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Jueves, 27 de noviembre de 2008
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Daniel Raichjik y Analía Alvarez hablan de su documental Nos Otros

“La discriminación es no ver al otro”

El realizador y la guionista rastrearon los primeros casos de discriminación y los vinculan con la realidad actual: “Se repite a lo largo de la historia hasta hoy, con la última imagen del cuerpo asesinado de Maximiliano Kosteki”.

Por Ana Bianco
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Según Raichjik y Alvarez, “el 56 por ciento de nuestra población tiene componentes indígenas”.

Los prejuicios discriminatorios, arraigados en lo cotidiano por una parte de la sociedad, son el tema central del documental Nos Otros, que se estrena hoy en la sala Tita Merello, dependiente del Incaa. El film dirigido por Daniel Raichjik, con guión de Analía Alvarez, se refiere además al poder de las elites, ejercido históricamente. La película se remonta a la generación del ’80 (1880-1916), cuando la oligarquía porteña desconfiaba de cierta inmigración europea, y la contrapone con la xenofobia actual a los inmigrantes latinoamericanos.

El director Daniel Raichjik es camarógrafo de Canal 13 y la guionista Analía Alvarez es periodista, docente de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de La Matanza y ex productora de Telenoche Investiga, y a través del film, afrontan la responsabilidad de los medios televisivos a la hora de transmitir mensajes discriminatorios. En una charla con Página/12, ambos comparten opiniones sobre la película que les demandó tres años de realización.

–Beatriz Brizuela y Doria, descendiente del general español Pedro Nicolás Brizuela, reivindica la misión divina de la clase privilegiada a la que pertenece

Analía Alvarez: –Es una concepción manifiesta por la elite de turno y justifica el uso del poder sobre otros por mandato divino y se repite a lo largo de la historia hasta hoy, como con la última imagen del cuerpo asesinado de Maximiliano Kosteki. El concepto es el mismo, el policía lo acomoda en cruz y compone un Cristo sin darse cuenta. Ese componente religioso sigue estando presente hasta hoy.

–Ustedes rescatan el primer antecedente racista ocurrido el 1º de enero de 1872, en Tandil, que no había sido divulgado hasta ahora.

Daniel Raichjik: –En Tandil, los colonos inmigrantes propiciaron la reconversión de la producción vacuna por la ovina, el parcelamiento de las tierras y el alambrado. Los gauchos no entraban en ese nuevo esquema productivo y reaccionaron en forma xenófoba y violenta, fogoneados por un personaje místico, Gerónimo de Solané, conocido como el Tata Dios, quien tomó ese malestar y lo potenció. A caballo salieron cincuenta gauchos a degollar extranjeros, hasta bebés y abuelas, pero con los criollos no se metían. Es más, a uno que estaba preso lo liberaron. Gauchos al malón que, según los registros de la época, no habían tenido antecedentes violentos hasta esa noche de locura, con un saldo de 47 muertos. Es el primer antecedente racista de la época de fundación de la Argentina

A. A.: –Históricamente primero fueron los criollos contra los inmigrantes italianos y españoles, después contra el gaucho, contra el negro, contra el cabecita negra del interior, hasta llegar a hoy contra los inmigrantes de países limítrofes. El racismo se está extendiendo hasta en los propios estudiantes de las universidades de Buenos Aires, que critican a los estudiantes latinoamericanos que gozan de la gratuidad del sistema educativo argentino.

–Melitona Enrique, con 106 años, recuerda la masacre de los aborígenes por reclamo de salarios en Napalpí, en 1924, en el Chaco.

D. R.: –Uno de los ejes trazados era la situación de los pueblos originarios, que ni siquiera están discriminados: les está negada la existencia, fueron invisibilizados, están fuera del espejo

A. A.: –La historia oficial ha mostrado las huelgas y muertes en la Patagonia en 1920 y esta masacre ocurre cuatro años después, con la participación de algunos criollos, imbuidos por ideas socialistas y anarquistas traídas por los inmigrantes. Los que reclamaban en su mayoría eran aborígenes, tobas y mocovíes que hasta ese momento trabajaban por un plato de comida y al tomar contacto con inmigrantes que reivindicaban salario y derechos, pretendieron ser escuchados. La reacción fue muy violenta, los reprimieron, les cortaron las orejas y las cabezas y las pusieron como escarmiento en las orillas de los senderos, donde pasaban los tobas. El saldo fue de 800 muertos. Otra masacre de aborígenes pilagás fue en Rincón Bomba, en Formosa en 1947, pero no contábamos con apoyo alguno y buscar a los sobrevivientes no entraba en nuestro presupuesto. –¿Por qué creen que persiste la idea de que los argentinos descendemos de los barcos?

D. R.: –Es el concepto de la Argentina europeizada, que corresponde a la Generación del ’80 y continúa en el siglo siguiente con un país vinculado con el modelo agroexportador y la venta de materias primas. El 56 por ciento de nuestra población tiene componentes indígenas. A comienzos del siglo XX la Argentina recibió un aluvión de inmigración europea. Mis abuelos vinieron de Polonia y de Letonia. Existe una inmigración aceptada, compartida, y una negada y rechazada. La inmigración de los aymaras, conocidos como collas, es anterior a la llegada de los españoles. Eran los verdaderos dueños de esas tierras, los originarios. Un concepto falso de orgullo europeo presenta sólo a la Argentina como la París de Latinoamérica, y se olvida de las villas de emergencia enormes y de los barrios de las décadas del ’40 y del ’50. El Gran Buenos Aires es muy parecido a cualquier barrio latinoamericano, pero nosotros no lo vemos así y es una forma de discriminación. La no discriminación es ver.

A. A.: –Zaffaroni sostiene que ante la discriminación, los discriminados nunca responden con un frente único, homogéneo, sino parcializado y dividido. El boliviano que padece la discriminación, a su vez, discrimina a coreanos y judíos. Los mismos bolivianos van al Altiplano y traen por monedas a sus compatriotas para ser utilizados como mano de obra semiesclava. Y en el tema de la seguridad aparece enmascarada la discriminación. Bajo la excusa de la inseguridad se discrimina al pobre, al negro, al drogadicto, al joven. En el barrio de Parque Patricios no quieren a los de la Villa del Cartón y los pobladores de las villas discriminan a los inmigrantes limítrofes. Es todos contra todos.

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