las para nadie. Hemos descubierto escritoras potenciales.” Sobre su novela, cuenta que arranca en 1870 con la llegada de dos familias europeas a Buenos Aires, que se conocen en un barco. Sueña con llevarla al cine: “Hay que soñar a lo grande. Mi abuelo siempre decía que para bajar hay tiempo”.

La autora de Mis días en la cárcel con Giselle Rímolo, crónica que terminó publicada junto a otras en un libro de Planeta, ofrecerá lecturas junto a la poeta Liliana Cabrera, autora de tres libros que ella misma se editó (los dos primeros con cartones, dentro de la cárcel de Ezeiza, y el último con tapas de madera). Cabrera es la responsable –además de unos poemas exquisitos– de fundar la primera editorial cartonera en un penal de mujeres. Participa activamente de la organización social Yo No Fui, que trabaja con proyectos artísticos y productivos dentro y fuera de la cárcel. El cronograma de actividades incluye, por otra parte, discursos de Juan Pablo Parchuc (de FFyL, coordinador del programa educativo en prisiones) y de Damián Blas Vives (BN, Evaristo Cultural). De 13 a 14.30 ofrecerán una charla Jorge Jaunarena, secretario de Derechos Humanos de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata; Tomás Manoukian, coordinador del Taller Colectivo de Edición en los penales de Devoto y Ezeiza e integrante del colectivo editor de las revistas La Resistencia y Los Monstruos Tienen Miedo; y Waldemar Cubilla, alfabetizador, docente del Plan FinEs, ex estudiante en el Centro Universitario San Martín (Cusam) y fundador de la Biblioteca Popular La Cárcova.

A las 15.30, en la charla Leer y escribir tras las rejas, contarán sus experiencias María Medrano, responsable de Yo No Fui; el escritor Leonardo Oyola; y Cristina Domenech, coordinadora de talleres de poesía en cárceles. De 18 a 20 disertarán Julián Axat, ex defensor penal juvenil de la provincia de Buenos Aires y director del Programa de Acceso Comunitario a la Justicia (Atajo) del Ministerio Público Fiscal; Roberto Cipriano García, coordinador del Area de Violencia en Lugares de Encierro de la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) e integrante de la Comisión Provincial por la Memoria; y Lidia Pérez, coordinadora del Frente de Personas Privadas de Libertad y Liberadas de la Mesa Nacional por la Igualdad. El cierre, a las 21, estará a cargo de un grupo llamado Portate Bien, que nació dentro del Centro Universitario que está en el penal de Devoto (CUD).

El cantante de esta banda (cuya sigla es XTB) es Maikel. Se llama, en realidad, Norberto Romano. Volvió a ser libre hace “un mes y dieciséis días”, dice, con precisión. En el encierro estudió Letras y Administración de Empresas y se dedicó fervientemente a la escritura y a la música. Ahora sigue con XTB, en la calle, dando a conocer las cumbias y letras contestatarias surgidas del mismísimo infierno. “Se me llenan los ojos de lágrimas cuando hablo de esto”, admite Maikel. “Todos saben escribir, pero nadie se anima. Hay contextos y contextos. Tengo casi 50 poesías y tres cuentos cortos que quiero publicar el año que viene. Realmente tuve buenos profesores. Uno quiere decir cosas y se las guarda, tiende a querer desahogar y no puede, cree que necesita un psicólogo... Un desahogo que podría ser mediante llantos y gritos se puede desenvolver en un papel. Escribir transporta a todos lados. Por el proceso que pasé, a veces quería decirle algo a mi mujer, a mi hijo, al mundo. Y no podía. Entonces escribía”, sostiene.

Portate Bien tiene un disco editado, Sin candados en la mente. Ahora, entre sus integrantes, hay personas que estuvieron detenidas y otras que no, que se enamoraron del proyecto y decidieron colaborar. Las letras de XTB están entre la crítica y la sátira: el rechazo a la política y a los ladrones de guante blanco, la necesidad de la educación en los contextos de encierro, el amor hacia hijos y mujeres, los vericuetos que atraviesan las visitas, la oposición a la cultura de Occidente, están entre los tópicos que aparecen. “Venimos de abajo. Sabemos lo que es el hambre, llorar, reírnos, con poco, con mucho, con nada”, dice Maikel, que a partir de las 17 estará dando una charla con Gastón Brossio y Marcelo Giménez, otros estudiantes de Letras del CUD, y las docentes María Elvira Woinilowicz y Luciana de Mello. Maikel cuenta que él y sus compañeros armaron un grupo que se denomina Pensadores Villeros Contemporáneos (PVC). “Sabemos que no vamos a cambiar el mundo. Y que pagamos las deudas con el cuerpo, el alma y la mente. Hay muchos ladrones de guante blanco que no pagan nada. Con los PVC refutamos el discurso policial. Repensamos por qué el que delinquió hizo eso, cuál es el enemigo... y tratamos de llevar todo esto a la escritura”, explica. Y cuenta que Oyola quedó fascinado con una frase de su autoría y le pidió si podía incluirla en un texto. “La primera casa del pobre es la villa. La segunda, la cárcel.”

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