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Sábado, 13 de noviembre de 2010
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Conclusiones de la Conferencia y Asamblea de la Amarc

“Argentina es muy importante”

Todos los participantes del encuentro que se llevó a cabo en La Plata coinciden en la misma visión: la nueva ley de medios “pone a la sociedad argentina en condiciones de explayarse como no lo pueden hacer las del resto de Latinoamérica”.

Por Facundo García
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Durante toda la semana, la Asamblea de Amarc propició un riquísimo intercambio de debates y experiencias.

Hay muchos, demasiados diarios que no van a publicar esta noticia. Sin embargo, tiene que ver con un hecho importante, de esos que abren caminos para influir sobre la realidad. Esta semana se realizó en La Plata Amarc 10, la décima Conferencia y Asamblea de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias. Representantes de más de quinientas emisoras, centros de producción, colectivos, comunicadoras y comunicadores de casi ciento veinte países se reunieron en el Centro Cultural Pasaje Dardo Rocha para evaluar lo realizado durante el año, elegir autoridades y pensar en cómo dar batalla a las estrategias de desinformación que intentan aplicarse desde los sectores de poder. “Estamos confirmando que es falso el estereotipo de que las radios no comerciales deben ser pocas, pobres y rudimentarias. Por el contrario, somos un movimiento que se está fortaleciendo cada vez más y se plantea cambiar la vida de mucha gente”, define María Pía Mata, la activista chilena que resultó elegida para presidir la entidad.

Entre mesas redondas, proyecciones y charlas en las que participaron referentes como Amy Goodman, Frank LaRue y Horacio Verbitsky, hubo ejes que se repitieron. Uno de los temas recurrentes fue la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual de Argentina, reconocida como una de las mejores del mundo. Dice Mata: “Creo que el hecho de encontrarnos aquí es valioso, porque este país está viviendo un proceso que tiene que ver con algo que nosotros venimos reclamando desde hace muchísimo, que es la regulación a través de un sistema que nos incluya y no nos persiga”. Para la integrante de Radio Tierra, aún está por verse si se logrará crear un marco de sustentabilidad económica para los medios independientes, lo que no impide interpretar a la norma como un avance claro en favor de la democracia. “Esta ley pone a la sociedad argentina en condiciones de explayarse como no lo están pudiendo hacer las sociedades del resto de Latinoamérica. Es más: nosotros pensamos que sería interesante trasladar a otras partes este modelo de debates y consultas que se fue llevando a cabo antes de la aprobación.”

A veintisiete años de su primera reunión plenaria, Amarc se confirmó como un movimiento capaz de alojar tendencias diversas, sin perder capacidad de influencia sobre territorios concretos y sin guardarse los cuestionamientos. “Una de las conclusiones en las que coincidimos a lo largo de los intercambios es que los Estados siguen teniendo un gran retraso a la hora de admitir que las radios comunitarias no le pertenecen ni a una iglesia, ni a un partido, ni a un gobierno, ni a una empresa. A lo mejor se debe a que la sociedad civil se está desarrollando rápidamente: lo cierto es que aún no se le ha otorgado una dimensión política plena, y nosotros entramos en ese reclamo. No somos ni queremos ser medios públicos que dependen del Estado. Nuestro origen es asociativo y democrático, con base en comunidades. Y encarnamos al futuro, porque en las décadas que vienen se demostrará que éste va a ser el siglo de la participación”, recalca la funcionaria.

Para armar la grilla, el ente internacional se coordinó con su capítulo local. Según Paula Castello –miembro de FM la Tribu y de Amarc Argentina–, en las actividades propuestas se buscó reflejar criterios que vienen resultándoles fructíferos a los que trabajan en este rincón del continente. “Hace cuatro años –subrayó–, nosotros nos propusimos una refundación bajo un modo de gestión horizontal, participativo y amplio, sin que eso interfiriera con nuestra capacidad de acción.” Esa apertura permitió abrir el juego e invitar a organizaciones de derechos humanos, miembros del campo académico y líderes de distintos orígenes. “En esta oportunidad, eso se produjo utilizando como sede a un espacio público, lo que habla de un avance en la clave con que se leen ciertas relaciones.”

–¿Podría afirmarse que las radios comunitarias están complejizando su forma de entender las relaciones con el Estado?

–En términos nacionales, es evidente que los debates que se dieron alrededor de la nueva ley de medios nos forzaron a una reflexión. Quedó claro que aquella oposición entre ciudadanía y Estado que se había planteado en 2001 requería ser pensada con mayor seriedad. Hoy hay acuerdo en que se pueden establecer alianzas ahí donde es posible, sin perder la autonomía del movimiento ni la capacidad de crítica.

Frente al mapa político regional, esta postura ubica a las redes de periodismo popular en un rol estratégico a la hora de defender la democracia. La agencia de noticias de las radios comunitarias, Púlsar (www.agenciapulsar.org), está avanzando en esa dirección, tan fundamental en épocas en que los intentos de golpe apelan sistemáticamente al silenciamiento y la manipulación de las noticias. Desde la Radio Bemba de México, Carlos Aparicio –titular de Amarc para la región Latinoamérica y Caribe– enfatizó la importancia de contar con “una cadena independiente” que esté blindada contra ese tipo de ataques. “La experiencia en Ecuador y Bolivia nos demuestra lo fundamental que es disponer de proyectos que por su independencia de los poderes de turno puedan reaccionar y transformarse rápidamente en fuentes de información al servicio de la ciudadanía”, analiza. De sus palabras se desprenden algunas pistas sobre los motivos que pueden haber conducido a la asamblea general a elegir a un miembro latinoamericano como autoridad máxima de la institución.

Cerca del cierre, el investigador Damián Loreti resumió los principales objetivos a futuro. “Lo primero que habría que plantear –apunta el especialista– es la urgencia de bregar por nuevos marcos legales que nos tengan en cuenta. Un segundo plano en el que habría que trabajar es el profesional, es decir, la valoración, mejora e intercambio de los saberes que están movilizando las emisoras comunitarias. Por último, no habría que descuidar el intercambio de datos e inquietudes con las comunidades.” Loreti añade que estos asuntos están atravesados transversalmente por fuertes disputas en torno de las luchas de género y la participación de los pobres en ámbitos de gestión. “Las perspectivas son buenas. Ilusiona ver que no estamos solos. La prueba es que tantos intelectuales críticos de nivel internacional hayan aceptado la invitación de venir y compartir sus conocimientos.”

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