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En octubre de 2006, Página/12 tomó la arriesgada decisión de editar una revista de historieta que, a precio popular, llegara a los kioscos de diarios del país. Claro, no era cualquier revista, era la mítica Fierro. Sin embargo, reconozcamos la apuesta: la historieta nacional estaba replegada desde hacía mucho tiempo y a nadie se le caía un gesto de aprobación por un proyecto así. Después de casi cinco años y casi 60 ediciones mensuales, los tiempos cambiaron. Es cuestión de mirar: hoy la historieta argentina recuperó lugares importantes (algunos impensados) en los medios gráficos y puso a los que antes se los denominaba “jóvenes” en la hermosa tarea de contar junto y con el dibujo para grandes públicos. Nos llena de orgullo que autores que pasaron y pasan por esta segunda etapa de la revista sean hoy convocados por diversos medios gráficos y grandes o pequeñas editoriales. Nos llena de orgullo que se los edite, se los lea y se apueste por el trabajo de ellos.
La vigencia de Fierro como revista pone de manifiesto otro aspecto importante para el mercado editorial. Es la única publicación que desde la tapa y hasta el final propone otro “modo” de leer la realidad: sus 72 páginas van a contrapelo de “la noticia” y sólo ofrecen al lector la posibilidad de encontrarse cara a cara con la imaginación. Y la historieta es imaginación en estado puro. En ese sentido, Fierro es uno de los pocos espacios –junto a Barcelona– que pone las cosas en desorden a la hora de evaluar qué quiere, qué busca el lector cuando se acerca a los kioscos de diarios. Ojalá que aquella apuesta del 2006 se repita hoy por otros tantos editores para que existan más y más revistas. Porque sin revistas no hay historieta.
* Jefe de redacción de Fierro.
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