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La memoria es condición de posibilidad para investigar la historia reciente, pero también obstáculo. Eso descubrió el periodista Joe Sacco cuando se obsesionó con dos episodios “menores” de la ocupación israelí en la Franja de Gaza. Dos matanzas de civiles de-sarmados que la historia oficial condenó al olvido, al silencio y al encogimiento de hombros que causa la atrocidad recurrente. Dos masacres mencionadas al pasar en algunos informes de la ONU y en confusos artículos periodísticos. Dos Notas al pie de Gaza, que es de lo que trata el libro. Porque Sacco es periodista de investigación en tiempos de guerra y, además, dibujante. En lugar de escribir sus crónicas y los resultados de sus pesquisas, las dibuja y publica libros como éste, de más de 400 páginas de intensa realidad en una de las zonas más funestas del globo.
En un trabajo muy logrado, Sacco narra en al menos cuatro niveles. Por un lado, reconstruye lo que sucedió más de medio siglo atrás, en las masacres de Khan Younis y Rafah, en 1956. Por otro, Notas al pie de Gaza se erige también en el relato de la propia investigación del autor, con lo cual paralelamente retrata el presente palestino. En el prólogo, Sacco da cuenta de ello: “Mi investigación no se hizo en el vacío, mientras indagaba qué había pasado en 1956, ataques israelíes mataban palestinos, terroristas suicidas palestinos mataban israelíes y, en otros lugares de Medio, Oriente Estados Unidos se preparaba para una guerra en Irak”.
Por último, Sacco no puede evitar desgranar aquí y allá opiniones, reflexiones y miradas en torno de los hechos de los que le toca ser testigo. El está allí, frustrándose ante esa nueva entrevista que no aportó ningún dato nuevo, temiendo por las balas que rondan su cabeza, preocupado por la suerte de los amigos cosechados durante la tarea. Las exigencias del periodismo de investigación más riguroso en condiciones extremas lo sacuden. Aquí está uno de los puntos fuertes del libro, que en última instancia también plantea preguntas (aunque no intenta ninguna respuesta concreta) en torno de las posibilidades del periodismo y el papel de los medios en regiones en conflicto.
Desde lo formal, Notas al pie de Gaza supone una experiencia arriesgada. El periodismo de investigación se sostiene en el contraste de datos y fuentes. Señalar la coincidencia entre dos testimonios puede tomar dos líneas o un párrafo en un artículo, pero significar una docena de páginas o más en una historieta. Eso es algo difícil de ofrecer a la lectura. Y cuando lo que se intenta es confirmar el relato de dos masacres de centenares de personas hace cincuenta años, las complicaciones crecen exponencialmente. Desde su faceta como historietista, sin embargo, Sacco sale bien parado. Encuentra recursos para superponer voces del presente sobre imágenes de flashbacks, reconstruye pasajes y marca con astucia los ritmos del relato, balanceando con solvencia distintas situaciones para no aburrir al lector.
El problema, en última instancia, es el de la memoria. Los recuerdos de los testigos se contradicen. Algunos rasgos generales se confirman. Muchos detalles quedan librados al azar, al olvido o a la simple duda. Hacia el final, Sacco parece frustrado. Al superponer recuerdos obtuvo una foto general, pero sin muchos detalles. Las masacres existieron, eso se sabe desde el comienzo. La cuestión es contarlas. En Notas al pie de Gaza, el problema es dar cuenta cabal de los acontecimientos, que es lo que el Sacco-periodista le exige al Sacco-dibujante. El problema del investigador es la memoria, que aquí abre las puertas de la investigación, pero no asegura conclusiones.
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