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Domingo, 2 de noviembre de 2014
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MARIO PERGOLINI HABLA DE LA RADIO, LA TV Y SU FUTURO

“La tecnología cambió la forma de escuchar y ver”

El conductor devenido empresario asegura que no falta mucho para su retiro del aire, aunque desarrollar la multiplataforma Vorterix al máximo de sus posibilidades lo entusiasma como a un niño. “Esto me devolvió la pasión que había perdido”, afirma.

Por Emanuel Respighi
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“No voy a poder mantenerme. De la misma manera que un día dije basta en la tele, va a llegar para la radio”, afirma Mario Pergolini.

La sensación que transmite es la de un nene excitado. El entusiasmo que demuestra cuando se pone a hablar acerca de Vorterix, su última creación, es comparable al que se les impregna a los más pequeños de la familia cuando son atrapados por algún tipo de experiencia adrenalínica que los aliena. La cabeza de Mario Pergolini funciona a la velocidad que imponen las nuevas tecnologías, abriendo y cerrando ventanas todo el tiempo, en un discurso infinito y de ritmo frenético. Menos cínico que en otros tiempos, el joven transgresor que alguna vez todos temieron parece ser una imagen del pasado. El nuevo Pergolini, al frente de la multiplataforma tecnológica Vorterix desde hace casi tres años, ya no busca hacer daño desde su lengua filosa: ahora analiza, explica, argumenta con estadísticas, tendencias y/o ejemplos cada cosa que sale de su boca. Igual de verborrágico que antaño, Pergolini dejó la era de la boludez para asumir una visión más empresarial al momento de hablar sobre el presente y futuro de la radio, los medios, la televisión y el país.

“Vorterix es multiplataforma, pero ninguna de las tres plataformas podría trabajar separadamente una de otra: ni la radio (FM 103.1), ni el teatro, ni la web son medios independientes”, le explica Pergolini a Página/12. “Para Vorterix, la radio es fundamental, porque el consumo cultural de hoy funciona como una suerte de llame ya. Tiene que ver con la vida actual. Ahora hay todo el tiempo intermedios de ocio. Vorterix son tres patas de algo que es muy difícil de definir.”

–¿Un multimedio que intenta captar el clima de época?

–Es una multiplataforma con un concepto muy claro. La gente viene al teatro y es un lugar de pertenencia. Son 1,5 millón de personas que ven Vorterix diariamente, la web tiene 800 mil visitantes únicos diarios y la permanencia de tiempo promedio en la página es de una hora y cincuenta y seis minutos. Ya sólo el streaming triplica a cualquier radio líder. Hay una realidad: de todos los que escuchan radio, sólo el 25 por ciento escucha AM, mientras que el 75 por ciento elige FM. Del ciento por ciento de los que escuchan FM, el 70 por ciento ya no lo hace a través de un dispositivo llamado radio. Hay un montón de gente dispuesta a, además de escuchar, recibir algo más.

–¿Vorterix es el futuro de los medios o un plan artístico-económico para hacer sustentable la radio en la era digital?

–Vorterix es un plan a cinco años. Tuvimos que aprender ciertas conductas del usuario porque no teníamos ni estadísticas ni formas de saber qué quería. Fue prueba y error. Aprendimos que el contenido es nuestro por muy poco tiempo. Lo que hoy entusiasma mañana ya no. El consumidor de la era digital es voraz. Los tipos son voraces. Lo nuevo deja de serlo al instante de publicarse, para transformarse en estándar. Y todo lo que hacés es de propiedad corta. Todos tenemos la misma. Vorterix, FM 100, la Pop, la Rock and Pop, la radio trucha... Cada cual pone al aire la música que quiera. Pero la música es un commodity...

–Decir que la música es un commodity supone que ya no tiene un valor en sí misma, sino que el valor lo ponen el mercado y las circunstancias...

–La música ya no tiene un valor en sí misma. De hecho, uno cree que la única baja en las ventas referida a la música es la del formato físico. Sin embargo, este año vamos a terminar con un 20 por ciento menos de ventas digitales y va a aumentar un 60 por ciento las ventas de música por streaming. El concepto del usuario sub-30 es otro. Nosotros nos bajábamos la discografía de Bowie o Queen y acumulábamos todo lo que podíamos. Hoy, un pibe entiende que si quiere escuchar un tema, agarra su dispositivo, va a Spotify y sin bajárselo lo escucha las veces que quiere. La música se convirtió en un commodity. El contenido diferencial, no. Que yo tenga a Megadeth en mi teatro, tocando una lista especial, hizo que ese día hubiera 300 mil personas conectadas. El contenido diferencial es el que atrae. ¿Cuánto duró? ¡Lo que tardó en viralizarse! Otro aprendizaje: el contenido es de uno por muy poco tiempo. Eso sí: en los lugares donde Vorterix no tiene repetidores, nos ven mucho menos. En Rosario, Córdoba, Mendoza, Mar del Plata, donde tenemos radio, se triplica la cantidad de gente por Internet.

–¿La radio, entonces, sigue marcando la diferencia?

–La radio es un amplificador, funciona como un llamador. También aprendimos que teníamos que desarrollar nuestra propia tecnología. ¿Para qué íbamos a darle a un tercero el desarrollo de nuestra aplicación? Por eso creamos Apterix, que es una empresa que trabaja al costo para Vorterix y en el tiempo ocioso hace servicios para terceros. Es la lógica del negocio. La lógica del “zapatero, a tus zapatos” es ridícula para estos tiempos en los que la tecnología se ha acercado mucho más. Vorterix nos dio un montón de empresas.

–Su visión parece más cercana a la de un empresario que a la de un comunicador.

–Bueno, pero es que... Yo me fui de Cuatro Cabezas con casi 270 empleados... Está bien, era el que daba la cara o el que estaba en otro lado, pero había que bancar todo eso...

–Suena a que al comunicador lo aplastó el empresario.

–No. Me vuelvo empresario pero no por intentar optimizar el negocio. Me interesa mucho la tecnología, cómo modifica los medios. En los últimos años, me he puesto a analizar el fenómeno para tratar de entenderlo. Me cuesta hablarle al gerente de marketing de una empresa, de 47 años, sobre Vorterix. Se me quedan mirando y quieren los números de Ibope.... ¡Y yo les estoy dando la posibilidad de saber quiénes nos escuchan y ven, cómo consumen, si compran con tarjeta de crédito, si tienen redes sociales! El rating de Ibope es totalmente vetusto y con un promedio de dudable sustentibilidad estadística. A mí me interesa la tecnología. Hoy en día, cuando va la tanda en la radio, en la web va video y pueden ser dos tandas diferentes al mismo tiempo. Y hasta podemos hacer tandas diferenciadas para los celulares, para las PC y para los televisores. Uno puede decir que hay en este razonamiento un empresario. No, a mí me llama la atención que cuando uno tiene doce minutos por hora de publicidad por ley, podemos triplicar ese tiempo. ¿Me mueve el dinero? No, me mueve poder ampliar las posibilidades...

–¿Cree que la tecnología en sí misma puede atraer usuarios?

–No. Está la tecnología, que junta tres cosas que son llamativas. Un teatro para 1400 personas, una radio con un sonido tremendo y una web que transmite en HD con un mega y medio. La propuesta es interesante. Vorterix es un lugar de entretenimiento donde el contenido diferencial reina. Empezamos a transmitir desde Nueva York con tecnología propia: mientras un canal tiene que ir con diez técnicos y contratar un satélite, nosotros transmitimos con tres personas y dos cajitas. De hecho, el año próximo replicaremos la experiencia Vorterix en Chile, Paraguay y Colombia. Pero ojo: cada vez que me dicen “no tengo la radio”, yo les respondo “entonces no tenés nada”.

–¿La radio es la base de todo esto?

–Sí, por el momento. Lo que pasa es que, cuando pensamos artísticamente, no pensamos cómo va a ser en radio. Las cosas han cambiado mucho. Antes, Malas compañías, a la noche en la Rock & Pop, era tan escuchado como Radio Bangkok al mediodía. Había una gran audiencia escuchando radio todo el tiempo. Hoy, la audiencia de la radio es casi marginal a partir de las 19. Por eso pusimos en ese horario Malditos nerds, que tiene que ver con los videojuegos, películas y series, para un público específico. Mientras Ibope te dice que hay 100 mil oyentes escuchando todas las radios, nosotros tenemos 300 mil interactuando en las redes sociales y en la web. ¿Programo para la radio? No, porque no son tantos los que lo siguen por radio. Lo hago para los cientos de miles de pibes que entienden que en el entretenimiento o los videojuegos pueden hacer algo, y justo en el momento en que están en sus casas. Es el momento del pico de Internet.

–¿Pero no corre el riesgo de convertir a Vorterix en rehén del gusto de “la gente”?

–Mmmm, no... Al contrario, siento que vamos demasiado adelante de la gente. Creo que Vorterix salió dos años antes. El expertise que hemos ganado en este tiempo, por más que lo quiera replicar gente que tiene canales de TV... ¿Por qué no lo hace Mitre con todo lo que tiene? ¿Por qué no lo hace una puntocom tan fuerte como Clarín? Porque no sólo se necesita dinero, sino además otras agilidades, otras miradas.

–¿Entonces no piensa la programación en función radial?

–No pienso la programación de la radio. Lo que hago es mantener ciertas estructuras radiales: la primera mañana es informativa, pero no mostramos todo el tiempo a Reynaldo (Sietecase)... Ponemos videos, información, placas fijas... No hacemos televisión, tampoco. Cada mañana más gente se levanta y en vez de prender la radio enciende su teléfono o computadora. El promedio de downloads de aplicación en Smart TV en la región, sacando YouTube y Netflix, es de 3 mil. La de Vorterix se la bajaron 33 mil. ¿Pensamos la programación como un programa de radio? Más o menos. Tenemos malas noticias es un Cuál es? tecnificado. El cuentito ahora tiene imágenes, lo podés ver; hay videos además de música. Pero no forzamos: algunas cosas las hacemos a la vieja escuela, sin imágenes. Somos una combinación, pero no sé cómo será el año que viene. Vamos aprendiendo sobre el camino porque no hay experiencia mundial.

–¿Cree que la radio tradicional va a ser cada vez más un negocio periférico?

–Sí. No entiendo cuando algunos comunicadores dicen que “la radio no se ve”. Gente que respeto y quiero como Lalo (Mir), que es un defensor a ultranza de esa idea. O a otros que dicen “Mario dice que la radio se murió, pero se habrá muerto él”. No los entiendo: todas las radios tienen páginas de Internet, la mayoría filma a los entrevistados que van al piso y después sube el video... ¿Darle la posibilidad de ver el video con la entrevista en vivo es matar la radio y subir el video cinco minutos después no lo es? Pará, en realidad no podés, que es distinto. No podés transmitirlo en vivo, pero te encantaría, porque ponerlo en una página cinco minutos después te parece que está bien. ¡Contame cuál es la diferencia! Me putean a mí diciéndome que mato a la radio... No, todos seguimos haciendo radio. Si radio es una persona acompañándote detrás de un parlante, poniéndote música, una estructura que la TV no tiene, un tipo que habla y crea clima, poniendo música... Bueno, esa radio, por supuesto, si nos ponemos en puristas, no creo que se pierda. ¿Pero por qué el 70 por ciento que escucha radio no lo hace a través de una radio? ¿Y por qué nos ve más gente que escuchando?

–¡Por su culpa!

–No sé si por mi culpa...

–Antes no existía la opción de ver la radio.

–A lo mejor estoy pensado en la generación sub-40. Siempre va a haber alguien que va a seguir escuchando, imaginándose quién es el que habla y cómo será el lugar. Pero la radio cambió porque la tecnología cambió la forma de escuchar y ver. Hace cinco años, Facebook no existía y hoy es el “tercer país” más habitado del planeta. China tiene 1300 millones de personas, India 1100 millones y Facebook tiene 1000 millones de usuarios. Lo peor de todo es que Facebook es una supernova: a lo mejor dentro de tres años no existe más. De la misma manera que creíamos que el ICQ iba a durar toda la vida y un día vino el Messenger; y parecía que era eterno y ahora es el WhatsApp. ¿Se va a morir la radio? Qué sé yo...

–Pero usted no tiene en su corazón la nostalgia por la vieja radio.

–No soy el que va a velar a la radio tradicional. Esa radio se acabó el día que me fui de Rock & Pop.

El adolescente que ya no es

–Acaba de cumplir 50 años, ¿cómo recibió la nueva década?

–Bueno, este año la pasé muy mal de salud. Me operé dos veces, incluso de urgencia. Ya no me entusiasma tanto un concierto de rock. Tiene que ver con la edad. ¿Me gustaría ir a ver a los Rolling Stones? Sí, si tocan los seis temas que quiero; no sé si iría a escucharlos durante una hora y media. ¿Me gustaría ver dos horas de U2? No. Creo que me pesa el culo.

–Se dice que con los años las personas se vuelven más conservadoras.

–Cuando encaré Vorterix supe que era mi última megaoperación en los medios. Tuve la suerte de tener una productora, Cuatro Cabezas, que fue muy popular, que pudo romper fronteras... Pensé que no iba a meterme en otro macrolaburo. Vorterix me devolvió la pasión que había perdido. Cuando hacía CQC, un día me dije: “¿Por qué mierda estoy sentado acá?”. Si había vendido la empresa, por qué mierda tenía que hacer TV industrial. No era lo que quería hacer. Lo mismo en la radio. Todavía me mueve el culo hacer algo nuevo. Me encantaría poder frenar la cabeza, pero no puedo. Ese es mi mayor problema. No me puedo quedar con la duda de saber si algunas ideas funcionan o no.

–¿O sea que no piensa retirarse?

–Sí, pero no sé si para quedarme en mi casa. No voy a soportar mucho más. Cuando me fui de la tele y de Rock & Pop pensé que me retiraba. A Vorterix le faltan un par de años para aceitarse...

–¿Y después se retiraría?

–No son muchos lo que tienen la habilidad de poder seguir hablando a cierta edad a un público como si fueras un par. Yo ya no lo soy, hay muchas cosas en las que me siento distinto... Tendría que reformularme y no tengo ganas de reformular lo que fui hasta ahora. Por lo menos públicamente. Tampoco puedo seguir generando proyectos interminables. Uno tiene saber cuándo dar las hurras a tiempo...

–Se siente alejado del público al que interpela.

–Claro. Cuando me dicen “poné Megadeth y vamos a tomar una cerveza...”, por adentro pienso “¿cerveza a esta hora...?”. En otra época, en Rock & Pop, la respuesta hubiera sido “vamos a tomar mucho más que cerveza...”. Uno va cambiando.

–¿En algún momento sintió que el personaje lo estaba asfixiando?

–Si bien no soy el tipo que se veía en CQC, no era muy distante. No era tan pedante, claro. El de radio fue un personaje que fue mutando. Pero no quiero llegar al momento en que cuando ponga al aire un tema de Megadeth baje el volumen de la radio. Va a ser medio injusto. No quiero volverme una caricatura. Hoy en día sigo pasando Metallica y me sigo entusiasmando. Pero cuando voy a un concierto, me pasa de decir “¿qué hago acá?”. No voy a poder mantenerme. De la misma manera que un día dije basta en la tele, va a llegar para la radio...

–¿O sea que en algún momento la “careteó”?

–Lo que pasa es que levantar ciertos programas era dejar a cien personas en la calle... Los medios son como la mafia: no te vas cuando se te antoja. A veces te agarran y te dicen “mirá que yo puse un montón de plata acá y depende de que vos estés”. Y aunque la juntaste para irte a vivir a las Bahamas, al otro le chupa un huevo. Es como levantarte de la mesa de póquer cuando estás ganando. De ese mundo yo no puedo escapar. No puedo ahora decirles a todos arréglense. Pero me voy a ir de esto en menos tiempo de lo que la gente cree.

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