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Lunes, 2 de enero de 2012
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Lo que quedó de 2011 y lo que se espera para este año

Luces y sombras en el universo de las viñetas

En la temporada recién concluida se consolidó el circuito de festivales, se publicaron libros notables y llegaron al país invitados internacionales de nivel. Como contrapartida, hubo que lamentar las muertes de Carlos Trillo, Francisco Solano López y Eduardo Ferro.

Por Andrés Valenzuela
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El año pasado se consolidaron las convenciones del interior del país, como la rosarina Crack Bang Boom.

Gran contradicción la de la historieta argentina en 2011: tanto para celebrar y el mazazo de la muerte mezclándose entre sus viñetas. En un plato de la balanza, ediciones nacionales más robustas, la consolidación del circuito de festivales, libros excepcionales desde lo artístico, invitados internacionales de nivel y el lanzamiento de Historietas Nacionales, de la agencia estatal de noticias Télam. En el otro extremo, las partidas dolorosas de Carlos Trillo, Francisco Solano López y Eduardo Ferro, pero también las de otros veteranos del plumín, como Eduardo Santellán, Enio Leguizamón y Mannken (Víctor Braxator).

Lugares de encuentro

Si la viñeta es el lugar del encuentro entre el autor y el lector, los eventos son el espacio natural para encontrarse con los libros, las revistas y el rostro de dibujantes y guionistas. Desde hace algunos años, los festivales de historieta crecen en número y calidad. La disciplina también gana espacios en otros eventos, como la Feria del Libro de Buenos Aires o su homóloga infantojuvenil.

En 2011 se consolidaron las convenciones del interior del país, como la rosarina Crack Bang Boom, se recuperó el encuentro de historieta y humor gráfico de la ciudad bonaerense de Lobos, continuaron el Viñetazo cordobés y el marplatense Historietas a toda costa. Apareció Unicomix, en Mendoza. La Feria del Libro Infantil y Juvenil albergó un Festival propio de muy buena repercusión. Animate mudó su sede a pasos de la Avenida General Paz, en la localidad del conurbano Miguelete. Con estos festivales llegaron figuras como el norteamericano Marv Wolfman o los brasileños Rafael Albuquerque y Renato Guedes.

Además, muchos ya tienen agendada su siguiente edición. Es el caso de Lobos (30/3 al 1/4) y Rosario (9 al 12/8). Animate no tiene fecha confirmada (se estima para noviembre-diciembre), pero sí sede: será la misma que “estrenó” recientemente.

El gran ausente de 2011 fue el festival internacional Viñetas Sueltas, que no consiguió un lugar acorde a sus necesidades y vio frustrada su realización. Para este calendario flamante que empezó ayer las perspectivas son un poco más optimistas. El Congreso Internacional de Historietas Viñetas Serias, contracara académica del Festival, ya tiene fecha pautada para septiembre, lo cual alimenta las esperanzas de los historietófilos porteños de recuperar el excepcional Viñetas Sueltas.

La consecuencia de estos reacomodamientos en el calendario fue también una notoria redistribución de las fechas de lanzamientos de novedades. Los sellos privilegiaron la Feria del Libro, Crack Bang Boom y, en menor medida, el Viñetazo (sostenido por la abundante producción cordobesa). Animate perdió peso, al punto que no se presentó ningún título de autores nacionales. Los libros editados en diciembre se saltearon el encuentro y apuntaron directamente al frenesí comprador de las Fiestas.

La edición local

La publicación local, en tanto, tuvo una buena performance. Sostuvo la producción de autores nacionales respecto de 2010 y amplió en variedad y cantidad la de viñetas extranjeras. El rubro no cuenta con cifras oficiales (del mismo modo que hay pocos datos del sector editorial en su conjunto) y el grueso de las editoriales argentinas entran en la categoría de “independientes” (pequeñas o medianas, en rigor), pero los datos disponibles destacan la pujanza de los sellos del interior (Llanto de Mudo en Córdoba, La Duendes en La Patagonia) y de OvniPress, que lanzó casi una treintena de títulos entre series regulares, miniseries y números especiales, con personajes de la norteamericana Marvel Comics (Wolverine, Spiderman y otros) y cómics en boga como The Walking Dead.

Si a ello se suma el trabajo sostenido de referentes insoslayables como Ediciones de la Flor o Historietas Argentinas, y el esfuerzo de los proyectos más recientes (LocoRabia, Pictus, Editorial Común, Comiks Debris, entre muchos otros), el panorama es alentador.

Lo llamativo de este año fue que muchos de esos sellos pequeños se animaron a publicar más historieta de autores de fronteras afuera, y de mayor diversidad estilística. Así, los lectores argentinos pudieron leer a artistas colombianos, chilenos, franceses y hasta croatas (Zezelj), además de los habituales títulos norteamericanos y japoneses.

Y claro, referente obligado, debatido y mensual: la revista Fierro, pilar crucial de este crecimiento, que en octubre cumplió cinco años.

Cuadritos nac&pop

La agencia nacional de noticias Télam sorprendió con el anuncio de un nuevo servicio para sus abonados: Historietas Nacionales, un suplemento de su Reporte Nacional. El RN es una oferta para los diarios pequeños, que habitualmente no tienen estructura ni recursos para preparar la cobertura de los temas que alcanzan a todo el país. HN ofrece tiras de importantes autores y, semanalmente, un suplemento con páginas.

Además del alcance potencial de la iniciativa –casi 100 diarios imprimen y distribuyen el RN y las tiras y páginas también están disponibles en la web–, destaca el peso de las figuras convocadas. Entre los autores que participan hay nombres como Juan Sasturain, Domingo “Cacho” Mandrafina, Lito Fernández y Quique Alcatena, además de artistas en ascenso como Diego Parés, Laura Vázquez Hutnik, Ignacio Minaverry o Luciano Saracino, entre muchos otros.

El proyecto recién lleva unas pocas semanas funcionando, pero su impacto potencial podría ser enorme, recuperando lectores y ampliando el mercado para las ediciones, autores y temas locales.

Las figuras ausentes

La contracara de tanto brindis es la pérdida de tipos que no sólo eran talentosos, sino que ayudaron a formar a los más jóvenes. Historietistas que, desde el guión o el plumín, marcaron a una generación. Se destacan inmediatamente los nombres de Francisco Solano López, Eduardo Ferro y de Carlos Trillo. El primero, cocreador de El Eternauta y responsable de decenas de trabajos de gran nivel. Con él se fueron un símbolo, un modo y una época de hacer historietas. Ferro comenzó su carrera de muy joven y compartió su humor con miles de lectores con personajes como Langostino o Bólido.

La partida de Carlos Trillo fue sorpresiva. Era vital, estaba lleno de proyectos y energía. Nadie esperaba su descompensación mientras estaba de vacaciones y menos aún su fallecimiento. Su ausencia excede la enormidad de su obra. Trillo fue fundamental en la formación de las nuevas generaciones: un maestro en el sentido más cabal del término.

Lo que vendrá

Previsibilidad. Una situación, durante años, prácticamente desconocida en la historieta argentina, acostumbrada a vivir al día y al crecimiento intuitivo de sus proyectos. Estabilidad del contexto económico mediante, varias editoriales se proponen planes de publicación firmes para 2012 y generan colecciones con identidad propia. Unos cuantos festivales y encuentros tienen fecha fijada, también.

Entre las cuentas pendientes, varios de los rubros habituales: la conquista definitiva del espacio en las librerías (por ahora un terreno abierto tímidamente), un apoyo más orgánico de las instituciones estatales y, claro, el eterno sueño de un “Museo Nacional de la Historieta”, que haga honor a una disciplina que –en la Argentina– Viruta y Chicharrón comenzaron en 1912, un siglo atrás.

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