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Viernes, 6 de junio de 2008
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SE ENTREGARON LOS PREMIOS MARIA GUERRERO A LO MEJOR DE 2007

Tributo a los grandes de la escena

Javier Daulte, Oscar Barney Finn, Julio Chávez, Mirta Busnelli, Perla Santalla y Jorge Luz fueron sólo algunos de los actores y directores reconocidos este año en una ceremonia conducida por Graciela Borges en el Teatro Cervantes.

Por Hilda Cabrera
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Julio Chávez, Mejor Actor gracias a Yo soy mi propia mujer.
Jorge Luz, premio a la trayectoria: “La ópera puede tomarse en broma”.

Nunca antes la entrega de los premios María Guerrero demoró tanto como en la ceremonia del anochecer del miércoles realizada en la sala principal del Teatro Nacional Cervantes. Había transcurrido algo más de una hora cuando la actriz Graciela Borges –en el rol de conductora– abría el primer sobre y con ronca voz anunciaba el Premio al Mejor Escenógrafo y/o Vestuarista para Jorge Ferrari (por el musical Cabaret). Recién entonces se conocía la decisión de un jurado –compuesto por once especialistas y un coordinador– que distinguía a los mejores de la temporada 2007 con la codiciada estatuilla que reproduce la figura de la actriz española María Guerrero (fundadora del Cervantes en 1921, junto al actor Fernando Díaz de Mendoza) en el personaje de La dama boba, de Lope de Vega.

Ferrari dijo estar contento de pertenecer al mundo del teatro, donde –señaló– se trabaja tanto en las épocas malas como en las buenas. El autor elegido fue Javier Daulte (por La felicidad y Automáticos), ausente por “estar ensayando”, según el comentario de la actriz que lo sustituyó. El director Oscar Barney Finn acudió a la cita y recibió su galardón por la puesta de La gata sobre el tejado de zinc caliente. Honrado por compartir la terna con Agustín Alezzo, se emocionó aún más cuando dedicó el premio al recuerdo de su madre. El destacado en actuación fue Julio Chávez. El artista confesó su nerviosismo y alegría por la tensión del momento: “Me alegra sentir que mi corazón late fuerte como el de un adolescente”, dijo, y sumó a ese síntoma de frescura palabras de afecto y respeto hacia Alezzo, quien lo dirigió en Yo soy mi propia mujer, obra por la que se lo destacó. Sin duda, uno de los estrenos más valiosos del 2007.

Mirta Busnelli (Los padres terribles) suspiró aliviada frente al micrófono antes de agradecer la distinción como Mejor Actriz. Y hubo más, pero no entre ternados: el Premio Especial a la Trayectoria fue para la actriz Perla Santalla (lo entregó Joaquín Furriel) y para Jorge Luz (lo recibió de manos de Alicia Zanca). Luz supo improvisar un mini show y reanimar a la platea con un apenas burlón “seré breve”. Se desató entonces con una anécdota que involucraba a la misma Zanca y a sí mismo por su participación en La hija del regimiento, de Gaetano Donizetti, espectáculo lírico que dirigió Zanca y donde el actor se lució en el papel de una duquesa. “La ópera también se puede tomar en broma”, apuntó mientras, entre ocurrencias, seguía instalando la risa en la platea. Como era de esperar, dedicó su premio al público.

Antes de ese final y del anuncio de la Asociación Amigos del Teatro Cervantes de que el Premio Vito Campanella al Mecenazgo había sido declarado desierto, se otorgaron más distinciones y diplomas de reconocimiento, y hubo un tiempo para el recuerdo de los que ya se fueron. La actriz y cantante Marikena Monti ofreció dos canciones que la identifican: una de Edith Piaf (en francés) y otra basada en un poema de Paul Eluard. El Ballet Folklórico Nacional, dirigido por Nidia Viola, participó con fragmentos de Giros, de Jorge Caballero. Entre los que recibieron diplomas (y algunos, estatuillas de peltre) se encontraba el pianista y compositor Mariano Mores, declarado a sus 90 años socio honorario de la Asociación. “Sin pedir nada he conquistado el afecto de mi pueblo y el de los pueblos amigos de Argentina”, sostuvo, en el breve lapso que le dejó Beatriz Bonet, dicharachera actriz de comedias y varietés, invitada a subir al escenario y dialogar con el maestro.

Los apoyos institucionales y de empresas fueron prolijamente enumerados por Graciela Borges y la presidenta de la Asociación, Norma Duek, quien pidió al embajador de España, Rafael Estrella, dar su parecer y animarlo a relatar un episodio vivido en Buenos Aires junto al actor Antonio Banderas, cuando éste llegó al país en compañía de su mujer Melanie Griffith para promocionar un nuevo perfume. Recorrieron el Cervantes y Banderas manifestó el deseo de apoyar al teatro. Durante la ceremonia –cuya dirección general estuvo a cargo de Miguel Spera– se aludió a las mejoras edilicias y a la colaboración del personal del Cervantes, paralizado durante meses por conflictos laborales. El director del TNC, Rubens Correa, se limitó a señalar que el cronograma de estrenos estaba en marcha y el público respondía favorablemente. Se enfatizó entonces el interés de la Secretaría de Cultura de la Nación –que preside José Nun, ausente en el acto– por dejar el edificio a punto para que el Bicentenario de la Revolución de Mayo pueda ser festejado como corresponde.

El Premio Estímulo fue para Daniela Catz (por Todo verde y un árbol lila), quien lo dedicó al director Juan Carlos Gené y a sus compañeros de elenco; otro más para Pilar Gamboa (por Automáticos) y un tercero para Victoria Almeida (por El trompo metálico). El premio Mención Especial tuvo dos destinatarios: el Elenco Inestable del Hospital Universitario Cemic (Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas), que integran médicos y personal no médico, por su labor comunitaria, y María Elena Sardi y Leonor Soria por el ciclo De palabras y de música, ofrecido en el Museo Isaac Fernández Blanco. Al igual que a Mores se entregaron diplomas de reconocimiento al bailarín Julio Bocca (su mamá retiró la distinción), al actor Alfredo Alcón (quien se encuentra en España), al cantante Diego Torres (de gira) y a Luis Ovsejevich (presidente de la Fundación Konex), quien recordó que en 1991 inauguró en el Cervantes el ciclo Vamos a la ópera y continuó con otros Vamos... (al ballet y al tango). El empresario –ex director del Teatro Colón– se refirió de modo general al cierre que paralizó al Cervantes durante meses y a la demoras en la apertura del Colón, “consecuencia de esa parte mala de nuestra sociedad”, que denomina “desidia argentina”. No titubeó en culpar a los medios (también de modo general) por colocar en primeros planos a “vedettes y bailarinas que no son lo importante para el país”. La palabras de Ovsejevich dejaron sin habla a Graciela Borges: “Me quedé tildada”, confesó. Completando la velada, la española Carmen Maura dejó oír su voz a través de una grabación. Visita reciente en Buenos Aires, a raíz de su participación en Tetro, película de Francis Ford Coppola, la actriz española envió un saludo desde España deseando felicidad a todos y halagando a los artistas argentinos. Su mensaje dejó pensando a muchos cuando de modo apasionado se la escuchó reiterar un pedido: “Haceros valer”.

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