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Jueves, 2 de octubre de 2008
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Adquisición de la Biblioteca Nacional

Al rescate de Lugones

La BN compró un importante lote de páginas del autor de Lunario sentimental. “Ayudarán al necesario resguardo de la pasión intelectual argentina”, señala el director, Horacio González.

Por Silvina Friera
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Lugones será objeto de estudio, digitalización y publicación.

La tragedia griega presenta familias en conflicto por generaciones. Con la sangre se hereda un destino, una maldición o una responsabilidad. No parece haber un apellido más trágico y desgarrador que el de Lugones. De Leopoldo, el poeta cercano al Modernismo y al Simbolismo francés que transitó del anarquismo libertario al nacionalismo autoritario, fascista y xenófobo, pasando por su hijo Polo, torturador y creador de la picana eléctrica con la que reprimió a los opositores del gobierno fraudulento de Agustín P. Justo, a Pirí, desaparecida en diciembre de 1978, suicidios y muertes violentas sellaron con sangre el drama privado de esta dinastía. Pero estos itinerarios íntimos, teñidos por la violencia, también se estamparon, como una virulenta metáfora, sobre las páginas centrales de la historia argentina del siglo XX. La Biblioteca Nacional acaba de adquirir un importante lote de manuscritos del autor de Lunario sentimental que poseía la bisnieta del escritor, Tabita Peralta Lugones.

La compra es un acto de repatriación de materiales fundamentales de la cultura que se incorporarán al patrimonio público y se pondrán a disposición de los investigadores. Un capítulo manuscrito de El payador, el original del artículo Significación de Goethe, manuscritos de conferencias y artículos y escritos parcialmente inéditos sobre El dogma de obediencia, además de correspondencia recibida por Lugones –cartas del mexicano Alfonso Reyes, de Arturo Capdevilla, Roberto J. Payró, Julio A. Roca, Roque Sáenz Peña, Enrique Banchs, Constancio Vigil y Gregorio de Laferrère, entre otras– formarán parte del Museo del Libro y del Autor Clásico Argentino, con el que la Biblioteca construye su trazado original.

El archivo del poeta, preservado sólo en partes, fue un capítulo más de la tragedia de los Lugones. Polo escribió que había destruido papeles que consideró que no debían circular entre personas ajenas a la familia. La Biblioteca Nacional del Maestro es depositaria de parte de la biblioteca personal de Lugones, en la que se hallan valiosas primeras ediciones, libros anotados por el escritor y libros que le fueron dedicados. Pero se desconocía la existencia de los manuscritos adquiridos por la BN –gracias a la intermediación del coleccionista y biógrafo de Borges, Alejandro Vaccaro–, que probablemente configuren el único acervo de importancia que restaba de la obra del poeta. Con este conjunto de documentos, la BN inicia un fuerte proceso de interpretación de la obra lugoniana, que supone también la digitalización, estudio y publicación.

“La vida de Lugones encarna uno de los más exigentes pactos con la escritura de toda la historia literaria argentina”, señala Horacio González. “Miramos estas páginas y se nos presenta el sentimiento de lo que parece entero pero está quebrándose continuamente. Podemos seguir este pacto de vida o muerte en la propia caligrafía lugoniana, que asciende y desciende sobre el papel en forma imponente, muestra tachaduras vacilantes o rabiosas ramificaciones insatisfechas. Una mezcla de arrogancia fulminante y lirismo cotidiano la ponen en una permanente encrucijada moral: ‘O digo lo que creo o que perezca el mundo’”. El director agrega que la adquisición “corresponde al necesario resguardo de la base espiritual, material y simbólica de la pasión intelectual argentina”.

Los investigadores podrán hallar piedras preciosas como las 560 hojas de El dogma de obediencia, los poemas Despedida, En la maleza, Noche de nieve, La muerte de las velas, Fragmento pertinente, Guerra, Nocturno, Variante, Alma y montaña, Paseo sentimental, Canción del rayo de luna; 38 páginas manuscritas del capítulo III del libro El payador; varios discursos, el original de 36 hojas del artículo Significado de Goethe, fechado el 18 de octubre de 1930; 53 hojas de Las vísperas trágicas, 23 hojas de El perfecto amor y la primera edición del ensayo Historia de Sarmiento, con anotaciones de Lugones (ejemplar de Juana González de Lugones). También hay más de 102 hojas de manuscritos sin clasificar y correspondencia: dos cartas de Julio A. Roca, tres de Enrique Banchs, dos de Gregorio de Laferrère, cuatro de Alfonso Reyes, tres de Leonardo Castellani, entre otras.

La socióloga María Pía López plantea que los manuscritos son fundamentales para nuevas investigaciones porque “permiten considerar las escrituras originales, las correcciones, las tachaduras y seguir el proceso de trabajo del escritor”. Autora de Lugones: entre la aventura y la cruzada (2004), cuya hipótesis de partida es que “al fracasar en su intento de emular a Sarmiento, Lugones cerró trágicamente el modelo de intelectual decimonónico”, López subraya la importancia de materiales como el libro inconcluso El dogma de obediencia, “que interroga la cuestión de las relaciones esclavistas y la constitución de instituciones, como el ejército y la Iglesia, sustentadas sobre la obediencia”. La correspondencia recibida por Lugones, de escritores y políticos, permite completar un mapa de intercambios que aportan datos novedosos. “La obra de Lugones ha sido largamente analizada por la crítica y su biografía fue objeto de distintas reconstrucciones, lo que indica un persistente interés de los investigadores”, dice la socióloga. Los materiales aportarán a la continuidad de esas investigaciones y a su renovación.

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