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Domingo, 6 de marzo de 2016
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SIGUE SIN COBRAR UNA MULTITUD DE TRABAJADORES QUE DIO FUNCIONES EN EL C. C. K.

Una situación que ya parece un pagadiós

Con el recurso de echarle la culpa al gobierno anterior, la administración macrista no da respuestas a 2500 artistas, técnicos, docentes y agentes de prensa. “Hay una continuidad jurídica: los contratos son con el Estado”, dice el director Silvio Lang.

Por María Daniela Yaccar
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Fábrica de lo sensible se presentó el 3 de septiembre en La Ballena Azul: aún no se cobró lo acordado.

“En septiembre de 2015 hice dos presentaciones a sala llena en el Centro Cultural Kirchner y al día de la fecha no hay novedades sobre el pago. Ni en el C. C. K. ni en la Unsam (con quien firmé el contrato) tienen noticia alguna”, dice a Página/12 el narrador Claudio Ferraro. El suyo no es un caso aislado. Ni más ni menos que 2500 trabajadores –del teatro, la música y la literatura– se encuentran afectados: artistas, técnicos, docentes y agentes de prensa. Por Facebook, el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, reconoció la irregularidad y responsabilizó a la gestión kirchnerista, en un texto al que tituló “Dejaron el tendal”.

Ferraro realizó ocho funciones en el ex Palacio de Correos. Seis se las pagaron en tiempo y forma. El conflicto se desató en septiembre: no cobró por los espectáculos que hizo el 19 y el 26 de ese mes. En noviembre, el resultado del ballottage lo puso en alerta y empezó a buscar respuesta. Cinco meses después de las presentaciones y sin haber cobrado, decidió mandar un mensaje privado al Facebook de Lombardi. Le respondió su secretaria y le pasó el mail del funcionario. Ferraro adjuntó copia de contrato y factura, y links que ratificaban su trabajo. No recibió respuesta. Pero la mayoría de sus colegas no tiene copia del contrato.

Los artistas firmaban con universidades públicas, como la Unsam. “Pero con la Unsam nunca tuve relación, a mí me contrataba el C. C. K.”, aclara Ferraro. No obstante, intentó obtener respuesta de la casa de estudios, “pero el interno de Tesorería está averiado”, dice. “La última explicación que me dieron, a fines de noviembre, fue que los papeles habían sido enviados a la universidad y que el trámite estaba en marcha. En general se cobraba al mes y medio. Es decir que yo debería haber cobrado a mitad de noviembre”, precisa. Los afectados son alrededor de 2500. En la extensa lista se encuentran Gabo Ferro, Alejandra Flechner, Iride Mockert, Silvio Lang, Alejandro Tantanian, Analía Couceyro, Juan Falú y Verónica Condomí.

El miércoles, luego de que el periodista Alejandro Cruz revelara la cifra de afectados en La Nación, Lombardi ofreció su versión a través de Facebook. “Dejaron el tendal”, tituló el texto. “La expresión refiere a un abandono de las personas y obligaciones de las que alguien debe hacerse cargo. Aplica perfectamente a medida que avanzan las auditorías donde siguen apareciendo irregularidades en el C. C. K.”, escribió. Reconoció que hay más de dos mil artistas que no cobraron sus actuaciones realizadas en 2015 y responsabilizó al kirchnerismo, especialmente a la gestión de Teresa Parodi en el Ministerio de Cultura y la de Julio De Vido en Planificación. “Todos los días aparecen nuevos reclamos, artísticos y de proveedores de servicios. En la mayoría no están iniciados los expedientes y la auditoría nos ha permitido detectar graves anomalías”, continúa el texto.

Además, el funcionario prometió que “los procesos administrativos, en el caso de que las actuaciones o servicios se hayan certificado, normalizarán la situación y permitirán efectuar los pagos”. Las declaraciones se producen en un contexto sobre el que vale la pena insistir: el Centro Cultural Kirchner sigue cerrado, con alrededor de 600 trabajadores menos, y no hay novedades sobre la reapertura, postergada, según la versión oficial, por las condiciones edilicias.

Interesante es la lectura del director teatral Silvio Lang: “Hay una continuidad jurídica: los contratos son con el Estado, no con la gestión kirchnerista. Por otro lado, la situación deja visible una gran inercia, un desfasaje en la burocracia cultural argentina. Es histórico: siempre los pagos a nuestras actuaciones y los subsidios a nuestro trabajo demoran meses. Hay una necesidad de actualización de la burocracia de las políticas culturales. Somos trabajadores, fabricamos la realidad sensible. Pero evidentemente no se nos considera como tales”. Lang dirigió, precisamente, una obra titulada Fábrica de lo sensible (tuvo una única función el 3 de septiembre en La Ballena Azul). La paradoja es que el mismo Estado que se la pidió no paga lo que corresponde: el encargo surgió de la Dirección Nacional de Industrias Culturales, por entonces a cargo de Natalia Calcagno. Unos 75 diseñadores se ocuparon del vestuario de la puesta. Y el elenco lo conformaron 33 artistas que iban a cobrar por ensayos y función. Pero no sucedió.

Actores y bailarines del espectáculo firmaron contrato en una oficina del C. C. K. el mismo día de la función. Les prometieron que cobrarían dos meses más tarde. “Cuando llegó noviembre Industrias Culturales comenzó a reclamar al C. C. K. y a la Unsam. En medio de las elecciones, esto pasó a segundo plano para las autoridades. Después, el C. C. K. dejó de responder a Planificación. Hubo un limbo institucional y burocrático. Hicimos muchos reclamos telefónicos”, detalla Lang. Lo que él cuenta coincide con las declaraciones de Ferraro: “En la Unsam nos contestan que están esperando la orden del ministro para pagar. Como los contratos están imputados en la partida presupuestaria de 2015, el dinero está pautado por ley. Ahora nos están haciendo llamar a la oficina del C. C. K. para pasar nuestros datos nuevamente”. Esta es la versión que surgió tanto de las respuestas de Tesorería de la Unsam como de la Dirección de Gestión Administrativa de Cultura del C. C. K. y del área de convenios de la universidad con el centro cultural.

La Secretaría Gremial de la Asociación Argentina de Actores tomó cartas en el asunto. Publicó en Internet un aviso dirigido a actores y bailarines y se les pidió que presentaran la documentación correspondiente (facturas y contratos) para realizar los reclamos. Uno de los primeros en hacer pública la situación fue otro director teatral, Juan Parodi. Su obra Rosa brillando tuvo funciones en octubre. El contó en Facebook lo que le estaba pasando e, inmediata e inesperadamente, apareció un sinfín de comentarios de personas con el mismo problema. Al parecer, hasta entonces, nadie conocía la dimensión del conflicto. “Detectamos que éramos muchísimos. No sólo directores y actores, también muchos músicos, técnicos, docentes, agentes de prensa... ¡y me siguen escribiendo por Facebook!”, subraya Parodi. “A la mayoría no nos dieron contrato. Yo firmé, pero no tengo una copia. Como nos contratan como monotributistas, es medio una trampa: no tenemos mucho margen de acción. Distinto sería si hubiéramos pautado cobrar por la Asociación de Actores”, explica.

“Este es un arrastre que padecemos los que hacemos trabajos artísticos, desde hace muchos años. Uno elige no hacer el trabajo o hacerlo en estas condiciones. En Twitter me atacaron muchísimo. ‘Que te paguen los K’, se burlaban. Lo más delicado es que se trata de trabajo. Los artistas trabajamos honestamente, cumplimos con nuestras funciones, se llenó de gente, se difundió... y el Estado no cumple con su función primordial”, protesta el director. También destaca que “lo más feo de todo este tiempo ha sido la incertidumbre”: como el C. C. K. está cerrado, “uno no sabe a quién reclamar”. “Y con todo el contexto de despidos, reclamar por el pago de una función me daba pudor. Pero es trabajo y hay un incumplimiento”.

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