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Viernes, 10 de octubre de 2008
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THE SHOW MUST GO ON, DE JERÔME BEL, EN EL C.C. DE LA COOPERACION

Un artista que desafía las convenciones

Considerado un intelectual de la creación coreográfica, el francés Jérôme Bel presentará The show must go on, obra de 2001 para dieciocho performers y un DJ, los días 21 y 22, a las 21, en la Sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543. Participan de este montaje (musicalizado con hits de la década del ’80) docentes y artistas del Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA), el grupo de investigación Brea Danza, del Centro Cultural de la Cooperación y el Centro Cultural Ricardo Rojas. La bailarina, coreógrafa y docente Susana Tambutti –que se ha ocupado de presentar a Bel en seminarios anteriores– califica al coreógrafo invitado de figura de culto y artista que desafía las convenciones con producciones que “signaron la década de 1990 por su originalidad y riesgo”. Lo equipara a los renovadores europeos Jonathan Burrows, La Ribot, Boris Charmatz, Xavier Le Roy, Marten Spanberg, Vera Mantero, Thomas Lehmen, Meg Stuart y Juan Domínguez. “Su trabajo –dice–- se ubica en ese punto en el cual sólo el lenguaje actúa; es allí donde se configura su peculiar forma de entender el término performance.” En su opinión, “ofrece el hecho escénico, en el que se destruye todo origen, como lugar neutro desde el cual se retoma una línea iniciada por las corrientes distintivas de la danza de la década del ‘60, claramente expuesto por Ivonne Rainer en el famoso Manifiesto del No al espectáculo, No al virtuosismo, No a las transformaciones o la magia o al hacer creer...”

Entusiasta de Bel, entiende que en su teatro “el signo no quiere pasar por la presencia, no quiere hacer creer que es la cosa misma. Su forma de interpelar al espectador es como un juego de naipes donde el mazo está constituido sólo por jokers, permanentemente abriendo el juego y dejando que el espectador los sitúe. Dramatúrgica, compositiva y coreográficamente, las respuestas de Bel están sostenidas por una drástica destilación de la coreografía hasta sus elementos más básicos, exponiéndolos, exagerándolos, subvirtiéndolos, destruyéndolos y complicándolos.”

La estadía del coreógrafo promete ser fructífera. Artistas y docentes podrán evaluar nuevamente una apuesta, en principio provocadora, y necesaria al momento de incentivar la aprobación o el disenso, que existe y se produjo, últimamente, frente a un trabajo conjunto de Bel y Pichet Klunchun, bailarín de danza tradicional tailandesa. Sucedió con Pk and Myself, obra desarrollada a la manera de un taller, en un festival de nuevas tendencias realizado en Corea. Algunos irritados espectadores coreanos expresaron su contrariedad ante una exposición de Bel sobre la danza Khon, de Tailandia (queja reproducida en un artículo de Danza Hoy).

Formado en el Centre National de Danse Contemporaine en Angers, Bel se desempeñó como coreógrafo en importantes compañías europeas, y curador de prestigiosos festivales, como el Klapstuk Festival, de Leuven, Bélgica. Esto fue en la edición 2003, y junto a Alain Platel, coreógrafo de quien se vio en 2001, en Buenos Aires, Iets op Bach (Algo sobre Bach). Fue acreedor de numerosas distinciones, entre otras el Bessie Award, en 2005, por las funciones de The show must go on, en Nueva York. En 2007 fue convocado por los curadores Stéphanie Moisdon y Hans Ulrich Obrist para la Biennale d’ Art Contemporain, en la francesa Lyon, ciudad en la que este show, que se supone debe continuar, forma parte del repertorio del Ballet de la Opera. Presentado en el marco de los Seminarios Internacionales, organizados por los departamentos Artes del Movimiento y Artes Dramáticas del IUNA, este montaje permitirá reflexionar una vez más sobre los modos de representación y los caminos abiertos hoy a la danza contemporánea.

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