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Sábado, 23 de octubre de 2010
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Jim Lee es la estrella del festival internacional Crack Bang Boom, que se realiza en Rosario

“El mundo de lo digital cambiará a la historieta”

El dibujante nacido en Corea del Sur y nacionalizado norteamericano fue el responsable de revolucionar a los X-Men de la Marvel en los ’90. Después abrió su propia empresa, que oportunamente le vendió a DC Comics, donde hoy es gerente de la división digital.

Por Andrés Valenzuela
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Lee se recibió de médico sólo para darle el gusto a su padre: enseguida se dedicó a los comics.

Desde Rosario

Jim Lee es el centro de las miradas. A los fans del comic que se acercaron a Rosario para el festival internacional de historieta Crack Bang Boom no les importa gran cosa que la costanera esté gris por un sol que escamotea rayos ni que el domingo, día de cierre del evento, esté pronosticada una tormenta. Tampoco la distancia, ni mucho menos el andar elegante de la novia del surcoreano (nacionalizado estadounidense hace años), que lo sigue con el silencio de una sombra y el rostro serio. En este ámbito, aun quienes no se conmueven por los méritos con el lápiz del dibujante asiático reconocen su trayectoria en el mercado norteamericano y su lugar fundamental en la reconstitución del medio durante los ’90. Lee tiene 56 años, pero aparenta muchos menos. Se graduó en medicina en la Universidad de Princeton, pero a la historia poco le importará si llegó a aplicar una curita. Siguió la carrera para complacer a su padre y en cuanto tuvo la oportunidad se puso a dibujar cuerpos desbordantes y rostros angulosos para Marvel Comics. Empezó con un grupo menor, Alpha Flight. El gran salto le llegó en 1991, cuando junto con Chris Claremont redefinió a los famosísimos X–Men (creados por los míticos Stan Lee y Jack Kirby, en 1963). Su trabajo voló por los aires. El primer número de la colección es a la fecha el más vendido de la historia de su país, con más de siete millones de ejemplares pasados por caja.

Pero Lee se hartó del trato que recibía de los ejecutivos de Marvel y sus políticas sobre los derechos de autor. Eran épocas revueltas en las principales editoriales norteamericanas y muchas de las estrellas del medio patearon el tablero. Lee fundó el sello Image Comics junto a colegas como Todd McFarlane (de Spawn), Rob Liefeld y Erik Larsen. Allí, el surcoreano creó a los WildC.A.T.S., que también vendió como pan caliente, bajo su propio subsello, Wildstorm. El éxito de la editorial dio dinero a sus fundadores, pero también les abrió nuevas puertas en la industria. Mientras que algunos perdieron el interés o se dedicaron a otros negocios, Lee le vendió el sello Wildstorm a DC (dueña de personajes como Batman, Superman y La Mujer Maravilla) y se aseguró un puesto jerárquico en la casa rival de Marvel. No le fue mal. Hoy es coeditor en jefe de la firma y acaba de ser nombrado gerente de la división digital, la apuesta más fuerte de esta subsidiaria de Warner Brothers.

En el Centro Cultural Parque España (Sarmiento y el río, Rosario), donde comparte las paredes de una de las exposiciones junto a los invitados argentinos (ver recuadro), Lee se dispone a la entrevista con Página/12, que le propone echar un vistazo al presente del comic norteamericano y el impacto del mundo digital.

–Desde los ’90, cuando usted fue record, las cifras de venta de las revistas disminuyeron paulatina pero constantemente. Sin embargo, en años recientes se registró un aumento en la cantidad de tomos recopilatorios vendidos. ¿Qué está sucediendo en el mercado?

–Bueno, son veinte años de industria editorial y ha habido un montón de alzas y bajas. Los lectores han crecido, también. Pero la gente aún compra las series mensuales. Resulta que también quieren crear una biblioteca personal y para eso el tomo recopilatorio es mejor. Está bastante bien, e incluso hay gente que compra primero la revista y luego el libro. De cualquier modo, si los suma, encontrará que tenemos unas cifras de venta bastante estables.

–Recientemente DC comics anunció que cerrará su portal de comics online, Zuda, pero a la vez consolidó su división digital. ¿Cómo debe leerse este cambio?

–Teníamos demasiados sellos y líneas editoriales, también en papel: Zuda, Vertigo, DC Universe, el DC común, Wildstorm. Muchos conceptos distintos que a veces se solapaban, muchos sellos distintos para administrar. Con este cambio (también cierra Wildstorm) muchos títulos encontrarán cobijo en las que siguen activas. No es que vayamos a desechar nada, usaremos toda la experiencia de la gente que trabajó en Zuda, todos sus contactos, y nos pondremos a trabajar en el mismo camino, pero con un enfoque más amplio.

–Pareciera que la industria del comic va camino a convertirse en productora de licencias para películas, videojuegos o merchandising, un proceso que Marvel comenzó en los ’90. ¿En eso está el futuro del negocio?

–Es más amplio que eso, y más integrado. Antes la gente pensaba en un comic, en una película o en un videojuego. Ahora se piensa en el conjunto, se buscan modos de expandir la historia a otros formatos, sin importar cuál sea. Cuando hacés una película, tenés un montón de ideas que no podés aplicar hasta que hagas la secuela, entonces los comics te dan la oportunidad de trabajar sobre esas ideas y, a la vez, apoyar el film. Ya no es el mismo mundo que antes, sino uno más integrado. Está cambiando lo que nos pasa por la cabeza y cómo los equipos creativos tratan ahora de abarcar lo más posible.

–¿Qué impacto podría tener el arribo del mundo digital a los comics?

–Bueno, están pasando muchas cosas, pero básicamente cambiará el modo en que artistas y editores trabajamos con las historietas. Los libros digitales consisten en archivos que pueden leerse como si fueran PDF, pero en el futuro quizá los veamos optimizados e integrando contenido que puede explotar las posibilidades de aparatos como los Ipads, o los Iphones, con cosas que no podríamos obtener con la historieta impresa. El contenido, sin embargo, seguirá siendo central.

–¿De allí el surgimiento de los motion comics, que animan parcialmente las viñetas y agregan unos módicos diálogos hablados? ¿Qué opina de ellos?

–Están bien. Mucha gente los critica, pero para mí son una cosa aparte y única. Aún no tenemos muchos motion comics y seguramente nos falta uno realmente genial. Pero una vez que un equipo creativo descubra cómo hacer un motion comic que la gente adore, entonces tendremos algo genuinamente nuevo en el mundo de la historieta. Porque de hecho será algo nuevo y distinto. Aún no llegó su momento, pero tienen enorme potencial.

–DC y Marvel están embarcadas en macrosagas que coordinan miles de títulos y que a veces abruman a los fans. ¿Es el camino a seguir con el comic online?

(Se ríe.) –Bueno, no diría miles... Lo interesante que debemos entender al hablar sobre Internet es que nos permite llegar sobre todo a quienes no leen comics, o a quienes lo hacían pero ya no leen más.

–¿Cómo se lograría esto?

–Supongamos que usted es un gran fan de Fringe, la serie de televisión, y quiere tener todo lo posible sobre ella. Entonces encuentra un comic y lo baja para probarlo y leerlo. Y si le gusta, quizá quiera leer algún otro, y habremos conquistado a un lector. Sabemos que habrá mucha gente queriendo saber más sobre Hal Jordan cuando salga la película (se refiere a la de Linterna Verde, ya anunciada), o más de Flecha Verde, o lo que sea. El gran público todavía no está acostumbrado a leer comics online o a descargarlos, pero en unos pocos años lo estará y entonces veremos el impacto de Internet en el negocio.

–¿La industria podría recuperar lectores?

–Bueno, las películas, la televisión, los videojuegos... Todos tienen una audiencia tanto más grande que cualquier comic, y son un modo espectacular de conseguir fans y hacer que los lectores vuelvan a la historieta.

–Las grandes editoriales están haciendo grandes esfuerzos para perseguir la piratería. ¿Cuál es su posición al respecto? ¿Y la política oficial de DC?

–No creo que necesitemos enunciar una política oficial. La piratería es obviamente algo malo que no queremos ni nos gusta que suceda. Pero el mejor modo de reducir su impacto es proveer nuestros productos a los lectores del modo más eficiente y natural posible. Debemos hacer que bajar el contenido legalmente sea tan sencillo como se pueda. En ese sentido, portales como iTunes o aparatos como el iPad nos hacen las cosas muy fáciles, dándoles a los lectores una calidad que no obtenés por descargar material pirata. Eso es lo mejor que podemos hacer: brindar algo que sea mejor que lo pirateado.

–¿No es una paradoja que en el Reino Unido la última película de Batman fuese la más descargada y, a la vez, la más vista y vendida en DVD, cuando todos aseguran que la piratería afecta las ventas?

–Cuando algo está de moda, o gusta mucho, siempre será descargado o pirateado. Pero no me sorprendería que mucha gente la hubiese descargado y luego comprado el DVD: la mayoría de la gente, cuando le das la oportunidad de piratear o comprar, se mueve de manera honrada.

–¿Y qué sucederá con las costumbres como el préstamo entre amigos o la donación a bibliotecas públicas, que son posibles con la historieta en papel, pero perseguidas bajo la norma digital?

–Bueno, es un mercado y un producto nuevo aún, y eventualmente encontraremos cómo hacerlo bien.

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