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Martes, 8 de marzo de 2016
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Opinión

La cultura y la clase dirigente

Por Norman Briski *

No hay nada más complicado que definir “cultura”. Pero cuando hay una “causa” la cultura se define en su razón de ser. Por eso es complicado porque las “razones” cambian con cada dominio de turno. Pero no es complicado definir cultura cuando es aliada de cualquier gesto emancipador, liberador de resistencia de rebeldía, de revolución, en definitiva “la cultura será subversiva o no será nada”. Lo oculto de lo culto es lo que le pone precio a todos los lenguajes inatrapables para convertirlo en cosa, en el gran museo de la libertad. Y cuando la libertad está en el museo... cultos que memorizan las frases que saben seguir la ópera que asisten al Colón (genocida civilizador). Congelan en la “belleza” del palacio, hacen historia con la genealogía, estatuas de un solo cuerpo, de un solo gesto. Y así quedamos lejos de lo fundacional de aquella atrocidad. Ahora no distinguimos el deseo por nuestras madres de tanta represión territorial. Naciones, repúblicas, estados, religiones, qué lejos quedamos de aquel “somos todos iguales”. Nada es igual, lo dicen las góndolas. La estupidez, homicida de la soberbia quiere y cree que solo una “formación”, una “educación” permitiría el acceso a todos los lenguajes únicos de los hombres –intención de la computadora–. Estos cultos, morales, pero nada éticos discriminan con buenos modales con la “cultura” de la caridad. El Vaticano se llenó de arte para inventar la creencia, la fe, la ignorancia para su dominio. Aliada principal con el miedo, no de los pueblos, de los empleados de Dios que sin duda son los dueños del cinismo. (Intereses prestigiosos frente a papá.)

Por añadidura las penetraciones (modelo imperial) les ponen corona a los niños lindos que lideran “la clase” dirigente. Esa es la gerencia divina que administra el robo legalizado con la superioridad técnica. (Y los trabajadores con su aporte diario al enriquecimiento ilícito del capital). Estas instalaciones institucionales son las “conquistas” de la maldad bendecidas por la herencia del apellido. Una vida artística que responde claramente al sentido financiero del amor. Los niños en esa clase serán siempre niños porque así es el consumo. No posponer el deseo es destruirlo, y como nada alcanza la acumulación es pura manía. Ni la sangre los apabulla. Un desmiedo psicopático disfrazado de lecturas sobre la historia. Son personas extendidas, mesiánicas, orgullosos de estar en el coliseo con la dama de parientes ligado a los medios. Y esa es la configuración del déspota de la “cultura”, con la estirpe en una mano y la caligrafía en la otra. Ni tiene celular ni pistola, tiene “presencia”. Con trajes del establishment del establishment. Niño bien que parlás en francés que dañino sos porque no inventás más que “el orden y el progreso” y transferís la sexualidad en la apariencia, y exhibís tu desnudo como instancia para mostrar tus inversiones. El proyecto es pertenecer a sociedades extendidas (con capacidad de guerra) con la hipocresía alevosa de ser demócratas. Y llegamos a nuestros días con este ente audaz, con sangre de pato y el pecho frío, que se hacen cargo de conservar la momia.

La noche no tendrá horizonte,
el alba no tendrá esperanza,
si no ahuyentamos la imitación de ser el sol.

* Actor, director, dramaturgo y docente teatral.

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